EXTRA 7 - Pesadilla parte 3

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Acomodó las maletas en la habitación, planeaba acomodar todo pero miró a Izuku sentarse en la cama. Se veía cansado. Su interior se lo decía también.

– Tomemos una ducha, llenaré la tina – le aseguró acercándose para dejar un suave beso en sus labios. Después entró en el baño y templó el agua. Se quitó el parche y dejó salir feromonas tranquilizadoras, se miró en el espejo, él tampoco tenía la mejor cara. Izuku apareció en la puerta unos segundos después.

– No quiero estar solo – susurró acercándose a él. Bakugo lo abrazó con cariño y dejó pequeños besos en su rostro. Le mostró una sonrisa y lo desvistió poco a poco. Ambos entraron a la tina. Estaba en una esquina, Izuku le daba la espalda, recargando en él.

Sus manos acariciaban su vientre, podía sentir como su cachorro se movía suavemente ante el tacto. Izuku olía mejor, más tranquilo. Observando las manos del alfa.

– Apenas empieza a moverse, pero siempre lo hace cuando lo tocas, ni siquiera lo hace con Aiko, quien le habla todos los días, pero a ti, te obedece sin que lo pidas – susurró. Bakugo podía imaginar la sonrisa en su rostro sin siquiera verla.

– Sabe que soy su padre, su alfa, y debe respetarme – bromeó con una pequeña risa recargando su barbilla en el hombro de su esposo. El agua seguía caliente, como le gustaba.

– Eres un buen alfa – respondió el pecoso.

– No lo soy. Si lo fuera no estaríamos en esta situación.

– Tú no hiciste nada.

– Claro que sí, yo la metí en nuestras vidas. Incluso antes de que tú volvieras.

– Jamás digas eso, sin ella no tendríamos a Aiko.– se quedó en silencio y se maldijo mentalmente. Era verdad, lo único bueno de Toga era Aiko.

– No debí dejarla volver.

– No sabías que sería así.

– Hay algo que no te he dicho – le susurró. No era el momento, pero tenía que decirlo de todas formas.

– La he rechazado, pero creo que Toga quiere que vuelva con ella.

– Lo sé – le aseguró entrelazando sus manos. – Lo he sentido, esa incomodidad que tienes con ella, yo también la he sentido antes, se lo que es.

– Lamento no habértelo dicho – ambos suspiraron, al darse cuenta escapó una risa de sus labios.

– Cuando estuvo en la casa, me dijo que me alejara de ustedes...

– Es una maldita. Está loca.

– Si, creo que está loca. – Izuku recibió un beso en sus glándulas. Suave, dulce, tierno.

– Me encargaré, lo prometo.

– Te creo. Confío en ti.

Media hora después volvieron a la habitación, se metieron en la cama y se miraron antes de abrazarse para dormir.


Lo primero que hizo fue poner una orden de restricción. Después rentó un departamento cerca de su oficina y llevó a su familia a vivir ahí. Egoísta o no, esto debía acabar. También preparó una demanda para exigir la custodia total de Aiko.

Deku acarició su viente. Ahora se encontraba en los últimos meses y aunque no quisiera aceptarlo, era más difícil de lo que había pensado. Incluso la pequeña caminata a la cafetería lo había cansado. Pero al menos ahora disfrutaba de su merecido premio, una malteada de chocolate fría junto a una tarta de frutas.

Estaba a punto de empezar a comer cuando alguien se le acercó. No esperaba encontrarse a solas con ella. Además, la chica parecía enojada.

Lo miró directamente y después le gritó. – No se quien te crees, pero devuélveme a mi familia– el ruido hizo que todos voltearan. Haciendo que Izuku se sintiera incómodo, pero decidió ignorarla.

–¡DEVUELVEME A MI FAMILIA! ¡DEVUELVEME A MI HIJA! – Los gritos de la chica causaron murmullos. Mientras Izuku miró con un puchero su tarta, tenía que dejarla, lo mejor sería irse de ahí. Se levantó ignorándola por completo dispuesto a salir. Pero la chica le gritó de nuevo tomándolo de las muñecas.

– SEDUJISTE A MI ALFA Y ME QUITASTE A MI HIJA, DEVUÉLVEMELOS!!- un suspiro salió de la boca del omega e intentó zafarse de su agarre.

– Yo no te quité nada, él es mi esposo y ella es mi hija – Trato de liberarse pero le era imposible, y sentía que si usaba mucha fuerza cualquiera de los dos podía salir lastimado.

– TU LOS SEDUJISTE Y LOS ARREBATASTE DE MI LADO- la chica seguía furiosa y por la proximidad Izuku podía sentir que había bebido. Estaba furiosa y empujó a Izuku para enfrentarlo. Haciendo que el chico tropezará, si no hubiera sido por Kirishima. Quien había visto todo desde el exterior y entró para defender a Deku hubiera caido, por suerte pudo sostenerlo.

– Vamos Toga. Termina este drama. Ambos sabemos que Midoriya no hizo nada aquí. Tú los abandonaste primero– el rostro de la chica se puso rojo y salió corriendo del lugar.

Kirishima suspiró y llevó a Izuku a la oficina. Bakugo estaba furioso, Toga tenía prohibido acercarse al departamento, su oficina y la escuela de Aiko, y la cafetería donde estaba su esposo se encontraba dentro de esos límites.

Bakugo colgó el teléfono y se sentó en el sillón junto a Izuku, acariciando su vientre suavemente.

– Lamento todo lo que ha pasado estos días Deku, no te mereces nada de esto– había tristeza en su mirada. El omega liberó feromonas para calmarlo, y el olor a leche dulce invadió el lugar.

– Tu no ocasionaste esto, es algo que no puedes controlar, así que no te sientas culpable – El rubio dejó salir un suspiro, y no pudo evitar sonreír al sentir como el pequeño bajo su mano se movía.

– Eran los padres de Toga. Al parecer ella descubrió que es infértil, no podrá tener más hijos, así que ha decidió imponer una contra demanda. Quiere la custodia total de Aiko. Me marcaron porque creen que ella no está estable. Serán testigos a nuestro favor– trató de mantenerse fuerte, pero no pudo hacerlo, apenas terminó de hablar las lágrimas cayeron de su rostro. Ambos se abrazaron y sin poder evitarlo Izuku también empezó a llorar. No podía imaginarse su vida sin su pequeña.


Las audiencias se volvieron cansadas y tediosas. Bakugo tenía contactos, pero parecía que Toga se estaba relacionando con gente poderosa. El que podría ser un juicio fácil por la custodia se estaba alargando más de lo necesario.

Izuku tuvo que ser ingresado en el hospital, faltaban pocos días para el parto, pero al ser un omega masculino debían tomar consideraciones adicionales. Su madre se había ofrecido a cuidarlo, mientras Bakugo se dividía entre la oficina, los juzgados y el hospital. 

Mi omega // TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora