Cap 33

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—Ministro, gracias por recibirme—estrecho la mano de Alex Morgan y sus ojos se desvían a mi vestido rojo, es un repaso rápido pero sin duda apreciativo

—Gracias a ti, tu llamada me tomó por sorpresa—admite y señala el sofá—. Toma asiento y dime en qué puedo ayudarte, Anastasia.

—Debo admitir que es un tema delicado y... me gustaría que por ahora la situación quedara entre usted y yo—pido y frunce el ceño

—Adelante.

—Antes me gustaría saber... ¿en qué tan buena estima tiene usted a mi padre?—pregunto—. ¿Diría usted que son... amigos o algo parecido?

Ríe negando, inclinándose a la mesa de cristal frente a nosotros para servirse un vaso de Whisky.

—¿Deseas algo para tomar?—pregunta

—Me vería un poco mal si pido nicotina para relajarme—bromeo y sonríe, tomando un puro y encendiéndolo

—No te verás mal si yo también fumo—me lo entrega y enciende otro mientras yo le doy una calada al mío, agradeciendo que esto me relaje un poco—. Aprecio el trabajo de tu padre, pero él no es de mi estima y yo tampoco de la suya.

—Eso me alegra porque me temo que él tiene muchos aliados y... temía que usted fuera parte de ellos—exhalo

—Comienzo a preocuparme, Anastasia—frunce el ceño mientras toma una calada de su puro

Río secamente.

—Sería el primero en hacerlo, la verdad—suspiro—. Disculpe si no voy al grano, pero he pasado horas pensando cómo se supone que debo explicar que mi padre es un abusivo que golpeaba a mi madre y hace lo mismo con sus hijos—suelto y se tensa

»Mi... ataque en realidad fue mi padre saliéndose de control y golpeándome hasta casi matarme—admito—. Esto ha estado pasando desde que tengo memoria y... íbamos a esperar a que mi hermana menor cumpliera dieciocho para irnos, pero recientemente supe que la única hija de ese hombre soy yo.

Levanta las cejas.

—Irónicamente eres la que menos se parece a él—respira profundo—. ¿Quieres... proceder legalmente contra tu padre?

—Mi padre tiene un buen grupo de abogados y probablemente intentará comprar al juez—doy una calada y exhalo—. Pero si, quiero proceder legalmente ahora que sé que en realidad él solo tiene poder sobre mi y no sobre mi hermana menor. Sin embargo, lo conozco lo suficiente como para saber que va a intentar impedir a toda costa que esto se difunda, y amenazará las vidas de mis hermanos.

—Bien, la FEMF va a otorgarles seguridad—dice—. Yo voy a tomar esto, así que serán mis abogados quienes trabajen en esto. Vamos a mantenerlo entre nosotros hasta que tengamos un caso sólido, porque vamos a necesitar pruebas de todo. Tristemente para un juez sus declaraciones no serán suficientes.

—No hay pruebas, los videos de las cámaras son borrados después de cada golpiza—suspiro—. Ninguno de nosotros tomó alguna fotografía por miedo así que... no hay de esas. Es nuestra palabra contra la suya.

—Será complicado, pero no imposible—me ofrece una sonrisa—. Lamento mucho todo lo que ustedes pasaron y... que sea apenas ahora que tengas la confianza conmigo para decirlo.

—Mi padre tiene gente en todos lados, cada plan de desenmascararlo terminó con alguno de nosotros casi muerto así que dejamos de intentarlo—me encojo de hombros—. Mi hermano llega mañana por la noche, así que quizás quiera hablar con él sobre... su experiencia, fue más difícil con él porque era hombre y al intentar protegernos recibía tres veces lo que nosotras.

—Si, me gustaría hablar con todos, incluyendo a Isabelle—asiente—. Traeré a los abogados para que puedan escucharlo y decirnos qué camino podemos tomar, pero mi meta es que tu padre esté tras las rejas, Anastasia. No permito esa clase de personas en mi rama.

