feyre.
No sabía cuanto tiempo llevaba en aquella habitación, no sabía siquiera si habían pasado sólo un par de días o una semana, había perdido completamente la noción del tiempo desde aquel encuentro con Lucius. Demostré toda la valentía que tenía, pero sinceramente ahora tenía miedo, muchísimo. No sabía si Draco había conseguido descifrar lo que tenía que hacer en cuanto a la legeremancia, pero necesitaba confiar en ello y en que estarían haciendo todo lo posible por encontrarme.
Sentía como la oscuridad comenzaba a asfixiarme y mi cuerpo se entumecía sin tener siquiera fuerza para mantenerme en pie. Lo peor de todo era que sabía a la perfección que me estaban vigilando por todos los rincones, aunque nunca conseguía verles, sólo escuchaba sus susurros entre las sombras, nunca entendía lo que decían, pero suponía que no eran cosas buenas.
Un estruendo interrumpió mis pensamientos. La luz de la antorcha iluminó la figura de Lucius Malfoy, su presencia era tan fría como la habitación y su cabello rubio brillaba como un faro en la penumbra y sus ojos me miraban con un desprecio atroz, con superioridad y amenaza.
-Pequeña Feyre Dawn.- me llamó con voz suave, aunque llena de veneno.- Es hora de que cumplas con tu deber. Estamos hartos de esperar.
-Pues entonces va a ser un día muy complicado para todos vosotros.- intenté ocultar el miedo que sentía en mi pecho.- Jamás os ayudaré a hundir a mis amigos en la mierda.
-No te lo estoy pidiendo, te estoy diciendo lo que vas a hacer.- dijo con una calma perturbadora.
Antes de poder siquiera reaccionar, levantó su varita en mi dirección y susurró "imperio"
De inmediato, sentí una cálida fuerza envolviendo mi mente, tratando de arrastrarme a una calma engañosa. Hice todo lo posible por resistirme, intenté luchar, pero mis pensamientos se volvieron pesados y confusos, como si estuviera nadando en un mar espeso. Mi voluntad, que siempre había sido mía, ahora estaba siendo empujada a un rincón oscuro.
Me había perdido, había perdido totalmente el control sobre mí.
-Ahora.- continuó Lucius, acercándose y levantando mi barbilla con sus dedos fríos.- Vas a convencer a los demás de que vuelvan con nosotros, de que vuelvan a ser mortífagos. Les dirás que es lo correcto y la única manera de sobrevivir.
-Convenceré a los demás.- escuché decir a mi propia voz, aunque por dentro, estaba intentando encontrar la manera de liberarme de su control y de destruir a quienes intentaban doblegarme.
Su expresión de triunfo me llenó de un miedo incalculable. Con un movimiento brusco, me obligó a ponerme de pie, la presión del Imperio pesaba fuertemente en mi mente, entorpeciendo cada intento de pensamiento que invocaba. No podía resistirme, mis piernas se movieron por sí solas mientras me llevaba fuera de la celda.
Me estaba llevando a humillarme delante de todos los demás mortífagos. Sus rostros estaban ocultos bajo máscaras, pero podía sentir sus miradas, escrutando, evaluando.
-¡Mirad!- dijo Lucius con una voz potente mientras me empujaba al centro de la sala.- Feyre, aquella chica que alguna vez nos desafiaba, ahora aguarda bajo mi control.
Me sentí tremendamente humillada, pero incapaz de hacer algo para salir de allí. La maldición me tenía atrapada, sometida en contra de mi voluntad. Mi cuerpo ya no me pertenecía, se inclinó ante ellos, mostrando una obediencia que no era real.
-Convéncelos.- ordenó Lucius. Aunque luché con todas mis fuerzas, mis labios comenzaron a moverse.
-Uníos a los mortífagos.- dije. Cada palabra se sentía como un cuchillo en mi corazón.- Es la única manera de sobrevivir.
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𝙘𝙤𝙢𝙛𝙤𝙧𝙩 | 𝓓.𝓜
FanfictionLa guerra ha acabado, Voldemort ha sido derrotado. La generación del Elegido debe de volver a Hogwarts este año y acabar lo que la guerra les impidió, graduarse y vivir su vida, es un plan sencillo. Para todos, menos para Draco Malfoy.