Capítulo 21

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—¡Aquí! ¡De-deténgase aquí! —gritó Jisoo al ver a su madre desesperada a un lado de la carretera, junto a un gran número de personas que se arremolinaban con curiosidad.

Apenas habían bajado del avión. El vuelo había sido corto, solo una hora desde Seúl, pero la sensación de calor intenso en su nudo de las brujas le hizo arrancárselo del cuello y tirarlo, en cuanto sus pies tocaron la isla. Ya no cabía ninguna duda. Algo muy malo había pasado.

La castaña corrió, casi lanzándose del taxi en el que iba con Rosé y se encontró con una escena espantosa. El auto de su hermana con los vidrios destrozados y un río de sangre alrededor, solo acordonado por cintas amarillas qué indicaban una escena del crimen. Miró a su madre con pánico y buscó a sus hermanas al mismo tiempo, pero solo halló a su abuela que tenía la expresión más crítica que hubiera visto en su vida.

A un lado, Bambam sostenía a Lisa y unos policías les pedían los curiosos qué se movieran para que una ambulancia pudiera salir. El cuerpo adentro estaba totalmente cubierto.

El frío la invadió y Rosé tuvo que sostenerla para que no se derrumbara con el crudo  pensamiento que invadió su mente.

—¿Q-qué demonios pasó a-aquí? —fue lo único que pudo salir de su boca en un jadeo ronco y pesado.

Rosé también estaba impactada. La gente murmuraba algo de un asesinato. Todos estaban conmocionados, Jeju siempre había sido un lugar tranquilo, jamás había pasado nada similar.

La rubia acompañó a su novia sosteniéndola por la cintura hasta dónde se encontraba su madre y de inmediato ambas se abrazaron. La castaña al instante le preguntó por sus hermanas y Minyeong no pudo responder. Le dijo que no sabía, que al igual que ella solo sintieron el peligro, pero que aun nada tenía Sentido.

Hablaron sobre como habían corrido a ese lugar solo por instinto y aunque no fueron las primeras en llegar, ver todo descubierto había sido demasiado. Sin embargo, cuando le dijo que la persona que se habían llevado sin vida era Dohe, al menos su alma pudo respirar un poco.

Ella seguía devastada por su amiga, pero el impacto era menor al no ser una de sus adoradas hermanas.

Poco después, se acercaron dos policías a hacerles preguntas, muchas de ellas ni siquiera eran relevantes para la castaña y comenzaron a molestarle las que sugería qué ellas estaban involucradas con algún tipo de mafia o secta satánica.

—mire, será mejor que haga bien su trabajo o de lo contrario, yo misma me encargaré de que lo destituyan y pongan a alguien competente al mando ¿entendió? —intervino Rosé cansada de que estuvieran inventando teorías que perjudicaban a su novia y a su familia— esto no es obra de simples delincuentes. Mucho menos de fanáticos ¿Acaso no lo ve?

Los policías se disculparon y se alejaron solo dejando a dos en la escena, para cuidar el espacio después de la llegada del perito y el fiscal.

La rubia tenía razón. Las líneas telefónicas no funcionaban, no había Internet y ni siquiera los mensajes estaban funcionando. El ambiente se sentía demasiado caliente y sobre todo, la sal se había ennegrecido de nuevo en su casa. Eso no era nada normal, mucho menos natural.

—Son ellos —dijo entonces la abuela segura y llagando por un lado— las aves están inquietas y la sal del aire está pesada. Los Kwon han vuelto, pero ahora no están solos. Hay algo en el ambiente, algo mucho más fuerte y creo saber de lo que se trata.

—¿De qué hablas mamá? —le preguntó Minyeong y su madre la miró con mucha preocupación, justo antes de girarse hacía Lisa y Bambam que seguían estudiando la escena con mucha ansiedad.

BRUJAS DE SAL | PARTE 2 | CHAESOO & JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora