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Los sonidos del personal y cualquier otro que sea ajeno a él, se escuchaba tan lejano, él alfa ensimismado pegado al ventanal que le permitía observar la sala común donde los cachorros recién nacidos pasaban la gran parte del día, su mirada cansada con ojos rojizos por el llanto previó, sorbiendo su nariz de vez en cuando pero sonreía al ver a su cachorro envuelto en cobijas, aún no pudo verlo, lo tuvieron en observación por si la falta de oxígeno pudo haber provocado algún problema, sin embargo gracias a dios estaba completamente sano, mide cincuenta centímetros y pesa alrededor de casi unos 3 kilos, era un varón, cuando lo supo no pudo evitar sentirse emocionado, su niño.

Una beta salió de sala, logró verla de reojo y algo avergonzado de estar llorando se limpió los ojos rápidamente con el dorso de su mano, ella le sonrió con amabilidad aproximándose con cautela dándole una corta reverencia en respeto.

- esta aquí como padre? - cuestionó queriendo saber la razón del porqué se encontraba en aquella zona donde solo se le permitía el ingreso a los padres, al verle asentir no dudó en preguntarle su nombre para buscarlo en la lista - Señor Kim...aquí está, es el padre de Jeon Gyeong? - preguntó para confirmar, sabiendo que el segundo apellido del cachorro era Kim y aún así tenía los nombres de ambos padres en su etiqueta.

- si, lleva el apellido de mi omega - dijo por si había alguna duda del porqué la diferencia del apellido y es que quizás Jungkook se molestaría si le escuchará porqué más de una vez le dijo que deseaba el que su cachorro llevara su apellido, portaba el Kim como segundo pero colocó el Jeon primero, sonrió nostálgico.

- le gustaría pasar a ver a su cachorro, señor Kim? - cuestionó sonriéndole amablemente, extendiendo su mano hacia la entrada de la sala para indicarle por donde ir.

El alfa miro por última vez a través de la ventana para asentir con su cabeza, deseaba conocerlo por fin, podía identificarlo incluso entre tantos, la beta abrió la puerta y le indicó por donde ir para ingresar a la sala apartada, ya que no podía solo pasar a la sala común ya que podría confundir a los demás cachorros con su aroma, dejándolo ahí para ir en busca del cachorro en la sala continua. Regresando pocos minutos después trayendo en lo que parecía una pequeña caja de cristal que tenía unas mantitas y su bebé inmóvil dentro, lo dejó frente suyo haciendo una corta reverencia para luego dejarlos solos.

A Taehyung se le llenaron los ojos de lágrimas, sintiendo a su lobo emocionado desde lo sucedido, sonrió al acercarse y poder verlo por primera vez, era tan pequeño, posó su mano sobre su pecho notando lo grande que está se veía a comparación con su pequeño cuerpo, llevando su dedo índice a la regordeta mejilla para acariciarle y sentir lo suavecita de su piel rosácea.

- hola...mi cachorro, soy tu papi Tae - le hablo bajito, reaccionando moviéndose de forma sutil, quizás reconociéndole y sonrió enternecido aunque su lobo sollozo por no tener a su omega ahí, ambos deberían estar - tu otro papi...luego lo veras, mientras tanto yo prometí cuidarte y eso voy a hacer - le dijo intentando sonreírle por más que su cachorro no tuviera los ojos abiertos y aunque los tuviera seguro no comprendería su expresión, terminó haciendo una mueca que solo reflejaba angustia y su olor se volvió más agrio.

Cosa que provoco que su cachorro volviera a removerse y su rostro se frunció en disgusto hasta que soltó un llanto, el no comprendía pero sentía el aroma de su padre volverse algo que no le gustó, así que demostró su descontento con un potente llanto, haciendo a Taehyung ponerse alerta y se apresuró a cargarlo en brazos, con cuidado pegándolo a su pecho, pensando que su calor podría ayudarle.

- no, no llores mi cachorro, perdón bebé - se disculpó, teniéndolo recostado entre sus brazos y dándole golpecitos en el trasero intentando calmarlo, cosas que vio hacer a su padre cuando cuidaba bebés - tranquilo, todo esta bien...papá esta aquí - continuo hablando con calma, pareciendo que su voz funcionaba bien como calmante para el cachorro pero este seguía llorando esta vez más bajito, intentando despejar su mente para que su aroma no siguiera saliendo y molestarlo, logrando calmarlo poco después luego de seguir meciéndolo.

¡¿Un Bebé?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora