¡¿Un Bebé?!

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- alfa...Tae...Tete! Alfa, despierta! - había escuchado su voz entre sueños y por un momento creyó que solo era parte de su sueño pero el último grito junto con un sacudón a su cuerpo, le obligó a abrir sus ojos, primero uno tratando de ubicarse en espacio y tiempo, gruñendo por lo bajo al ver que eran la cinco de la mañana, pestañeo un par de veces hasta poder despertarse bien antes de voltear a ver al omega.

El mismo que le veía con el ceño fruncido y un puchero en los labios, acompañado de unas mejillas más regordetas que antes, algo que lo hacía ver tan adorable que provocaba que no pulsera decirle que no a todo lo que le pidiera, como ahora que escuchaba confundido mientras le contaba un nuevo antojo.

- quieres helado de chocolate con sal, limón y picante? Eso si quiera sabe bien? - cuestionó con el ceño fruncido, sentándose correctamente en la cama para poder ver a su omega, quien apenado jugaba con sus deditos sobre su barriga.

- no lo se, solo se me antojo eso, no me mires así! Es tu culpa por embarazarme - protestó molesto, cruzándose de brazos con un puchero en los labios y Taehyung sonrió debido a que se veía tan tierno viéndose enojado con esa barriga que seguía creciendo cada mes, se acercó a besarle la mejilla rápidamente obteniendo una mirada de reojo del contrario.

- si hablamos de culpa, es de ambos, cuando dije que te haría un bebé me miraste con esos ojitos que no me pude negar - dijo orgulloso, no olvidando la mirada ilusionada de su omega y el aroma que su lobito soltó, muy emocionado por su propuesta.

- tonto alfa - protestó sin poder negarlo, sacándole la lengua tal cual infante y sin perder su postura molesta, solo viéndolo al notar que el alfa se levantaba sentándose en el borde de la cama.

- veré que hay - dijo para ponerse sus pantuflas e irse de la habitación, buscaría que había en la cocina antes de siquiera pensar a salir a comprar a esas altas horas de la noche.

Su andar fue desganado, sacudiendo sus cabellos mientras llegaba a la cocina y buscaba en los sitios donde sabia se encontraba cada cosa, hizó una mueca cuando el picante ya no había más y mucho menos helado, teniendo que volver a la habitación en busca de una zapatillas mientras le informaba al omega que debía salir a comprar, que esperará hasta que volviera. Y así lo hizo, recorriendo las calles en la madrugada en busca de alguna tienda de veinticuatro horas, que sería la única abierta a esas horas, le era más fácil desde que su padre le regaló una camioneta casi último modelo diciéndole que era un obsequio de su parte ahora que iba a ser padre ya que no podía hacer caminar a su omega y mucho menos con el bebé encaminó.

Así que cuando por fin encontró una tienda a treinta minutos en auto, bajo de su vehículo elegante con su pijama a cuadros y una camiseta desgastada blanca, con los cabellos alborotados junto a una expresión de sueño, se adentró a la tienda yendo directo a por el helado, seleccionando el de chocolate, luego caminando con la misma desgana en busca de picante y esta vez compro el más grande que había, su omega ahora le ponía picante a todas sus comidas, de la misma forma camino hasta el puesto, no es que consentir a su omega lo tuviera tan disgustado, solo que las interrupciones a su sueño no lo ponían muy de buenas pero aún así haría todo por él.

Cuando dejó ambas cosas sobre el mostrador, la omega del otro lado se apresuró a hacer rozar sus manos y instantáneamente lanzo un gruñido a la vez que se apartaba del tacto, importándole poco cuando se asustó por su gruñido, su lobo molesto por la descarada omega que había dejado salir un dulce aroma desde el momento en que entró, no entendía como podía insinuarse cuando literalmente olía a su omega junto al aroma de leche que dejaba sobre él, no sólo dejando en evidencia que tenía un omega sino que este mismo estaba en cinta.

- tenga su compra, vuelva...pronto - la omega habló apenada, haciendo una reverencia al estar intimidada por la mirada filosa del alfa junto a su aroma que se volvió más agrio demostrando su molestia.