Cap 42

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—¡Omar!—lo llamo cuando entro almacén, sintiendo que mi corazón late con tal fuerza que creo que va a salirse de mi pecho en cualquier momento

Maldito idiota, ¿cómo creyó que podía seguir a mi padre y ya está?

Omar ha estado... hirviendo en rabia desde lo que pasó en la mansión. Ha visto el miedo de Isabelle y mi dolor con cada movimiento que estira mis heridas, eso los tenía a él y a mi hermano tensos pero creí que iban a dejar que el juicio lo resolviera.

Cuando me llamó para decirme que estaba en medio de un tiroteo no creí que fuera tan... sangriento.

Hay cuerpos por todos lados. Hombres caídos con los rostros desfigurados por las balas, unos aún agonizando, otros completamente desvanecidos en el piso sin tomar no una sola respiración.

Intenté llamar a Omar de camino aquí, pero no contestó y eso me tiene temblando horrorizada por todas las posibilidades.

—¡Omar!—vuelvo a llamar

—Co...—el esfuerzo de unas palabras llama mi atención y me apresuro a ir detrás de una de las enormes cajas de madera

Un grito horrorizado se me escapa al ver la escena. Entro en pánico y caigo de rodillas junto a mi amigo llevando mis manos a la herida de su cuello, fijándome en lo pálida que está su piel mientras saco mi celular para marcar a emergencias.

Al diablo con ocultarlo, mi padre hizo esto y no hay forma de que deje a Omar morir.

—Oye, estoy aquí, mírame, ¿si?—le pido a Omar, temblando presa del miedo mientras mis dedos tiemblan sobre las teclas—. Hazme un favor y mantente despierto, cariño, por favor.

Me ofrece una pequeña sonrisa mientras asiente, mis ojos se llenan de lágrimas y siento como la coraza que me ha tomado años volver indestructible se agrieta.

—¿Hola?—contestan

—Hola, eh... ¿pueden mandar una ambulancia a los almacenes a las afueras de la ciudad? Hay un hombre herido con una herida en su cuello, sangra mucho—la voz se me rompe y presiono con fuerza la herida, escuchando a mi amigo quejarse—. Lo siento, lo siento.

—Señorita, necesito su nombre...

—¡Solo manden una ambulancia, joder!—cuelgo la llamada y tomo la mano de Omar para llevarla s su herida—. ¿Puedes presionar? Por favor hazlo un segundo.

Él asiente sin pronunciar palabra, solo me mira fijamente mientras yo rasgo mi blusa y llevo la tela a su herida para presionar con fuerza en un intento de evitar que se desangre.

»Estoy aquí—le doy una sonrisa temblorosa, pero el terror que se aferra a mi corazón clava profundamente sus garras—. No vas a morir, ¿me entiendes? No puedes hacerme esto.

Dios. Mi padre le tendió una trampa. Cuando me llamó estaba alegando que creyó que yo estaba aquí y por eso vino.

Fue una trampa. Una en la que mi padre arriesgó a muchos hombres para salirse con la suya, para vengarse y para joderme.

—Y-yo...—traga con fuerza y yo niego

—No hables, conserva tus fuerzas—pido

Mi corazón va a salirse de mi pecho. Late con tanta fuerza que duele y mi cuerpo tiembla por primera vez en muchos años porque me aterroriza lo que estoy viendo.

—Y-yo... t-te amo—dice y asiento dejando que las lágrimas bajen por mis mejillas mientras presiono con más fuerza—. No... llores.

—Si lloro, Omar—sollozo—. Deja de hablar como si fueras a morir, tú vas a quedarte aquí conmigo y... vamos a casarnos, ¿recuerdas? Tú y yo vamos a casarnos, tenías que darme el anillo.

Give Me Everything [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora