Dos personas, juntadas de manera remota por el universo cada ciertos años, conocidos desde hace tanto tiempo, pero sólo uno de ellos sabe realmente todo sobre el otro, suena tan romántico como perturbador a la vez.
"Porque simplemente no me dejas i...
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Sentí como apoyó su mano con fuerza sobre mi hombro, llegando a apretarlo, al girar mi vista, vi como Wakasa lo miraba de mala manera, los dos se miraban uno al otro sin decir nada.
—Que yo sepa, ella no tiene dueño—dijo Wakasa, levantándose, Sanzu lo miraba con odio en sus ojos, en cambio el otro hombre lo miraba con indiferencia.
—Entonces sabes mal, Lía es mia, no voy a dejarla cerca de ningún hombre—respondió el pelirosa, el hombro empezó a dolerme, por lo que puse una de mis manos sobre la suya, cuando vi que no la quitaba, usé mis uñas, arañando su mano para que me soltara.
—Te equivocas, por lo que vi antes, estabas a gusto con aquellas mujeres, o me equivoco?—pregunte, librándome de su agarre y levantarme.
—A ti no te importa lo que haga o lo que no haga, tú no tienes permitido hablar con otro hombre y menos en mi presencia.
—Y quien lo dice? Mi padre? Porque no lo veo por aquí, escúchame bien, que no se te suban los aires, Sanzu, si aún no salí de aquí, es porque soy capaz de hacerlo cuando quiera, tus amenazas no funcionan en mi.—respondí, nunca me había dejado intimidar por nadie, y menos lo sería ahora por Sanzu.
—Ya escuchaste amigo, Lía, nos vemos en la cafetería que está delante del centro comercial?—pregunto Wakasa, ignorando totalmente a Sanzu.
—Ahí estaré, a las 6:30 p.m.
—Perfecto, entonces nos vemos preciosa—dijo con una sonrisa, vi como agarro mi mano, dejando un beso sobre ella.
Lentamente se fue alejando, yendo a hablar con otros invitados, al girarme vi a Sanzu, su cara no daba buena señal, estaba más serio que de costumbre, y no se movía, de un momento a otro sentí un fuerte agarre en mi muñeca por su parte, mientras era arrastrada por el hasta la salida.
—Sanzu suéltame! Me haces daño!—grite, intentando frenarme y no seguir caminando, acabe en el suelo, de rodillas intentando soltarme de su agarre.
—Eres una jodida desgraciada, eres acaso una ofrecida que acepta las salidas de todos los hombres, eh?—dijo, volvió a caminar, donde acabe casi siendo arrastrada por el suelo.
—Ofrecida? Te recuerdo que estabas rodeado de mujeres que poco más y se les veía el alma, y me llamas a mi ofrecida por ir a tomar un café con un viejo amigo?!—grite, el sabía de sobra que en mi infancia solía pasar tiempo con Wakasa, ya que algunas veces me dejaban a su cuidado.
—Me importa una mierda si es tu amigo, tu primo, o tu tío, no puedes hablar con ningún otro hombre, da gracias que te dejo hablar con los de la organización—respondió, parándose en seco delante del coche, me levante, quitándome el polvo del vestido, siendo empujada hacía dentro del vehículo.
Vi como daba la vuelta al coche, sentándose en el asiento del conductor y arrancar, estaba visiblemente molesto, en su expresión se podía notar, y también en la forma de conducir, nuevamente iba como un jodido maniático por la carretera.
