Luna de miel parte 2
En la mañana siguiente las suaves caricias sobre sus cabellos y la delicadeza con la que su rostro era tallado, provoco que una sonrisa bañada en ternura surcara sus labios, abriendo sus ojos entre lentos pestañeos hasta agudizar su visión y encontrándose con la sonrisa más hermosa del mundo incluso si cada mañana seguía siendo el mismo sol brillante que lo recibía, luego besando cada uno de sus rayos absorbiendo el cálido calor para hacer del comienzo de cada uno de sus días, el mejor. Y otra vez el despertar a su lado seguía pareciéndole un deseo cumplido, algo que en algún momento le pareció impensable pero ahora viéndole directamente a los ojos pedía las gracias a cualquier dios o ser que escucho los secretos latidos de su corazón para que hoy pudiera tenerlo a su lado, para que hoy la persona que más amaba y su primer amor, fuera con quien pasaría la eternidad.
Simplemente acuno la mejilla en su mano como si fuera de porcelana, sabiendo bien que su omega de delicado no tenía nada, pero su dulzura llegaba a otros niveles y en diferentes maneras, se acercó besándolo con cariño, sonriendo entre el beso cuando el contrario se aferró a su camiseta de dormir y por puro instinto su cuerpo se pegó al suyo en busca de más contacto, al separarse del cálido beso no pudo alejarse, manteniendo la mirada sobre la ajena que expectante lo miraba tan fijo.
- desde cuando estas despierto? - cuestiono aparatando uno de sus mechones rubios que caían sobre su frente cubriendo aquellos ojos que seguían reflejando estrellas por más que fuera de día, el omega sonrió a labios sellados con la caricia que dejo en su mejilla al bajar.
- siendo sincero...no lo sé, pero no es como si fuera muy importante, no tenemos que seguir un horario en nuestra luna de miel - comento soltando una baja risa nasal un poquito avergonzado ya que, en verdad no sabía, sin embargo, era porque se perdido en el atractivo que su alfa durmiente poseía y se quedó apreciándolo por quien sabe cuánto tiempo - quiero quedarme más tiempo acurrucados, compartir algunos besos y caricias antes de tener que salir - dijo enredando sus brazos al rededor del torso de su alfa, quien igualmente lo atrapo por los hombros para darle un beso sonoro en la mejilla.
- estoy de acuerdo, quedémonos un rato más y vayamos a almorzar directamente, que dices mi omega? - cuestiono, siguiendo su idea de permanecer más tiempo recostados, sonrió a labios sellados y vio al contrario asentir emocionado, sus actividades podían esperar, ahora debía mimar a su omega, a su hermoso esposo.
Lo que comenzó como besos dulces y cariñosos, mezclándose con aterciopeladas palabras en susurros, se convirtieron en manos delineando el contorno de sus cuerpos, caricias sin dobles intenciones pero que se sentían tan profundo en el alma que alborotaban todo de si, enviando corrientes desde los pies a la cabeza y poniendo a sus lobos tan sumergidos en el ajeno que incluso parecían ronronear con la melosidad del momento que omega y alfa compartían. Claro que cuando alguno toco un lugar algo cosquillado dio el inicio de la guerra de cosquillas, ambos provocándose entre sí, picando lugares que solo ellos conocían para que la habitación se llenara de sus carcajadas sueltas, las pataletas que su omega daba intentando cubrirse, las sábanas cayéndose de la cama de forma desordenada y las almohadas apenas resistían la burbuja de amor en la que estaban tan ensimismados, acabando cuando Jungkook logro atrapar sus manos escurridizas para empujarlo y subírsele encima, usando su peso sobre su regazo para mantenerlo quieto, ambos viéndose con la respiración algo agitada, las mejillas enrojecidas y algo adoloridas como sus estómagos por tantas risas, sonriéndose por última vez antes de sellar este juego con un beso.
- la última vez que te tuve así encima de mí, tenías esa barriga tan preciosa - comento con una gran sonrisa que solo le dejaba ver lo sincero que era con sus palabras, siguiendo su mirada que desembocaba en su vientre y el cual era acariciado por los pulgares que lograban tocarlo al sujetarle por las caderas - ahora extraño tanto a nuestro cachorro, ese regordete bebe tiene a sus papis muy pendiente de el - siguió diciendo, abultando su labio inferior en un puchero exagerado que Jungkook no se resistió a besar, quedándose recargado sobre su pecho para verlo de cerca.
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¡¿Un Bebé?!
ФанфикшнJungkook era el omega más bonito que Kim Taehyung alguna vez haya visto y él era el alfa más feliz del mundo cuando aceptó ser su esposo. Pero había un problema y era que los progenitores del dulce omega no permitían su unión, eso lo llevó a tomar...