—Me... alivia un poco contar con su apoyo, de verdad lo agradezco—suspiro, sin embargo la sensación de inquietud no desaparece

La puerta de la oficina se abre y no puedo evitar rodar los ojos cuando veo a Christopher entrar luciendo como si estuviera a punto de romperle la cara a alguien.

—Supongo que eso es todo—dejo el puro y me levanto, ofreciéndole una sonrisa al ministro antes de estrechar su mano—. Muchas gracias, ministro, lo veré pronto.

—Gracias a ti, Anastasia, estaré en contacto.

Asiento, me doy la vuelta e ignoro deliberadamente al imbécil prepotente que me mira como si estuviera ofendido mientras salgo de la oficina.

No necesito hablar con él, su berrinche de anoche arruinó cualquier cosa que quisiera hacer o hablar con él. Es... completamente intolerable que quiera amenazarme para ir a una maldita gala y puedo asegurar que estoy a dos segundos de insultarlo.

Una mano toma mi muñeca y me aparto porque el agarre quema.

—Dame la cara—exige y bufo

Cuanto cinismo.

—No tengo que hacerlo.

—¿Qué mierda hacías fumando un puro con él?—cuestiona

—Él me invitó—me encojo de hombros, siguiendo mi camino como si nada.

—¿Y qué?—bufa—. ¿No sabes rechazarlo?

Me doy la vuelta y lo encaro, dejándole ver toda la rabia y frustración que siento en este momento, eso lo hace tensar.

—¿Por qué me reclamas como si estuvieras celoso, Morgan?—cuestiono—. ¿Por qué hablas conmigo como si anoche no me hubieras amenazado para ir contigo a una maldita gala en lugar de invitarme como una persona normal?—insisto—. ¿Por qué te crees con el maldito derecho de saber sobre mi vida personal? ¡Te diré qué, a mi no me interesa la tuya y deberías hacer lo mismo!

Estoy harta de su mierda, estoy cansada y sé que él no entiende que me está poniendo en la línea de fuego pero ¡joder! ¡Solo necesito un maldito respiro de su presión!

—No entiendo cual es tu maldito afán de alegarme que no me quieres para después dejarme besarte y follarte—me toma del cuello y me acorrala contra la pared haciéndome jadear—. No entiendo tus acciones, Anastasia, porque alegas mucho y tu cuerpo reacciona a mi—su mano acaricia mi cintura y no puedo evitar cerrar los ojos—. Me quieres, pero te niegas.

—Porque estoy cansada—lo miro a los ojos—. Te lo dije, he visto y escuchado lo suficiente para saber que tú vas a joderme en algún punto y estoy harta de que los hombres se crean con ese derecho—aclaro—. No soy tu centro de rehabilitación para llenar cualquier vacío que tengas, y si quieres tenerme debes arreglar tu mierda—lo aparto—. Cuando entiendas lo que es una relación sin empujar a la otra persona a la orilla de un maldito acantilado, avísame.

Los hombres como él se acobardan cuando llega el momento de la verdad, lo he visto antes con mis amigas y dudo que Christopher sea la excepción.

No necesito entregarlo todo para que luego me arroje al vacío dejándome sin nada, no necesito arreglar las mierdas de alguien más cuando ya estoy cargando con las propias.

—¿De qué diablos hablas?

—¡De que estás poniéndome contra la espada y la pared pero tu orgullo es tan grande que solo te importa lo que tú quieres y no las consecuencias de lo que haces, joder!—golpeo su pecho—. ¡Alegas que te gusto y luego haces este tipo de cosas que solo me joden!

Frunce el ceño, yo niego riendo secamente.

»No seré yo quien soporte golpes hasta que te dignes a ser un hombre con los pantalones bien puestos—aclaro—. Todo o nada, Christopher, y con cada acción tuya solo haces que mi odio hacia ti crezca.

Me doy la vuelta y bajo las escaleras de la mansión a toda prisa, sintiendo que mi cabeza da vueltas y mi estómago presiona como si fuera a hacerme vomitar en cualquier momento.

Give Me Everything [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora