Anastasia
—Anastasia—me llaman y volteo para ver a Alex acompañado por un hombre demasiado... parecido a él.
—Señor—suspiro—. Christopher está en la unidad de cuidados intensivos, los médicos hacen lo que pueden para sacar el veneno de su organismo pero... dicen que no aseguran nada—los ojos se me llenan de lágrimas y aparto la mirada
He estado aquí, sola, probablemente unas dos horas. No sé que me tiene peor, que Christopher esté en UCI o haber estado aquí ¡sola! Durante dos horas. ¿Dónde está la familia de Christopher?
—¿Qué pasó?—cuestiona, sus ojos se fijan en los míos y la sorpresa que los llena casi me hace avergonzarme. Casi. —. ¿Dónde mierda estaba su equipo de seguridad?
—Usaron gas por la ventilación del exterior del departamento para dormirlos—niego—. Luego estos hombres derribaron las ventanas y junto a Christopher luché contra ellos pero lo habían herido. Sabía de parte de quien venían y que solo tenían que dar en el blanco con alguna bala para poder matarnos.
Veinte hombres. Veinte hombres nos atacaron y cuando la ambulancia llegó me di cuenta que el equipo de seguridad estaba completamente noqueado.
Descubrimos las bombas de gas en las ventilaciones, todos los hombres están con enfermeras siendo vigilados en este momento pero... mentiría si dijera que no me importa solamente Christopher. Porque es el único del que quiero escuchar noticias y es de quien menos tengo.
—¿Tu padre?—cuestiona y asiento—. ¿Crees que tu padre quiere matarte?
—No, él no va a matarme porque quiere torturarme, Alex—paso mis manos por mi rostro con frustración sintiendo mi cuerpo temblar—. Quiere que vea a todos los que amo morir antes de matarme—mi voz se rompe—. Ya me arrancó a Omar, ahora quiere hacer lo mismo con Christopher.
Mi pecho duele tanto que solo me gustaría echarme a llorar, pero me niego a derrumbarme mientras Christopher está en Cuidados Intensivos.
Él no puede dejarme. No va a dejarme, joder.
—Señor—uno de los escoltas del ministro se acerca—, nos informan que el Director Walker tomó un avión con destino a Canadá cinco minutos después de lo que las cámaras indican fue la hora del ataque.
—¿Canadá?—frunzo el ceño—. En Canadá hay... una mansión, nuestra casa de seguridad—trago—. Está en medio del bosque, las casas a menos de diez kilómetros de la mansión están sin habitar por cuestiones de seguridad. Él... va a esconderse hasta que las cosas se calmen.
—No se van a jodidamente calmar—sisea el ministro—. Intentó asesinar a mi hijo, eso no voy a permitirlo—mira al hombre—. Que lo vigilen, planearemos un operativo pronto—vuelve sus ojos hacia mi—. Ya no habrá juicio, Anastasia, tu padre irá a la cárcel si o si.
No es que no estuviera dispuesta a matarlo después de esto. Ya ni siquiera me importa lo que hagan con él.
Sin embargo...
—Intentará atacar a mis hermanos—mi respiración se agita—, ellos...
—Gauna y un equipo de seguridad está con ellos—me toma del rostro—. Necesito que te centres, Anastasia. Te necesito fuerte, ¿lo entiendes?
—Si, señor—asiento mirando fijamente sus ojos, tan parecidos a los de Christopher que es casi aterrorizante
—Este es mi hermano—presenta al hombre a su lado y extiendo la mano para estrecharla pero él la lleva a sus labios guiñándome un ojo—. Reece Morgan.
Parpadeo.
Todos hemos escuchado de Reece Morgan y sus grandes avances para contribuir con la medicina en la FEMF.
—Un honor conocerlo, coronel—asiento y él ríe
—Llámame Reece, o Daddy Reece—vuelve a guiñarme el ojo—. La que gustes está bien para mi.
—Es de Christopher—masculla Alex y Reece Morgan se encoge de hombros como si la noticia ni siquiera le importara
—¿Y qué? Le enseñé a mi sobrino a compartir—bromea con coquetería—. Si la señorita aquí presente lo quisiera, por supuesto.
Lo repaso.
