Dos personas, juntadas de manera remota por el universo cada ciertos años, conocidos desde hace tanto tiempo, pero sólo uno de ellos sabe realmente todo sobre el otro, suena tan romántico como perturbador a la vez.
"Porque simplemente no me dejas i...
Nos levantamos algo tarde, eran ya las 11 de la mañana, en cambio Sanzu seguía durmiendo, o eso era lo que yo pensaba.
—Lia, deja de mirarme—dijo, abriendo un ojo, giré rápidamente mi cabeza, mirando hacia la ventana por la cual entraban los rayos de sol.
—Quien te estaba mirando? Ni que fueras el más guapo—respondí, levantándome de la cama.
Camine hacia el baño, con un paso algo apresurado, no os pasa que cuando alguien os mira fijamente, te pones nervioso y te olvidas hasta de caminar bien?
Pues eso es lo que me pasa.
Me lave la cara, haciéndome una trenza suelta, ya que mi pelo no estaba muy bien al no haberme puesto mis productos como de costumbre.
—Bien, vamos a desayunar?—pregunte, saliendo del baño.
Después de unas otras tres horas, donde fuimos a comer, nos cambiamos y ponernos a mirar algunos programas de la televisión junto a mi abuela, al final salimos a dar un paseo.
Mientras paseábamos pudimos ver a lo lejos una pequeña caja, lo único diferente es que la caja maullaba, así que nos acercamos los dos al escuchar el sonido para ver qué era.
Y al agacharnos, pudimos ver dos hermosos gatitos, pequeños, que estaban a solos y hambrientos, estaban mojados por la lluvia de anoche y parecía que nadie los quiso cuidar.
—Sanzu Dios mío que son dos pequeños gatitos, son hermosos—dije agarrando a uno en brazos.
Era negro, y tenía unos hermosos y grandes ojos verdes, que me miraban con miedo y el otro era blanquito, con una gran y larga mancha en su espalda de color gris, sus ojos también eran verdes, pero no se dejaba tocar.
—Creo que no hace falta que lo diga no?—me miro el.
Llegamos a casa felices con los nuevos miembros de la familia, dos pequeños gatitos, que juntos los lavamos y les dimos de comer, dándonos cuenta de que el negro era chico, y la otra es chica.
—Que nombre les vamos a poner?—dijo el chico, miraba de rodillas como los dos gatitos comían de una pequeña lata de comida.
—Al negro le voy a poner Miu.
—Lía..porque le quieres poner ese nombre
—Es gracioso, porque si le digo Miu me dice Miau.—respondí con una sonrisa, y el solo rodó los ojos.
—Pues yo a la otra le voy a poner Bella.
—Bella? Ese es nombre de gato?
-Algún problema? Yo creo que le queda muy bien.
—Vaya idea de nombre—hable, mirando al chico de forma extraña pero poco le importo.
Vi como el chico solamente agarraba la caja en sus brazos—Vayamos al veterinario con ellos primero, no vaya a ser que tengan algo—dijo el, empezando a caminar, fui detrás suya a paso rápido, poniéndome a su lado.
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