Dormirse le costó bastante trabajo. Cuando despertó la alarma estaba sonando. Se estiró para silenciarla dándose cuenta de que estaba solo en la habitación. Incluso Aiko no estaba en su cuna. Miró la hora, era tarde, aún podía llegar al trabajo pero tenía que preparar a la pequeña. Se vistió con rapidez y salió a la cocina.
– Zuzu, Zuzu, ñam, ñam – Le dijo la pequeña mientras mostraba como comía usando sus manos. Bakugo se encontraba empaquetando su almuerzo.
– Creo que dormiste tarde anoche, así que quería dejarte dormir, si no te levantaba por la alarma yo mismo iba a hacerlo. – le aseguró poniendo un plato de arroz en la mesa.
– Desayuna, hoy te acompañaremos al trabajo y compraremos la despensa – le aseguró mientras se sentaba a desayunar con ellos.
– Si tienes ropa sucia ponla en el bote, hoy no iré a la oficina, así que me encargaré de todo.
– Últimamente te encargas de todo.
– No quiero quejas al respecto, come Deku.
El día en la galería fue tranquilo. Volvió en taxi, usando su llave para abrir la puerta. No había nadie en la sala, pero podía oír voces en el baño.
– Kacchan Aiko, ya llegué– El rubio, hizo un ruido dándole a entender que lo escuchaba, mientras seguía bañando a su hija.
Se cambió los zapatos y fue con ellos, recargándose en el marco de la puerta. Había estado pensando algo últimamente, y tenía que decirlo.
– No quiero sonar grosero, me has ayudado mucho en estos últimos meses... pero, creo que es momento de volver a mi casa.
El rubio se detuvo y miró al chico sorprendido. – Creí que podrías vivir aquí... con nosotros...
– Kacchan, no puedes seguir durmiendo en el sillón – El rubió asintió lentamente. Aunque las veces que había dormido ahí eran mínimas y después de la noche anterior, planeaba reducirlas aún más.
– Bueno, ya lo tengo solucionado. Mis excelentes habilidades me han dado un aumento y crecimiento profesional, así que encontré el lugar perfecto.
– Terminó de enjuagar a la pequeña, y cerró el agua, Izuku tomó la iniciativa y la envolvió en la toalla, cargándola hacia su habitación.
– Es una pequeña casa de 3 habitaciones. Una será tuya, si quieres un estudio puedo darte la segunda y Aiko puede dormir conmigo – El omega puso a la pequeña en la cama y ambos comenzaron a moverse por la habitación poniéndole crema y vistiéndola.
– Pero Kacchan, llevo casi medio año viviendo con ustedes, ¿no soy un estorbo?
– Deja de decir estupideces Deku, somos una familia. ¿Dónde más planeas vivir? ¿O planeas dejar a tu cachorra y a tu al... amigo solos? – apenas tuvo tiempo de corregirlo. Estaba a punto de decirle al chico que él era su alfa.
– Yo no quiero dejarlos solos. Pero creo que he tomado demasiado de ti.
– Puedes tomarlo todo si quieres. Prometí que iba a cuidarte, es por eso que debes seguir aquí.
– No quiero sonar débil. No soy un omega débil, ¡deja de pensar así de mi! – Se quejó. Estaba enojado, furioso. ¿Todo esto pasaba porque Kacchan pensaba que era un omega débil? ¿Siempre había pensado así de él?
– Claro que no lo eres. Los omegas no son débiles. ¿De dónde sacas esa tontería? Nunca te he visto así.
La sorpresa no se hizo esperar en el rostro de Izuku.
– Pero... tú me crees débil, por eso me apartaste cuando éramos niños.
Bakugo se sorprendió. Jamás había visto a Deku de esa forma.
– No lo hice por eso.
– ¿Entonces por qué?
– Por qué olias jodidamente delicioso Deku. Tu olor a cítricos era tan llamativo para mí que no podía concentrarme en nada más, demonios. Tenía que apartarte de mí porque me moría por comerte...
La confesión salió de su boca sin siquiera darse cuenta. Entró en pánico, enfocándose en su hija sin poder decir más. Mientras Izuku trataba de procesar todo.
Recordó varias cosas de su infancia juntos, pero se dio cuenta de que en ningún momento lo llamaba débil, simplemente se esforzaba en apartarlo. Incluso cuando había saltado del techo, le había dicho que solo así le permitiría juntarse con él de nuevo.
Izuku hizo un puchero, todo lo que creía estaba mal. Si hubiera hablado con Bakugo antes, tal vez las cosas no hubieran llegado hasta ese punto.
– No me hagas esas malditas caras, no vas a ganar nada, deja de decir tonterías, cambiemos de tema.
– Pero... yo siempre creí... – El puchero no fue borrado, así que Bakugo lo tomó de la cintura y lo besó, mostrando una sonrisa traviesa.
– ¡Ja! ¡Quitaste el puchero nerd! – Le dijo Bakugo, mientras él rostro de Izuku cambiaba de un puchero a una mueca de sorpresa. Entonces se dio cuenta de lo que había hecho, lo había besado.
Izuku seguía sorprendido. Jamás había esperado que Bakugo lo besara, se había grabado tanto que nunca podrían estar juntos. Incluso todo esto le parecía irreal, y el alfa, bueno, su corazón acababa de explotar de emoción al darse cuenta de lo que acababa de hacer, ya no podía ocultarlo más. Amaba a ese chico, y no podía vivir un segundo más sin él, ya lo había hecho, no como lo había planeado, pero ahora debía responsabilizarse.
-Deku... – rodeó al omega por la cintura, la esencia de cítricos con canela le llenó las fosas nasales y su interior de emocionó aún más.
– Escúchame Zuzu, por que no lo voy a repetir – Los ojos verdes se fijaron en los del alfa, sus manos se colocaron sobre sus brazos y su esencia, combinada con la de Bakugo se sentía emocionada.
– Me gustas, no, no solo eso... te amo Zuzu, y ya no puedo ocultarlo más. Te amo carajo. Por favor, quédate conmigo, no te mudes – las feromonas de felicidad lo invadieron al instante, el omega en sus brazos dejó salir una pequeña risa.
– Yo también te amo Kacchan.
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Mi omega // TERMINADO
Fiksi PenggemarBakugo se dejó caer en en el sillón y suspiró. Sus instintos lo estaban destrozando. Sabía que Deku era el omega que necesitaba su alfa lo pedía como nunca había pedido a nadie. Además amaba a su pequeña como si fuera suya, la hacía feliz, lo hacía...