Matías miraba a Malena llorar y sentía que por primera vez, le interesaban los sentimientos de ella.
Siempre la culpó a ella y a su padre de joder su vida, cuando los verdaderos culpables eran su madre y su padre, pero la mente maestra de todo era su propia madre, Malena hizo lo que hizo por su padre que tenía cáncer al parecer, y estaba a punto de perderlo.
Se centró tanto en culparla que realmente no sabía nada sobre la vida de Malena, se sentía tan miserable, su madre se había hecho la inocente durante muchos años, y eso no lo podía creer. Le daba pena, ¿tanto lo odiaba su madre? ¿Tanto asco le daba? Miró a Malena, ella estaba sonándose los mocos que había producido por llorar mientras veía la mesa, Mati juró nunca volver a ver ese café.
—Sos un tarado Mati, y yo también soy una tarada, lo admito.
Matías desconocía completamente esa faceta de Malena, tantos años odiandose y puteandose que nunca jamás se habían visto tan vulnerables, los dos. Male solo era presente en las crisis de Matías pero como Matías no dejaba que lo ayudara, al considerarla lo peor que le había pasado, nunca recibió ayuda de ella por esa parte.
—Tengo que ver a mi madre.
—No, Mati, es una señora re peligrosa boludo, no sabés los contactos que tiene, ¿por qué crees que Sofi está como está?
Recalt apretó los puños, Male tenía razón, si casi fue capaz de matar a Sofía, lo mismo podría pasar con Enzo, la diferencia es que a Enzo no lo conocía del todo.
—Tenés que estar con Enzo ahora, intentar apoyarlo, yo me voy de este país, tu madre puede ser capaz de un montón de cosas ahora que te conté toda la verdad.
Ambos se sonrieron, al fin se habían abierto los dos, mostrando sus personalidades de adentro.
—Tengo que contarle a Enzo lo que pasó.. ya sabés, perdoná por eso.
—Fua.. Me parece que se te hará difícil eso..
Matías asintió, suspirando, no sabía como lo haría, pero tenía que hacerlo y quería hacerlo. Pero al mismo tiempo el miedo de perderlo era mucho mayor. Quizás necesitaba una amiga, para desahogarse y que le ayudase a algunos problemas, y nunca creyó que fuera esa Malena.
—Hoy se lo diré, pero primero me urge hablar con mi madre..
—¿Hoy? ¿Con tu mamá? ¿Seguroo?
Matías se quedó pensando, y asintió.
—Iremos los dos, me tenés que acompañar.
Por otro lado, Enzo se había quedado en la casa, despertó, y no vio a Matías a su lado, suspiró, después de lo de anoche quizás se había enojado y se habría ido, se fue a lavar los dientes y salió de la habitación, encontrándose la mesa puesta para desayunar, ojeó la cocina y vio a Esteban cocinando, llevaba un delantal, Enzo sonrió, se veía tierno, cuando Kuku se percató de que no estaba solo, se dio vuelta, estaba cocinando en una sartén, olía muy bien, como una mezcla de huevos y también como si estuvieran preparando una especie de pastel.
—Che buenos días, pensé que no despertabas más.—Dijo, colocando lo que estaba cocinando que parecía ser huevos en un plato.
—¿Qué te hacés el ratatui?
—Eu según yo lo pronunciaste mal, es Ratatouille, además el plato se llama así, el ratón feo ese ni me acuerdo del nombre
—¿Ramón? ¿Remy? ¿Ricardo?
Esteban soltó una carcajada, estaba sirviendo los platos con el desayuno que él había preparado especialmente para Enzo.
—Enzo, estás hablando puras boludeces, dale, comé, tengo un hambre loco..