Es guapo, debe ser cercano a la edad del ministro. Tiene la piel bronceada y una sonrisa radiante sin importar el ambiente lleno de malas noticias, sus ojos grises son idénticos a los de su hermano y... bueno, se ve extremadamente bien.
Pero no es Christopher.
—Estoy satisfecha con su sobrino, pero agradezco la oferta—río—. ¿Usted... está aquí para ayudar con Christopher?
Es bueno un poco de simpatía después de tanto tiempo.
—Si, voy a analizar su sangre y veré que puedo hacer para sacar el veneno de su cuerpo—me ofrece su brazo—. Puedes venir conmigo y así darle una visita. Seguro que a mi sobrino le encantará ver a su despampanante e hipnotizante mujer cuando despierte.
—Gracias. Y me encantaría, solo estaba esperando para informar de la situación—miro al ministro—. Pero si usted quiere entrar...
—No—niega—. Le gustará más verte a ti que a mi. Yo estaré junto a mis hombres investigando a qué pertenecen los hombres que envió para matarlos.
Asiento.
»¿Anastasia?—me llama cuando tomo el brazo del coronel—. Esto se volvió familiar.
¿Me pide que me haga a un lado?
—Oh, yo... mhm...
—¿Eres su novia?—pregunta y asiento de inmediato—. Eso te hace mi nuera y, por consiguiente, parte de la familia. No permito ataques a mi familia, y espero que tengas claro que tu padre será capturado vivo o muerto.
—Ya no es mi padre—digo con firmeza y asiente con una pequeña sonrisa orgullosa en sus labios mientras el coronel sonríe ampliamente—. Gracias por considerarme parte de su familia, Ministro.
—Dime Alex—pide y asiento, siendo jalada suavemente por su hermano para seguirle el paso a la unidad de cuidados intensivos
—Entonces—el coronel suspira—, ¿cómo es que mi sobrino, un hombre que no se relaciona con nadie, terminó consiguiendo a una mujer como tú?
—¿La verdad? Yo me pregunto lo mismo—bromeo y ríe—. No nos gustábamos, él creía que yo era una niña mimada y fue grosero conmigo—me encojo de hombros—. De alguna forma nos acercamos y... aquí estamos. Nunca me di cuenta hasta que lo admití en voz alta.
—Suele pasar—pone su mano sobre la mía y aprieta suavemente—. ¿Lo amas?
Dudo.
Le dije que lo amaba. Se lo dije en medio de mi miedo a perderlo mientras sus ojos se cerraban y la saliva se me volvía amarga ante el hecho de... que nunca lo supiera.
¿Pero cómo es que lo amo? Hace relativamente poco fue que logramos hacerle frente a nuestros sentimientos, hace relativamente poco cedí y... ¡joder, es agobiante!
Sin embargo, lo hago. Lo amo. ¿Cómo? No tengo ni la más mínima jodida idea, pero la forma en la que me aterrorizó perderlo, la forma en la que sentí que no poder besarlo de nuevo me llevaría a la muerte... me hizo darme cuenta que lo amo.
—Lo hago—suspiré—. No me pidas explicaciones, porque no las tengo, pero por alguna razón lo amo. ¿Es eso raro?
—El amor no siempre tiene que tener una explicación—dice con suavidad—. Todo el que crea que si es un idiota que nunca sabrá que cuando hay sentimientos los hay y ya. A veces hay que simplemente disfrutarlo y no pararse a pensar en nada.
—Es muy difícil no pararte a pensar cuando toda mi vida tuve que pensarlo cinco veces antes de hacer o decir cualquier cosa—murmuro, las palabras se deslizan con tal facilidad que casi me asusta.
—Esas eran tus cadenas, sol—el apodo me hizo sonreír—. Sin embargo, ya no hay candado que las ate a ti. Déjalas caer sin miedo, cariño, que la vida no se trata de matar tu cabeza analizando de más. Solo sigue tu instinto.
—Gracias—digo, porque las palabras en serio fueron como algo que necesitaba para que cierta presión desapareciera de mi pecho
—Siempre a la orden—me guiña un ojo.
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Give Me Everything [Christopher Morgan]
FanficNo me interesan las relaciones sin compromiso. A él no le gusta comprometerse. Cuando a ambos nos toca trabajar juntos, el deseo comienza a acercarnos y ninguno se molesta en pararnos a pensar. Pero cuando mis sentimientos se hacen presentes, le pi...