Enzo salió del hospital mirando al cielo, Sofi seguía con vida pero pareciera como si se la hubieran arrebatado.
Tomó el celular, la noticia no demoró en darse a conocer, tenía mensajes típicos de; "Lo siento mucho" "Fuerzas" Entre otros, Enzo no quería responder, agradecía, pero no respondió.
Fue al auto, quedándose sentado en el asiento por unos segundos, aún no podía procesarlo, releía una y otra vez el último mensaje de Sofi, con miedo de aquella mente siniestra de Malena, cuando la conoció se dio cuenta de que un aura algo extraña emanaba de ella, pero ser capaz de algo así no se lo imaginaba jamás.
Apretó el volante del auto, volviendo a llorar, aprovecharía la instancia de soledad para poder soltar todo lo que pudiera soltar, no le gustaba que lo vieran de esa manera, y justamente la primera persona que lo vio llorar fue Sofía.
Limpió sus propias lágrimas mojando sus manos, secándolas en el pantalón y prendiendo el auto en dirección a la casa de su madre.
Cuando llegó y quiso estacionar el auto, noto como había uno ya estacionado, pensó que seguramente un vecino se habría equivocado, lo estacionó al frente y caminó hacia la puerta para sacar las llaves y abrirla, sin embargo unas risas provenientes de adentro de la casa se lo impidió.
¿Se había equivocado de casa? Miró y se dio cuenta de que si era la casa de su madre, abrió encontrándose con su Madre riendo, con Matías riendo, y lo peor, con Malena, la posible responsable del accidente de Sofía.
—¿Qué carajo significa esto?
A los tres se les cambió la cara, volviendo a una de seriedad.
—¡¿Estoy saliendo del puto hospital y ustedes celebrando?!
—¿Hospital?—Preguntó su madre, mirando a Enzo y a Matías, este estaba avergonzado.
—Si mamá, atropellaron a Sofía.—Habló mirando a Malena cuando pronunció la palabra "atropellaron".
La Señora Cristina se sorprendió, abriendo los ojos y colocando sus manos en su boca con asombro.
—Me estás jodiendo Enzo.
—Ojalá fuera así mamá, vengo saliendo de verla del coma y ustedes cagandose de la risa.
Dijo, con la voz quebrada y los ojos nuevamente llorosos, vio como su madre quebrándose en llanto, pronunciaba el padre nuestro, mientras subía al segundo piso del hogar.
Matías se acercó a Enzo, pero este se alejó, miró a Malena y aguantó de sobre manera las ganas que tenía de gritarle cosas.
—¿Vos qué hacés acá?
—Vine a apoyarlos, chicos, es muy fuerte
todo esto..Habló, con una voz de víctima total, cosa que enfurecía más a Enzo, el papel que le quedaba perfectamente.
—Salí de acá.
—¡Enzo!
Reclamó Matías, haciendo que la mirada del mayor cayera en el menor, lo miró con desagrado.
—No puedo creer que trajeras a esta perra a esta casa.
—No le hablés así a Malena, Enzo.
Vogrincic no lo podía creer, después de todo lo que estaba pasando, comenzaba a defender a Malena después del mensaje de Sofi que Matías no tenía conocimiento y no lo tendría nunca.
—Male, espérame afuera..
Dijo el Argentino, notó como Malena pasaba a su lado, oliendo aquel perfume que utilizaba, lo odiaba, odiaba todo de ella, una vez salió, Matías suspiró, acercándose nuevamente a Enzo.