Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ₁₄

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Se había perdido hacía tres días

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Se había perdido hacía tres días. Hace tres días fue aquella tormenta que sumió al pueblo en un apagón de horas hasta el día siguiente. Hace tres días donde mi sonambulismo se lució ante una arrogante Jisoo y una vulnerable Lisa. Me comenzaba a culpar de ello, de no ser más prudente aun cuando en mis sueños mi alma se hizo de su figura y mostró lo que ya sucedía.

Mi día no pintaba bien, mi desmayo en la biblioteca no me dejaba con buena imagen ante Jihyo. Luego de ahondar y ser persistente en buscar información del porqué repentinamente desmayé, me cedió el día libre ante mi particular mentira cual era verdad. Era muy creíble que no estaba alimentándome ni durmiendo bien, ante mi estado deducible frente a un espejo.

Tenía la opción de ir a la residencia, prepararme algo de comer antes de ir a la cama donde me podría derrumbar por horas. Pero no. Debía indagar un poco más, plantarme ante la realidad para así hacerla más consciente a mis sentidos. Una realidad que preferí avistar desde otra calle, a medio cuerpo oculto tras la pared de algún local, cual daba diagonal a la tienda donde, se supone, debería estar Karina tras su puesto de frutas.

—Es que soy una idiota —me recriminé, molesta conmigo misma—. Cómo no pude ser consciente de su falta estos días.

A pesar de que me invadía la culpa, no podía dejar de lado que esos días estuve en una férrea batalla con el sueño. Ese que parecía tomar momentos imprudentes para venir a mí, desorientando mi horario de ir a la cama. Incluso incidía en mi alimentación, misma que ahora estaba echa a un lado ante el evento de Karina, donde ahora el miedo llena mi estómago.

Agudicé mi mirada cuando, del local aquel, una mujer alta cual no paraba de llevar un pañuelo a su rostro, secando lágrimas, en compañía de un hombre con vestimenta policiaca, salían a las afueras donde charlaban. Sentí cierta compasión ajena con la desconsolada mujer que solo asentía y servía lágrimas.

—La madre de Karina está tan devastada. —Giré mi cuerpo casi cayendo, al escuchar a alguien hablar casi sobre mi hombro—. Pobre mujer.

—¿Es que no puedes ser una persona normal, Jisoo? ¿Debes aparecer siempre de la nada?

—De la nada parece ser otra persona.

—No estoy para tu desquite social, ni mucho menos para hacer de tu presencia algo misterioso.

Justo intenté pasar por su lado, cuando ante su poco respeto me detuvo por mi codo.

—¿Estás llorando?

—¿Qué...? —Deshice su agarre para llevar la mano a mi rostro, allí algo húmedo, le dio bienvenida a mi tacto.

—Hum... Eres una empática emocional, aunque la verdad no sé cómo tomar tus lágrimas.

—No te las estoy dando.

La esquina de su labio amagó con alzarse, cuando dirigió su atención tras de mí, allí donde miré de nuevo

I SEE YOU →JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora