Eran las 4:00 am, y Matías Recalt solo pensaba en algo.
Sexo.
A Matías le daba vergüenza admitirlo, pero después de aquella declaración, ambos se acostaron en la cama a dormir, y este no podía dormir pensando en aquel tema, escuchaba los ronquidos roncos de Enzo, no eran fuertes, eran adorables para su oído, lo observaba como podía, pues lo único que alumbraba su guapo rostro era la leve luz de la luna.
Recalt recordaba los momentos de intimidad forzados que tuvo con Malena, tenía que comprar viagra para llevar a cabo el momento, ya que no le ocasionaba nada, no le gustaban las mujeres y Male era mucho mayor que él.
Pero sabía que entre Enzo y él, lamentablemente a él le tocaba ser penetrado.
Analizaba la contextura de Vogrincic y sabía que podía tener su aparato bastante grande, y al ser la primera vez en tener sexo gay, no podía evitar sentirse nervioso, aunque acababan de declararse, la intimidad en ellos en algún momento debía ocurrir.
Sin embargo, ¿Enzo habrá tenido experiencias así? Por lo que sabe, y es porque hace poco se enteró, tuvo una novia llamada Sofía, quizás pudo haber tenido relaciones con ella aunque le doliera admitirlo, pues él las tuvo con Malena, obligadamente, pero las tuvo.
Quizás si lograba convencer a Enzo de que fuese al revés, quizás se sintiera más cómodo.
Pero, ¿cómo tocaría un tema así si recién se declararon?
Matías era bastante pervertido, lo admitía, hacía bromas sexuales a veces con los pibes y a Juani siempre le tocaba el culo cuando podía, porque le daba risa sus reacciones.
Pero con Enzo era distinto, él era un hombre de 30 años, más maduro y más serio para algunas cosas, quizás por eso los nervios le incrementaban.
Esperaría un tiempo antes de, tampoco quería parecer un desesperado, finalmente se acostó afirmando su cabeza en el pecho ajeno, sintiendo como Enzo se acomodaba para abrazarlo.
Así era más cómodo dormir.
Al día siguiente, Enzo se despertó primero, Matías seguía durmiendo por lo tarde que se quedó, lo observó durante unos segundos, con una sonrisa, se acercó besando su frente para levantarse e ir al baño.
Enzo pensaba que quizás Matías era mucho para él, le preocupaba el hecho de la diferencia de edad que ambos llevaban, era bastante. Quizás podía incomodar a Matías al ser tan mayor, pero al mismo tiempo pensaba que el amor que sentían el uno por el otro era tan genuino que podrían con todo.
Sonreía como adolescente enamorado, agitando su cabeza al darse cuenta de la tonta sonrisa que tenía, pues era un hombre de 30 años, no un pendejo.
Se bañó dejando como el agua tibia iba explorando cada zona de su cuerpo, cada gota rozando su piel, y como sus manos deslizaban su cuerpo para extender el jabón. Se enjuagó y cortó el agua para tomar una toalla y ponérsela en la cintura.
Salió secándose con otra toalla el pecho, Matías seguía durmiendo, se sentó en la orilla de la cama mientras seguía secándose, pequeñas gotas de agua cayeron en la cara del Argentino, obligándose a despertar.
—Hm.. ¿qué carajo?
Habló con la voz grave, estaba recién despertando, abriendo los ojos lentamente y sentándose, mientras que con la mano sacaba las gotas que lo habían despertado.
—Buenos días nene.
Se acercó para darle un pico en los labios, Matías se alejó para no recibir más.