Capítulo V

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Respiró profundo para levantarse equilibrada, realizando movimientos precisos para tensar la cuerda del gran arco, sosteniendo la flecha. La vista la tenía fija en el tablero acolchonado. Y sin tardar demasiado, disparó.

Cerca del centro.

Oyó los aplausos de su maestro y de otras personas que venían a practicar ese arte.

—Y así, joven, se ejecuta la bella danza silenciosa entre el arquero y su arco. Gracia y precisión en un solo lugar— mencionó el hombre mayor que avanzaba unos pasos en dirección a _______, que sirvió de demostración para un nuevo aprendiz.

—Lo he apreciado mucho, señor— asintió con una sonrisa tranquila.

El resto se dispersó para regresar a sus lugares o ir a tomar un pequeño descanso.

—El lunes vendré a iniciar mi primera clase.

Escuchó lo que decía el nuevo mientras que ella se dirigía a tomar un poco de agua.

El día anterior había sido muy agitado para ella, sobre todo cuando se juntó con Keina Arai.

El tema con su abuela fue tranquilo, incluso la abrazó con fuerza, tratando de encontrar consuelo en ella que no dudó en disculparla. De cualquier modo, comprendía su situación. Y la joven estuvo más cómoda sin que estuviese la lectora del destino en esa vivienda, ya que era una vieja conocida de la familia.

Y regresando a lo de su amiga, en un comienzo tenía la intención de contarle lo sucedido, pero acabó con la boca bien sellada. No sabría cómo decírselo, más con lo extraña que fue la situación.

Esperaba que ese fuese su primer y último encuentro, porque si había un siguiente, paciencia no tendría.

—Estuviste increíble hace un rato.

Regresó a ver al muchacho que se acercaba a ella sonriente.

—Gracias— dijo desconcertada para realizar una pequeña reverencia —. Llevo años practicándolo.

—Lo noté. Parecías una experta.

—No para tanto— sonrió avergonzada, provocando que el chico soltara una risita.

—A propósito, me llamo Jouji.

Estiró su mano a la fémina que quedó confundida por el simple hecho de que se presentara con su nombre nada más. O al menos que dijera solo su apellido.

—_______ Ito— aceptó el apretón.

—Un placer conocerte. ¿No tienes problema en que nos hagamos amigos?

—Eh... para nada— sacudió la cabeza, retirando la mano.

—Entonces nos veremos el lunes, nueva amiga.

Y, despreocupadamente, se retiró del campo de entrenamiento al tiempo en que iba bajo la atenta mirada de la apellidada Ito.

Ese chico era más agradable que el del día anterior, quien cada vez que viajaba a su mente, la irritaba.

Respiró profundo para intentar despejar la cabeza y regresar a la práctica.

Respiró profundo para intentar despejar la cabeza y regresar a la práctica

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HILOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora