Esa misma noche los dos volvieron a dormir juntos. Aiko ya descansaba en su cuna cuando las manos del alfa le rodearon la cintura. Izuku le dió la espalda, sintiendo el cuerpo del alfa contra el suyo.
– Es la misma cama, pero la sensación es totalmente distinta a la de ayer – le aseguró. Bakugo dejó un pequeño beso sobre sus glándulas de forma cariñosa.
– ¿Sabes que sería mejor? – le preguntó abrazándolo un poco más fuerte.
– Que mi omega me dejara ver su rostro. Aunque me encanta dormir de esta forma donde puedo tener tus glándulas a mi merced, me gustaría más verte a los ojos.
Le aseguró sin dejar de besar su cuello, hasta que el chico se giró, mostrando un rostro lleno de nerviosismo.
– Tus mejillas están rojas Zuzu – se burló, sabiendo que él mismo estaba igual.
– Es que... estoy sorprendido, nunca creí que tu fueras a sentir algo por mi – una pequeña sonrisa se mostró en el rostro de Bakugo, acercándose para besar sus labios de forma suave y dulce.
– Es mi propia negligencia, pudimos estar juntos desde hace años, pero yo lo arruiné todo, espero puedas perdonarme.
Izuku rozó su nariz con la del alfa y le dejó un pequeño beso en los labios.
– Estás perdonado, por todo, todo, mi alfa – la simple mención de aquello lo volvió loco. Sus ojos miraron al chico lleno de emoción, Izuku no tardó en sentir aquella erección contra su vientre.
– Kacchan... tu – Izuku se puso aún más rojo.
– Debes soportarlo, no te quejes, tu eres el que lo causó.
– Pero Kacchan, Aiko está aquí, y yo... yo ni siquiera recuerdo lo que pasó con Todoroki...– pudo ver la furia en los ojos del rubio al mencionar su nombre, el alfa llevó sus manos al trasero del chico y lo apretó, antes de robarle un beso molesto, mordiendo con algo de fuerza su inferior.
– En primera, no volveremos a mencionar a ese maldito extra, menos en la cama. Y en segunda, Zuzu – continuó diciendo lo último con una voz más dulce.
– Te dije que lo soportes, no tienes que hacer nada. Jamás haría algo con nuestra cachorra en el cuarto – y, terminando aquello le dejó un beso dulce en los labios.
– Se está haciendo tarde, vamos a dormir.
Ese mismo fin de semana Bakugo preparó el desayuno mientras Izuku alistaba a la cachorra. Quien no dejaba de hablar emocionada por el día de hoy. Pues irían a ver la casa por la que Bakugo había estado ahorrando.
Llegaron en taxi e Izuku no pudo esconder su emoción. Había un pequeño jardín en frente, y el espacio para un auto. La vendedora ya los estaba esperando y apenas les vio abrió la reja feliz.
La casa era pequeña, de una planta. Tenía 3 habitaciones. Dos baños, sala comedor y cocina. Cuando terminó de enseñárselas y los dejaron solos, Bakugo abrazó a Izuku por la espalda, recargando su cabeza en su hombro, mientras miraban a Aiko correr y jugar.
– Está cerca de la galería, y a unas pocas estaciones de la oficina – susurró el alfa en su oído.
– Aiko puede tener la habitación pequeña, la mediana será tu estudio, y tu dormirás con tu alfa en la habitación principal. ¿Te gusta?
Izuku asintió emocionado. Le encantaba la idea.
– Kacchan, ¿no vamos un poco rápido? – le preguntó acariciando sus brazos, que aún rodeaban su cadera.
– No, llevo mucho tiempo planeando esto Zuzu, más de lo que imaginas.
La mudanza fue rápida. No había muchas cosas en ambos departamentos, pero aprovecharon todo en ellos para complementar su nuevo hogar. El cuarto de Aiko se pintó de sus colores favoritos, cambiaron la cuna por una cama, incluso compraron un comedor.
El material de arte de Izuku se acomodó en el dormitorio más pequeño que tenía una vista al jardín.
Ahora la oficina le quedaba a un autobús de distancia. Habían cambiado a Aiko de guardería, a unas calles del trabajo de Bakugo.
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Bueno, solo falta un capítulo más para terminar la historia oficialmente. Se los subiré el sábado y me tomaré un pequeño descanso hasta la segunda semana de enero para empezar con los extras. Aún no tengo definida la cantidad pero serán algo largos y más de 5.
Además, les confirmo que ya estoy trabajando en una nueva historia Bakudeku <3 Les daré más información iniciando el 2024.
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Mi omega // TERMINADO
Fiksi PenggemarBakugo se dejó caer en en el sillón y suspiró. Sus instintos lo estaban destrozando. Sabía que Deku era el omega que necesitaba su alfa lo pedía como nunca había pedido a nadie. Además amaba a su pequeña como si fuera suya, la hacía feliz, lo hacía...