Dos personas, juntadas de manera remota por el universo cada ciertos años, conocidos desde hace tanto tiempo, pero sólo uno de ellos sabe realmente todo sobre el otro, suena tan romántico como perturbador a la vez.
"Porque simplemente no me dejas i...
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─Lia, Lia estas bien? ─escuche a Baji preguntar, mi mente estaba en blanco, tratando de entender las cosas, el como, y porque volvería a hacerlo.
Porque despues de 12 años tenía que volver a hacer esto? Me había costado tanto haber superado al chico que entró aquella noche en mi casa, sus cartas hasta en el Colegio, el chico del baño.
Porque cuando mejor me iba la vida tenían que empezar otra vez a pasarme estas cosas.
─Si.. Es solo que, bueno, no pasa nada, solo fue la sorpresa del momento ─dije, agarrando la carta rápidamente para ir a sentarme en el sofá.
Abrí aquel sobre, que dentro de el tenía una carta más, al abrirla, no había ningún mensaje muy largo, eran simplemente dos lineas de texto.
"Iré a verte en el desfile, quiensabe, quizácrucemosmiradas, esperote vaya bien mi amada"
Con amor: el infiernomismo
Me quedé aturdida por lo que acababa de leer, lo último que necesitaba es tener a aquel hombre mirándome en el desfile, que pasaría si se me acerca? Ni siquiera se quien diablos era.
─Que ponía la carta? Te acabas de poner blanca como un fantasma ─pregunto Baji, sentándose a mi lado, intentó agarrar la carta, pero no lo dejé, no quería que leyera eso.
─Ea solo mi amiga que me hizo un chiste de mal gusto creo..bueno, no pasa nada, mejor me voy a dormir ya, es muy tarde, y quiero descansar antes del desile
─Claro, no hay problema, se que es importante para ti, ve a acostarte, descansa si?─dijo el, dejando un beso sobre mi mejilla para luego ir a su habitación.
Me levanté del sofá, caminando hacia mi habitación, dejando la carta en el tocador, no pude evitar quedarme mirando mi reflejo.
Por mucho que sea modelo, sentía que ya no era la misma, no me reconcia a mi misma, mi pelo era largo, llegando hasta el trasero, sin mis mechas Rosas que tanto me gustaban en el pasado.
Aquella ropa que usaba cuando era libre de cámaras, poder vestir lo que quisiera sin ser juzgada por mi estilo, esta no era yo.
Amo los vestidos, pero no los largos, blancos elegantes, aquellos negros con estampado de leopardo apretados, con los que solía salir de fiesta, aquellas camisas rosas fosforito que me hacían ganar miradas feas de las señoras mayores.
Mi niña interior seguía anhelando vestir con ese tipo de ropa, no con alguna ropa aburrida que no tenía ningún gusto. Posiblemente si Mitsuya me escuchara, me juzgaria de 40 formas distintas.
