Dos semanas después...
—Oye, estás de vuelta—Drew me abraza cuando bajo de mi camioneta en la universidad—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, debo graduarme—me encojo de hombros y él asiente. Me acerco y dejo un casto beso en sus labios que lo hace parpadear sorprendido—. Gracias por preocuparte.
—No hay de qué—acaricia mi cabello y besa mi frente—. Vamos, te acompaño al salón de clases. ¿Te toca historia?
Asiento.
Mientras estudiamos universidad, además de ver las materias requeridas por las carreras que estudiemos, también vemos materias extras como historia, español y matemáticas. Son materias básicas que debemos ver de forma obligatoria sin importar de qué año seas.
Sin embargo, solo los últimos dos años de universidad ven clases juntos en los salones A y B (nos dividieron en dos grupos para hacerlo más fácil).
El resto las ve en sus propias facultades. Nosotros en la de "estudios básicos" porque... no sé, la verdad, no presté atención pero tenía algo que ver con hacer contactos de otras carreras para el futuro y bla, bla, bla.
Cuando llegamos a la entrada de mi salón, todos los ojos se posan en mi, así que ruedo los ojos y beso la mejilla de Drew, ya que el equipo de fútbol tiene permisos para ausentarse de clases para ir a practicar y hoy es día de práctica.
Las porristas también podemos, pero como estoy en reposo no puedo participar de las prácticas.
Subo los escalones y tomo asiento junto al enorme ventanal de vidrio que da al campo, y me obligo a ignorar todos los ojos que me miran como si fuese un fantasma.
—Hola—Brenda toma asiento a mi lado y le ofrezco una sonrisa, al igual que a Laila, Rachel y Harry que le siguen—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, ya no uso vendas para mis costillas—me encojo de hombros y ellos suspiran
—Nos diste un gran susto ahí—me dice Harry y el resto asiente—. Rachel me hizo levantarme temprano para llevarlas al hospital y que estas mujeres se levanten temprano es un milagro, haz tus conclusiones.
Río.
—Gracias a todos por preocuparse, de verdad—mi celular suena con un mensaje y lo ignoro, porque sé exactamente quien es.
Christopher.
Van dos semanas que no lo veo. Ha estado yendo a casa pero le dije a mi hermana que no le abriera la puerta. Yo no he estado yendo a darle clases y ese hecho parece haberlo cabreado.
Pues dijo que estaba bien. Es su problema si ahora se arrepiente.
Y justo, el mencionado entra al salón mirando directamente a donde estoy yo, lo que llama mucho más la atención.
Guarda su celular mirándome directamente a mi, pero yo simplemente me encojo de hombros y vuelvo mis ojos al campo para ver la práctica del equipo de fútbol americano.
—¿Le pasa algo al capitán?—escucho a las chicas hablar—. Mira directamente hacia acá.
—Mira a Anastasia, tonta—bufa Laila—. Pero parece que... oh, aquí viene.
—Anastasia—su voz frente a mi me obliga a respirar profundo para no rodarle los ojos frente a todos—. Walker.
Levanto las cejas y volteo a verlo, teniendo que levantar la mirada debido a que estoy sentada y él levantado.
—¿Si, señor?
—Te veo en mi oficina en la central luego de clases—no es una petición, es claramente una orden, una que no deja espacio a réplica
—Si, señor.
Christopher aprieta la mandíbula, como si estuviera esperando que yo me quejara, que alegara y le dijera frente a todos que se vaya a la mierda.
Sea como sea, sin importar que sea un imbécil, es mi superior y no voy a desafiar su autoridad frente a la mitad de los estudiantes de último y penúltimo año.
***
—Señor—entro a la oficina de Christopher y él levanta sus ojos de los papeles para fijarlos en mi—. ¿Para qué fue solicitada mi presencia, capitán?
—¿Dejarás de hacer berrinche?—cuestiona y enarco una ceja—. Con esta ridiculez solo pierdes dinero, Anastasia. ¿Se te olvida que yo te pago por las clases?
—¿Se te olvida que yo corro?—me burlo—. No me interesa, y no es un berrinche, Christopher. Simplemente no voy a darle clases a un hombre que me falta el respeto poniendo en duda mi palabra.
—Porque mientes—masculla
—¿Y cómo lo sabes?—me acerco y apoyo mis palmas en el escritorio para inclinarme, dejando que vea mi escote—. ¿Lo ves en mis ojos? ¿En mis manos? ¿Me crees una idiota que no sabe ocultar sus mentiras?—río—. Me gano la vida asesinando, infiltrando y fingiendo. No creas que tú serás el primero en descubrir cuando miento y cuando no.
—Pruébame.
—No—extiendo mi mano y tomo su mandíbula para que me mire a los ojos—. No me interesa ponerte a prueba. Al menos no en eso—me burlo—. Deja quieto lo que está quieto, Christopher.
—¿O qué?—toma mi muñeca y tira de mi, lo que me obliga a ponerme de puntillas para no caer sobre el escritorio—. ¿Vas a acusarme con tu papi el director?
—No, con el tuyo el ministro que puede mandarte de vuelta a rusia por acoso—le ofrezco una sonrisa y se levanta de golpe
—No te estoy acosando.
—¿No? Las cámaras de seguridad en mi entrada demuestran lo contrario—me encojo de hombros—. Tiéntame, Christopher, y verás que tan lejos puedo llegar para callarles la boca a imbéciles abusivos como tú.
—Un imbécil abusivo al que quieres cogerte. ¿Eso donde te deja a ti?
—Me deja siendo una mujer con dos ojos que ven perfectamente bien—me encojo de hombros—. ¿Esa será tu única defensa?—me burlo—. Una mentirosa, una mujer de las tantas que quieren follarte. Pues vaya defensa, ¿seguro que eres un militar de alto nivel?
—Maldita seas tú y tus mierdas—rodea el escritorio y me acorrala contra este, así que simplemente tomo asiento sobre él—. ¿Quieres retarme? ¿Ver hasta dónde puedo llegar para joder a mis enemigos?
—¿Soy tu enemiga?—abro mis piernas y tiro de su cinturón hasta situarlo entre ellas, levantando el rostro para verlo a los ojos—. ¿Soy la enemiga a la que quieres cogerte?—deslizo mis manos por su abdomen—. ¿Eso dónde te deja a ti?
—Me deja siendo un hombre con dos ojos que ven perfectamente bien—lleva su mano a mi cuello, entrecierra los ojos—. ¿Desde cuando te acercas a los hombres? ¿Desde cuando quieres ceder ante mi?
—¿Me vigila, capitán?—tiro de su camiseta para liberarla de sus pantalones, meto mis manos bajo la camiseta y paso mis uñas por su piel, escuchándolo sisear—. ¿Qué tan obsesionado estás con la idea de tenerme?—beso su cuello—. Y no me mientas.
—Estoy obsesionado con callarte la boca—gruñe y río
—Ven a mi casa esta noche—beso su mandíbula—. Estoy harta de este tira y afloja. Y creo que tú también lo estás.
—Ven tú a la mía.
Me burlo.
—Ya lo dijiste. Yo no busco a los hombres—dejo un casto beso en sus labios y me escabullo para salir de la oficina
Se hace lo que se debe.
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Give Me Everything [Christopher Morgan]
FanfictionNo me interesan las relaciones sin compromiso. A él no le gusta comprometerse. Cuando a ambos nos toca trabajar juntos, el deseo comienza a acercarnos y ninguno se molesta en pararnos a pensar. Pero cuando mis sentimientos se hacen presentes, le pi...