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En esta tarde, alrededor de las tres, la pareja se encontraba acurrucada en el sofá, el Omega con la espalda contra el firme pecho de su alfa y este tenía un brazo pasando por sobre sus hombros acariciando los cabellos suaves de su pareja, al mismo tiempo su otra mano descansaba en su muslo dejándole algunas caricias con su pulgar, ambos en un ambiente hogareño, sus aromas cálidos como principio de primavera, cosa que tenía al pequeño cachorro muy sonriente, este se encontraba en su silla de juegos, a veces solo se queda viendo hipnotizado los juguetes que colgaban del pequeño arco sobre él, sin embargo, su atención estaba prendada de sus padres, no despegando la mirada de la dulce creación y esta soltaba sonido que se asemejaban a unas risas, sin tener idea de porque se reía tanto.

- es tan risueño...es un poquito parecido a mí en su edad - comentó el alfa con un deje de tono más grave, Jungkook sonrió asintiendo de acuerdo, pues había visto muchos videos y fotos del alfa en sus primeros años, siempre sonriente en cada imagen, además su suegra misma lo dijo, miró de reojo el reloj en la muñeca de su pareja y un puchero inconscientemente hizo sobre salir su labio inferior.

- ya va a ser hora de llevarlo al pediatra, no podemos solo quedarnos en casa? - cuestionó girando su torso en su lugar para poder tener de frente al alfa, este bajo la mirada a su labio inferior sobresaliente y con las comisuras elevadas en una pequeña sonrisa, lo beso, suave y lento, con un cariño que siempre le profesaba.

- sabes que es necesario ir, recibirá su segunda vacuna y es para su bien...- comentó el alfa sin dejar de acariciar sus cabellos, igualmente haber visto la hora y saber que pronto deberían marchar al consultorio.

- ya lo sé, pero se ve tan feliz ahora, no soportare verlo llorar - sonrió triste tras dirigir la vista al nombrado, Gyeong movía sus pies emocionados al darse cuenta de que sus movimientos fomentaban los de los juguetes y quedaba hipnotizado con los que hacían sonidos.

- si ese doctor lo hace llorar se las verá conmigo - comenzó a decir, captando la atención de su Omega con sus palabras y al ver esa carita afligida sintió a su lobo inquietarse por querer animarlo - lo voy a...morder! - dijo para lanzarse a su cuello, rodeándole la cintura con sus brazos para evitar que escapara de sus garras y las "mordidas" que eran besos castos, provocaron carcajadas en un cosquilludo Jungkook.

- Taehyung! - grito en lo que pareció ser un regaño, aunque su risa, algo contagiosa, llenaba la sala seguida de la burbujeante de su bebé que al sentir la felicidad de sus padres se contagió de igual manera.

Ambos cayeron sobre el sofá, Jungkook siendo aplastado por su alfa por más que no dejaba caer del todo su peso, retorciéndose por las manos traviesas que se escabullían por sus prendas y provocaban cosquillas en su torso, a la vez los besos en su cuello dejándole ese toque dulce a aquella travesura, sintiendo la sonrisa del contrario contra su piel haciéndole sentirse dichoso por su felicidad mutua, sus piernas que intentaban cerrarse en un intento de quitarlo de encima, claramente de forma inútil, terminaron por enredarse en sus caderas al momento en que las cosquillas bajaban su intensidad para volverse caricias suaves que le calmaban el alma.

Taehyung subió sus besos por su mandíbula, pasando de dejar un beso sonoro en su mejilla y terminar juntando sus labios, sus pulgares haciendo círculos en el hueso de su cadera, besándole con pasión y dulzura, delineando su labio inferior con su lengua en un permiso silencioso en el que el omega correspondió entre abriendo sus labios, suspirando cuando sus lenguas hicieron contacto, sus manos se aferraron a la fornida espalda, haciendo un puño en su camiseta ante las sensaciones que aquel beso le estaba haciendo sentir, era como tocar más allá de las nubes.

El beso terminó segundos después, compartiendo unos cortos antes de finalmente alejarse, sonriéndose con cariño y los ojos brillantes que solo destellaban un amor más que puro, Taehyung se mordió el labio inferior sintiendo a su lobo agitar la cola emocionado al ser observado con aquella fascinación, algo cohibido por su Omega se recostó sobre su pecho mientras lo abrazaba por la cintura y su sonrisa solo se ensanchó cuando las caricias subieron de su espalda a sus cabellos, jugando con ellos de una manera tierna que le hacía ronronear.

¡¿Un Bebé?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora