Huir.
No había otra palabra que definiera mis acciones y mi vida en sí. Huía y no sabía de quién, pues a donde quiera que llegase la muerte se plantaba a mi lado, fijando su atención en quien yo mirase, con el fin de tenderme en sueños la oportunid...
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O yo estaba escondida del mundo o el mundo de mí.
Admirando lo que fácilmente era un mundo paralelo del pueblo en el cual habito por mes y algunos días más, donde lo iluminado y adornado era lo contrario a lo lúgubre y frío, donde las risas de tantas personas era lo opuesto al silencio de las noches, me cuestionaba sí aquello era una epifanía. Si realmente había entrado a un portal donde atravesaba al mundo real del pueblo.
Es que me era increíble el ambiente donde se llevaba a cabo la feria. Una tradición cual duraba un fin de semana, donde se llevaba a cabo ventas de comida, de artesanía, y donde la música tradicional se daba por parte de un pequeño grupo de cuatro hombres. Miré todo extasiada, sonriendo a la nada.
Una rápida conclusión vino a mí; no estaba escondida del mundo ni mucho menos este de mí, realmente solo miraba lo que le fuera de provecho a mis fantasías paranoicas.
Me desinflé en un pequeño suspiro agachando mi vista hacia lo que mis manos sostenían. Un tulipán. Esta vez de color amarillo. Había dado con él al salir de la biblioteca, Lisa lo había dejado allí, colgado de la manilla con una nota cuyas palabras aun revolotean en mi mente con su voz.
"Si este color no es tu favorito, táchalo. Pero, el significado de este color seguirá en pie por mucho".
Vale acotar que, a pesar de estar cerrando la biblioteca, me redirigí de nuevo adentro en busca de un libro que señalara el significado de los colores en los tulipanes. Y al dar con el color amarillo, no pude evitar llenar el silencio de la biblioteca con mi sonora risa. Ahora solo esperaba por ella quien dejó indicaciones de que esperara por ella aquí ya que tenía trabajo que atender antes.
—¿Tachado o acertado?
Me giré apartándome de mis cavilaciones sobre quien ahora estaba frente a mí.
—Tachado. Puedes seguir intentándolo. Por cierto, pensé que eras más valiente. —Arrugó su entrecejo respirando por su boca, donde el hálito era muy visible—. A tu confesión me refiero. Al significado del color amarillo en los tulipanes.
—Oh... —Cabeceo apartando su rostro, ese que se pintoneaba en sus mejilla—. La verdad, parece que me acobardo contigo. Resultas ser tan enigmática y atrayente como... intimidante.
—¿Es una variante en tus conquistas?
—Eh... Pues sí, en definitiva. Pero ¿eres mi conquista entonces?
¿Conquista? ¿Era su conquista? ¿Era válido considerarme como su conquista ya que era evidente y asimilado mi gusto por ella? Sí. Puede considerarme como su conquista, pero no como cualquier conquista.
—A veces es muy pronto para clavar la banderilla de conquista en tierras desconocidas. —«Sobre todo cuando solo has trazado sus costas, y no sus selvas».
—Cierto. Pero lo importante es que se ha encontrado, y que se trabaja en ello. En su conquista.
Hubo un brillo en sus ojos, a pesar de estar tras sus gafas, esos que bajaron un poco por mi cuerpo. Y cierta preocupación contrajo levemente sus rasgos.
