𝙘𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 | 𝓓.𝓜

capítulo 23.- azkaban

feyre.

La vuelta a Hogwarts fue hace una semana, y Draco no me había hablado desde entonces.

Si bien es verdad que no habíamos estipulado nada en concreto acerca de nuestra creciente relación, tampoco habíamos dejado ver la posibilidad de mantener un contacto cero. La última vez hablamos sobre que iba a ser de nosotros, que esperábamos el uno del otro y sobre cómo íbamos a proceder en adelante en lo que a nosotros respecta. Desde luego que ninguna de las opciones habían sido dejar de hablarnos.

Para colmo, los profesores habían venido con muchas ganas de las vacaciones, pues nos habían puesto más trabajos que nunca y sobre todo, eran de una extensión inimaginable. Aunque mi cabeza no estaba ahí.

Pansy estaba sentada a mi lado, moviendo la cuchara dentro del plato de sopa mientras ojeaba un libro distraída. Le dí un codazo para conseguir su atención.

-¡Auch!- se quejó.- ¿Qué tienes?

-¿Por qué nadie me habla?- me enfadé.- Ni siquiera tú pareces con ganas de hablar conmigo.- musité. Ella rodó los ojos.

-Vamos, Fey.- se molestó.- Llevamos los últimos 7 años sin parar de hablar, dame un respiro.- No sé que pasó en ese momento. No se si fueron la dureza de sus palabras o simplemente la soledad que sentía en los últimos días, pero eso me dolió.

-Vaya.- musité.- No sabía que necesitaras un respiro de mí.- noté su rápida mirada en mi.- No te preocupes, no te molestaré más.-me puse en pie y me encaminé hacia la puerta principal.

-¡Cycy!- le oí exclamar a mis espaldas.- ¡Joder, espera!- hice caso omiso, no quería hablar con ella. No quería hablar con nadie. Una fuerte figura se chocó contra mí.

-Cyra.- habló el rubio mirándome con preocupación.

-¿Estás llorando, Fey?- preguntó Blaise acercándose a mí a la vez que Theo posaba una mano sobre mi cara. Le aparté de un golpe.

-Quiero que os vayáis a la mierda.- espeté.- Todos. Me habéis estado ignorando durante días ¿Ahora os preocupo?- me quejé con una sonrisa irónica.- Dejadme en paz.- les hice a un lado notando como un fuerte agarre se depositaba en mi muñeca.

-¿Cuántas veces debo decirte que no te dirijas a mi en esos términos?- susurró Draco cerca de mí.- Vamos a hablar.- tiró de mí para salir fuera del comedor y encerrarnos en una sala cercana a este.

-¿Qué?- pregunté. No había visto a Draco desde hace días, pero nunca le había visto tan pálido y cansado como en ese momento. Sentí la necesidad de acercarme lentamente a él mientras se recostaba sobre una mesa.- ¿Estás bien? No tienes buena cara.

-No.- noté como sus ojos se cristalizaban mientras me miraba.- No estoy bien, Cyra.- me miró.- Estoy devastado y destruido.

-¿Qué pasa, Draco?- acuné su cara entre mis manos.- Estoy aquí, mírame.- sus grandes ojos se posaron en mí.- No mi pienso ir, pero necesito que me cuentes que está pasando, qué es tan importante como para que todos me hayáis excluido de esta manera.

-No te hemos excluido, amor.- se apresuró en decir.- Es que... No queríamos preocuparte.- habló en un susurro.- Blaise, Theodore, incluso Pansy, todos ellos lo están pasando mal.- esbocé una mueca mostrando confusión y recordando como Pansy me había hablado hace un momento, sabía que ella no me hablaría así estando serena.

-Debes contármelo, Draco.- me acerqué a él.- Por tí, por mí y por nosotros. Debes hacerlo.

-Ha habido fuga en Azkaban.- soltó con brusquedad.- Nuestros padres se han escapado.

-¿Qué?- me sostuve para no perder el equilibrio.- ¿Eso quiere decir que-

-Por supuesto que no.- me interrumpió.- Él jamás volverá, ya lo he aclarado con Potter.- me tranquilizó.- Pero hay que encontrar a esos desgraciados, antes de que algo malo ocurra.- noté poco a poco como su voz se quebraba.