¿Vos entendés lo que es darte la espalda a ti mismo porque los demás te la dieron? No podés entender el dolor y la agonía del sentimiento de culpa, aunque no la tengas pero todos te hacen creer que si, que tus ideales son incorrectos, que tus decisiones no son lo mejor para ti. Que es solo una etapa, que se te va a pasar.
Cuando era niño, tenía un amigo, le decíamos Chubi.
Muy querido.
Nos conocimos en el colegio, específicamente en la clase de teatro, "Escuela actoral Luna." Un día, actuamos de una pareja, éramos "mamá y papá".
Nada decía nada porque era un juego, un juego de niños.
Pero nunca olvidaré ese primer beso actuado que di a los 17 años, el beso que me hizo dar cuenta de que me gustaban los hombres.
Después de eso le invitaba a mi casa, mi familia sorprendida, yo era un chico reservado, muy hiperactivo cuando agarraba confianza, pero en lo social era una mierda, por lo mismo mi madre creyó que era mejor que entrase a teatro para mejorar mi ansiedad social, cosa que mejoró bastante, ya que controlé muchas cosas y ahora me siento en sintonía con la gente.
Comencé a desarrollar sentimientos extrañamente positivos por un amigo, también de teatro, pero mayor, y aunque yo había besado a algunas chicas, era meramente por la presión del grupo de amigos que tenía en ese momento. "Bésala, bésala, dale, ¿o sos maricon?". Decían. Pero mi amigo Chubi siempre me defendía.
Un dolor en el pecho inexplicable sentía cuando veía cómo chicas me pedían mi número, me coqueteaban, me halagaban, pero no sentía nada. Solo incomodidad.
Un domingo en la noche, mi amigo y yo ya teníamos 18 años, nos conocíamos de todo, nos contábamos todo, y éramos inseparables, y en esa vez que mi amigo lloró porque su novia lo dejó, recuerdo aquellos ojos cristalinos, su cara arrugada por la expresión de lloriqueo, sus lágrimas cayendo por sus mejillas, su nariz roja y con mocos que iba sonando a la par que hablaba, y en el momento en el que secó sus lágrimas..
Lo besé.
Mi amigo no correspondió, pero tampoco se movió, se quedó estático.
Me alejé para ver su cara, estaba inmovilizado, tocando sus labios con la punta de sus dedos, me miró, y me besó de nuevo, a base de risas.
Hasta que nos vio mi padre.
Me gritó unas barbaridades, que hasta el día de hoy recuerdo como si fuese ayer.
—¡Asco! ¡Sos un asco de persona hijo de puta!
—¡Morite, nunca debiste ser mi hijo! Puto raro de mierda eres.
—¿Querés que te ponga mi pija en la cara también o sos muy niñita?
Y entre otras cosas, en una sola noche.
Me golpeó sin parar y no pude defenderme, no porque no quisiera, sino porque sentía que lo merecía, que era mi culpa.
Mi padre se encargó de contarles a todos lo que había pasado, mi familia me miró con un asco, una expresión que jamás olvidaré, como si fuese un fenómeno, un asesino en serie, como si yo no fuese su familia.
A mi amigo Chubi no le dijeron nada, era de un status económico alto, tenían miedo del poder que tenían sus padres por el dinero, nunca lo volví a ver en mi vida.
Me llevaron a terapia intensiva, psiquiatra y no psicólogo, pero antes de eso, volví a la clase de teatro, para verlo a él, pero eso lo contaré luego.
Fui solo para que me dieran pastillas que llevo tomando toda la vida desde ese momento, me internaron, y estuve un tiempo, bastante, las pastillas me produjeron problemas con mi memoria, olvidé a ese chico, su nombre, su rostro, pero el sentimiento de nuestras primeras palabras se quedó en mi corazón por siempre.
Hasta que me sacaron, mi mamá estaba feliz, ya que me tenían una noticia que para ellos, era un milagro de Dios.
Mi papá se encargó de conseguirme una chica. Tenía que ser alguien mayor, alguien que me pudiese controlar, alguien madura, alguien que me entregara todo, que tuviera buen cuerpo para que pudiese calentarme cada vez que la viera, con pechos grandes para que pudiera tocarlos cada vez que quisiera.
Le ofrecieron dinero para que estuviese conmigo, dinero que no teníamos, pero se lo dieron igual, ya que ninguna mujer querría estar con un "niño" "loco" que estuvo internado.
Y cuando me rehusé, mi padre me abofeteó 37 veces sin parar, hasta que mi madre lo detuvo.
Nunca volví a saber de mi amigo Chubi y del chico que me gustaba y desde ese momento que estoy con Malena, una chica de 30 años, la cual siempre que podía me engañaba con mis amigos, con mis conocidos, o con gente que no conocía.
Nunca pude tener amigos porque siempre se iban con Malena.
Unos años después, iba saliendo de una entrevista fallada, estaba desesperado, necesitaba dinero para poder escapar y no depender de nadie, cuando iba caminando, choqué con alguien, con alguien que me salvó la vida.
—Perdoná, ¿estás bien? no vi donde iba.
—No pasa nada, ¿vos estás bien? Tenés una cara de orto.
Intenté reírme, este señor no sabía por lo que estaba pasando en ese momento, ya tenía 21 años y llevaba una vida de tortura y mucha infelicidad.
—Bueno, pasa que intenté hacer un casting y como que no salió muy bien, esto de actuar me encanta, pero apenas me ven me dicen que no, sin poder enseñarles nada.
Dije a lo que estaba pasando, aunque algo de razón tenía, nadie me aceptaba en ninguna parte, por ser muy corto de edad y con poca experiencia, aunque el talento siempre estuvo nunca lo vi flotar.
—¿Sos actor?
Asentí.
—Que coincidencia, yo estoy buscando muchos actores, muchísimos, vení conmigo a ver si tenés alguna posibilidad, pero de que te quedas un papel, te quedas, no todos los días se encuentra un chico prodigio en la calle, todo pasa por algo y esta debe ser una señal.
Sonrió, y noté como mi pecho y alma se llenaban de esperanza.
Hice lo que me pidió, como toda la vida lo he hecho, hacer caso a la gente, pero esta vez era distinto, porque hice algo que quería hacer.
Me pidió que actuara de distintas formas, me
pidió que corriera, que escalara una "montaña" cuando en realidad era un típico juego inflable, entre otras cosas.Me aplaudió y me dijo, te llamaré.
Esperé.
Y llamó.
Consiguiendo así uno de los papeles principales, y tenía toda la fé de que me salvaría la vida.