Cap 1

7.2K 448 31
                                    

Anastasia Walker
20 años.

Línea temporal: Universitaria.
Londres, Inglaterra.

—Te ves deliciosa esta noche—me halaga Dalila y sonrío, sintiendo sus manos deslizarse por mi cintura mientras sigo apoyada en la baranda del segundo piso del club—. ¿Tienes novio, cariño?

Sus manos apartan mi cabello pintado de negro de mi cuello, dándose el privilegio de besar mi piel, haciéndome soltar un gemido fingido que la hace sonreír.

—No, pero me encamino más hacia cosas de grupo—me burlo, tomando de mi martini antes de dejarlo en la mesa a nuestro lado—. ¿Qué te parecería eso?

—Si puedo tenerte, entonces está bien—ríe, y casi ruedo los ojos por lo desesperada que está

—Entonces escogeré alguno—tomo su mano y me doy la vuelta para verla a los ojos, notando de inmediato la fascinación que enciende los suyos cuando ve directamente a ellos—. ¿Me acompañas?

—Por supuesto—parpadea lentamente, y le ofrezco una sonrisa coqueta antes de tirar de ella hacia las escaleras, mirando sobre mi hombro para ver a sus hermanos vigilándonos

Les guiño un ojo antes de volver a lo mío.

—¿De qué tipo te gustan?—pregunta

—Del tipo rudo, que pueda soportar más de una follada—río, llevándola en dirección a las habitaciones—. Pero antes... me gustaría divertirme un poco—le muestro una pequeña bolsita llena de polvo blanco

Abro una de las puertas y la empujo dentro, presionándola contra la pared antes de unir nuestros labios en un beso del que tomo el control rápidamente, sintiéndola relajarse contra mi cuerpo y tirar de mi como si no tuviera suficiente.

Acaricio su lengua con la mía, la obligo a entregarme cada gramo de control tomando su deseo como debilidad.

»Deliciosa—muerdo su labio inferior—. ¿Por qué no me muestras lo que puedes hacer con esto?—pongo la bolsita en su mano

Ella asiente con la respiración temblorosa, y me aparto para verla caminar lentamente hacia la mesa en el centro de la habitación, dónde vacía el polvo y toma una de las tarjetas del club para comenzar a separarlo.

Me acerco a ella y acaricio su mejilla, viéndola cerrar los ojos cual gatito al que se le da afecto. Luego aparto su cabello y acaricio su clavícula, viendo a través de la tela como sus pezones se endurecen bajo mi tacto.

Acaricio su cabello, viéndola inclinarse e inhalar una línea antes de levantar sus ojos hacia mi pidiendo mi aprobación.

—Buena chica—sonrío, viendo la sangre bajar por su nariz antes de que su cabeza choque con fuerza contra la mesa

Típico. El veneno es rápido, pero es fuerte y muy eficaz.

Los disparos comienzan a resonar fuera de la habitación y me alerto, escondiéndome bajo la mesa, usando el regazo de una muerta Dalila para esconderme de la vista de quien entre.

Gritos, más disparos, más gritos.

«Genial, tercera misión en el año y siempre terminan en disparos. ¿Por qué los italianos tienen que ser tan difíciles?»

La puerta se abre de golpe, y el sonido de pasos pesados me hace mirar a mi alrededor para orientarme en la oscuridad.

Recuerdo que Patrick mencionó un arma detrás del sofá más grande, así que tomo una respiración profunda antes de salir corriendo en dirección al sofá.

Disparos chocan contra el florero en la mesa junto a este, pero salto rápidamente, maldiciendo internamente cuando mi espalda es la que recibe el impacto y me quedo sin aire.

—Buen intento—una voz profunda y masculina resuena sobre mi e intento escapar; pero sus manos toman mis brazos y se sube a horcajadas sobre mi, impidiéndome moverme bajo su peso—. ¿Cómo te llamas?

Lo miro a la cara, notando que lleva puesto el uniforme de la FEMF, sin embargo, podría ser un infiltrado que vino a apoyar a Dalila porque nadie sabía que la traería aquí.

—Stacy—miento parcialmente, y mi piel se eriza cuando noto a través del pasamontañas un par de ojos grises que me miran con una seriedad mortal—. ¿Cómo te llamas tú?

Sus ojos se entrecierran, y estoy segura de que está sonriendo con burla detrás de esa maldita tela negra.

El tipo es enorme, emana peligro aún sin poder verlo por completo gracias al uniforme, lo que inmediatamente activa mi instinto de supervivencia.

«Si lo distraigo, puedo tomar el arma»

Comienzo a tomar respiraciones más marcadas, aceleradas, llamando su atención a mis pechos, sintiendo su cuerpo tensarse sobre mi.

Dios, es peligrosamente... sexy. «¿Puede alguien verse sexy aún en una situación como esta y siendo que no puedo ver su rostro? Sin duda»

Es mucho más grande que yo, pero eso no me impide gemir cuando presiona mis muñecas contra el piso.

Muevo mi rostro un poco hacia la ventana para captar un poco de la luz de noche que entra desde allí, y puedo captar el momento exacto en el que deja de respirar, concentrándose en mis ojos. «Dios bendiga a mis abuelos»

Le dejo ver mi deseo, lamo mis labios simulando un gesto de nerviosismo y me remuevo un poco bajo su cuerpo, presionándome contra el piso de madera en un movimiento que me hace arquear como si mi cuerpo estuviera reaccionando de forma independiente.

Entonces bingo. Se inclina, sus ojos se fijan en los míos y si no fuera por mis ganas de vivir estaría completamente perdida en las ganas que reflejan esos ojos gris tormenta que prometen tantas cosas...

Cuando su rostro está a centímetros del mío, jadeo, y eso es todo lo que se necesita para que sus labios caigan sobre los míos, devorándome con un hambre abrazadora y abrumadora que me hace gemir. «Jamás me habían besado así»

Su lengua acaricia la mía con vehemencia, sus manos sueltan mis muñecas y de inmediato las llevo a su nuca, atrayéndolo hacia mi para ser llenada con el olor de la mezcla de pólvora, sudor y un exquisito perfume.

Gimo, usando uno de mis brazos para rodear su cuello y pegarlo más a mi cuerpo antes de deslizar mi mano libre debajo del sofá, tomando el arma antes de golpearla contra su cabeza, sintiendo de inmediato todo su peso caer contra mi cuerpo.

—Joder, que mala idea—mi voz sale ronca por la falta de respiración

—¿Stacy?—la voz extrañada de Simón llega a mis oídos antes de verlo frente a nosotros. Y sus cejas se levantan al ver al hombre sobre mi, una sonrisa de burla se desliza por sus labios—. Diablos, dime que no es lo que creo.

—¿Por qué?—gruño, intentando empujar al hombre—. Maldita sea, Simón, ayúdame a quitármelo de encima.

Ríe, ayudándome a rodar al hombre hacia un lado.

Silba.

—Acabas de noquear al capitán Morgan, pequeña, estás en problemas.

Me congelo. «Santa mierda»

Holaaa

Nunca tengo suficiente de Chris JAJAJAJA.

La historia aún no se actualizará muy seguido, quizás en una semana o dos. Pero en mi insta (@mariannylvsm) siempre estoy dejando pequeños fragmentos de lo que se viene.

Nos vemos💗

Give Me Everything [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora