Capítulo 7

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Jeju - Actualidad

Jennie y Taeri no iban a abrir la boca. De hecho, preferirían no hacerlo, porque nada bueno iba a salir de ellas. Rosé había herido en lo más profundo a su hermana, y solo una frase se repetía en sus mentes de reinas viscerales: «¡Que le corten la cabeza!».

—Entonces, regresé a Jeju con mi título bajo el brazo y mi corazoncito hecho añicos —continuó explicando Jisoo acabando su ensalada—. Rosé no me molestó. Nunca más. Ni una llamada, ni una carta. Nada. Cumplió su palabra y me permitió olvidarla. De todas maneras, no iba a mover un dedo por mí. La prensa del lunes anunciaba que ella y la «despampanante» rubia y modelo conocida como Annette habían vuelto a pasar la noche del sábado juntas para celebrar el gran partido que había hecho  "El huracán" … Y bla bla bla —murmujeó aburrida.

—Chu —Jennie estiró el brazo y la tomó de la mano—. No… no puedo creer que te hiciera eso.

Jisoo se encogió de hombros restándole importancia.

—Hace cuatro años de eso, hermanita. Casi cinco —especificó con una tranquilidad aterradora—. Lo pasé muy mal, sí. Me hizo mucho daño, también y obvio me costó superarla —reconoció—. Pero Rosé, sin pretenderlo, me llevó al lodo, al barro, a las vísceras —explicó con los ojos velados por la determinación. Gracias a eso, empecé a componer desde adentro. Y a cantar de verdad.

Sus hermanas sonrieron con cariño

—Aún no soy capaz de hacerlo en público, creo que nunca lo seré. Pero con el dinero que heredé de papá puse mi propio estudio, mi propia productora, y empecé a crear canciones que salían de ese lugar en mí que yo desconocía. ¿Y saben qué? El profesor Richard tenía razón: «no puedes cantar sobre el amor, si no has conocido sus dolores y no te han hecho daño como para conocer las notas que esconden el dolor y la resurrección». Cada mañana, en casa, en Sananda, le cantaba a papá y le dedicaba la letra de «En brazos de mi Ángel». Lo hice día tras día, como una terapia. Y cuando iba a Seongsan Ilchulbong con mamá y la abuela, también cantaba en voz alta para que me oyera el santuario. Ahora me gusta mi voz. La acepto. Y me sirve para poder transmitir en las canciones que compongo lo que quiero, y para quienes las oigan, reciban el mensaje que quiero dar. La primera canción que compuse fue Love Sick Girls y fue número uno en muchos países. Después hice otra para Little Mix . «Secret love song».

—una canción bastante adecuada —señaló su hermana.

—Después vinieron Kelly Clarkson, David Guetta, Calvin Harris, Justin Timberlake, Taylor Swift, incluso algunas bandas sonoras… bueno, y muchos más. Lo que quiero decir es que la traición de Rosé me ayudó a encontrarme y a sacar la música que tenía en mí. Abracé el dolor, y me acepté con todos mis defectos y matices. Ahora me han propuesto crear una canción conjunta para el nuevo disco de Roxette. Bueno ya la he hice… —Sí. Y era extraño e irónico al mismo tiempo. Porque se había hartado de escuchar a ese grupo cuando estaba con Rosé. Y ahora, ella trabajaría con ellos.

Puede que los gustos de Rosé también hubieran cambiado, y tal vez no escucharía ese tema. Pero no importaba. Colaborar con ellos era un sueño en sí mismo.

—Me alegro muchísimo por ti, Chu. No me voy a cansar de repetírtelo. Eres una estrella —la felicitó Jen.

—Una estrella encubierta —corrigió Jisoo con una sonrisa.

—Pero eres una estrella al fin y al cabo. Tú brillas de verdad. Solo me da rabia que boba rubia no tuviera su merecido.

—Bueno. Lo tuvo a su manera. El karma le pasó factura. Perdió la final de la Copa contra Iga Swiatek. Hizo un juego pésimo —sonrió con malicia—. Aunque después, el mismo club la fichó por una millonada. Y, siempre se ha quedado a las puertas del oro en los olímpicos. Eso es lo único que le queda por conseguir.

BRUJAS DE SAL | PARTE 2 | CHAESOO & JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora