Capítulo 19

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—Unnie… —la voz de Chiquita se hace notar con alarma atrás— hay una patrulla detrás de nosotras.

Taeri se gira de inmediato y su rostro se oscurece.

—Qué extraño. Quiere que nos detengamos —dice y la pequeña Manobal asiente con los labios apretados—¿Cuánto nos falta para llegar, Jen?

—Estamos a dos kilómetros del aeropuerto, yo diría unos diez minutos

—Bien, detente. Supongo que solo es algo de rutina. Oríllate ahí.

La morena duda, pero le hace caso a su hermana y se detiene. La patrulla lo hace solo un par de segundos después y de ella salieron dos oficiales, uno moreno y el otro con el cabello bastante rubio. Ambos bastante altos y con el rostro apacible, lo que no le dio más confianza. Pero de igual manera no podía hacer nada más que esperar.

Pocos minutos después los oficiales se acercan a su vehículo, uno por el lado de Jennie y otro, por el de Taeri.

—Esto no me gusta, Tae, no los he visto por la isla antes.

—yo tampoco. Pero veamos como van las cosas. Chiqui, por si acaso cierra las ventanas, toma tu mochila y ten una mano en el seguro de la puerta.

—¿Hay algún problema, oficial? —preguntó Taeri con serenidad al oficial que se acerco por su ventana.

El hombre tenía el pelo rubio muy corto, los ojos negros y la perilla muy bien recortada. No parecían extranjeros, pero su energía era diferente… muy pesada. Demasiado para el gusto de las Kim.

—¿Es usted Jennie Kim? —preguntó el que ya estaba en el lado del conductor y un leve acento se pudo notar en su voz.

Definitivamente no eran de la isla.

—Depende. ¿Quién lo quiere saber? —respondió Taeri con cara de armas tomar.

El hombre suspiró pesadamente y las estudió de la cabeza a los pies —Vamos a necesitar que se bajen del vehículo por favor.

—¿Por qué? ¿Qué sucede? —el “oficial” a su lado intentó abrir la puerta, pero a Jennie fue más rápida y bloqueó todas las puertas con seguro.

—Señorita, será mejor que colaboren —habló el rubio forcejeando incluso la puerta de atrás y al no poder abrirla, intenta tocar a Taeri por el hombro, pero el solo contacto lo quema y su collar de las brujas se enciende. Es ahí cuando ambas se dan cuenta de quienes son realmente.

—¡Jennie, arranca! —Grita Taeri y como si fuera una reacción automática, la morena pisó el acelerador a fondo y el carro soltó un chirrido espantoso pero no se movió.

—por favor, no nos hagan repetirlo. Bajen del vehículo. Ahora —dijo con diversión

—¿Y qué si no lo hacemos? —respondió Jennie con los dientes apretados

— ¿no lo harán? —Preguntó con sorna la voz de una mujer apareciendo de la nada y en un dos por tres las ventanas del vehículo, explotaron.

Las tres chicas emitieron un grito casi ensordecedor, pero los hombres solo rieron con malicia. Eran seguidores de la oscuridad, no había duda.

—¡bájenlas ya! No me hagan perder más el tiempo —ordenó la mujer que había llegado y parecía ser la líder.

Jennie la vio de pies a cabeza con rabia, mientras evaluaba la situación y le dio una mirada a su hermana. La mujer sostenía un paraguas negro sobre su cabeza para protegerse del sol, tenía el cabello corto y rojo brillante, casi llegando a naranja batiéndose con la brisa, como la melena de un león. Sus ojos estaban cubiertos por unas gafas negras de montura ancha, pero en su rostro no había la más mínima pizca de vacilación.

BRUJAS DE SAL | PARTE 2 | CHAESOO & JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora