Enzo Vogrincic nunca salía de casa, sus padres lo llevaron a un colegio normal, aunque ellos no lo fueran por "tener dinero" Ese era el pensamiento que ellos tenían.
Tenía una novia de niño, pero siempre le causó indiferencia, no lograba sentir nada por nadie, le preguntó a su amiga de esos tiempos y solo le dijo que esperara a la persona indicada.
Pero nunca llegó.
De alguna forma a Enzo le causaba cierta envidia como todos los chicos de su edad, adolescentes, tuvieran pareja, decían que el amor era lindo, pero doloroso.
Quería experimentarlo y saber si realmente era así.
Cuando cumplió 25, decidió unirse a un grupo de teatro, se llamaba; "Escuela Actoral Luna"
Fue a clases de teatro, y conoció a un chico, se llamaba Matías, era mucho menor que él, y siempre lo molestaba a Enzo, pero al mayor le intrigaba, era tan callado, y ahora era tan lo contrario.
—¿¡Cuando me vas a decir tu nombre!?
—Cuando te portés bien, siempre te escucho gritar.
Las clases se dividían en grupo, de los niños más pequeños, a los más grandes, y se conocieron ahí, teniendo 17 y 25 respectivamente.
—Sos re hincha huevos.
—Andá con tu amigo que te está esperando.
—¿Sos uruguayo? Es que hablás como Argentino pero al pedo.
Enzo rodó los ojos, Matías siempre lo andaba jodiendo, menos cuando empezaban las clases, pues estaban los profesores presentes, y algunos eran bastante cascarrabias.
Un día, en la tarde, cuando ya todos estaban por irse, al mayor le tocó ordenar las cosas, pues era al azar, uno siempre se quedaba a ordenar y limpiar las cosas, cuando fue al baño, escuchó una conversación, no debía, pero si salía igual lo descubrirían, se quedó escondido escuchando.
—¡¿Vos en serio me estás pidiendo eso?!
—¡Shhh! Acuérdate que siempre se queda un pibito a ordenar.
—¿Te estás dando cuenta? Prácticamente querés que practiquemos homosexualidad, ¿Por que te gusta un pibe 200 años más que vos?
—Daale, sabés que tengo cero experiencia.
—No jodas loco, tengo novia, además tenés 17, sos un pendejo, ¿vos sabés que lo mandan a la cárcel por tu culpa verdad?
Enzo se sorprendió, esperaba y rezaba porque esa persona no fuera él.
—Lo sé boludo, lo malo es que ni me sé su nombre.
La concha de su madre.
—¿Me estás jodiendo? Sos un hijo de puta Matías.
Era él.
—Daah, es que no me lo quiere dar, mirá, hoy mi familia no está, vos sabés que en mi jodida vida puedo salir del clóset con ellos, les digo que soy gay y me mandan a cagar, además estamos a 13 de septiembre boludo estoy a un paso de la legalidad.
—Lo sé pelotudo, pero te estás arriesgando mucho.
—¿Ósea que me vas a ayudar?
—¡Solo un beso Matías!
—¡Solo uno! Dale, vayamos y nos despedimos del taradito que le tocó ordenar.
Enzo escuchó eso, y salió disparando en su mayor silencio, haciéndose el que ordenaba las mesas y escenario.