CHAPTER 02; Father

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—Entonces, ¿están listos para hoy? — preguntó Silena con una sonrisa traviesa

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—Entonces, ¿están listos para hoy? — preguntó Silena con una sonrisa traviesa.

—¿Cómo no? El día en que intentamos matarnos entre todos siempre me emociona —respondí con fingida alegría.

En el campamento había un día en donde todas las cabañas peleaban entre sí, y la cabaña ganadora terminaba con el doble de postre luego del almuerzo. Era como atrapa la bandera, solo que un poco más difícil y con un premio tonto.

—Estoy seguro de que la cabaña 11 ganará —habló Luke cruzándose de brazos.

—Puff, tonterías —se burló Clarisse llevando algunas uvas a su boca.

Negué ante la disputa de ambos semidioses.

—¿Cuál es la razón de esta absurda competencia? — pregunté alzando los hombros.

—Diversión, y bastante, pero bastante chocolate —respondió Silena remarcando la última palabra.

—Claro, a todos nos emociona el chocolate, tanto que intentamos matarnos entre nosotros.

—Nadie muere en este juego. Asesinar esta prohibido —habló nuevamente la hija de afrodita negando.

—Es casi lo mismo —respondí mirándola fijo.

Silena Beauregard era capitana de la cabaña número 10, hija de afrodita, la diosa de la belleza y el amor. Ella era bastante parecida a lo que se decía de su madre, y siendo honestos, Silena nunca me cayó bien. No éramos enemigas, pero tenía un mal presentimiento sobre ella, algo me advertía que no podía confiar en su palabra.

—Como sea. —respondió.

El cuerno de guerra se escucho resonar por todo el campamento. Ya era hora. Clarisse metió apresurada todas las uvas posibles en su boca y se levantó al instante tomando la mano de Silena, quién se levantó con gusto.

—Los veo luego. —habló la hija de ares aún con la boca llena de fruta. Silena se despidió de nosotros con una sonrisa y ambas se fueron del lugar.

Miraba como los semidioses corrían rápidamente hacia sus cabañas, mientras que otros iban directo a por las armas, y en un abrir y cerrar de ojos, el comedor quedó vacío. Tire mi cabeza hacía atrás y suspire sabiendo que tenía que ir a prepararme también. Me levante de mi asiento y empecé a caminar hacía el area de entrenamiento, en donde se encontraban mi arco y carcaj.

—¡Oye! —escuche gritar a Luke. Volteé a mirar sobre mi hombro viendo como corría para seguir mi paso.

—¿Eres consciente de que somos de la misma cabaña, no? —preguntó algo burlón.

—Sí, creo que ya me di cuenta. — respondí.

De un momento a otro Luke se había adelantado bastante a mí, llegó rápidamente hacia las armas agarrando su espada y poniéndose luego su armadura.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐋𝐄𝐒𝐒, Luke Castellan | EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora