Capítulo XXXIV

4.8K 567 217
                                    

Sintió unos ligeros piques en uno de sus brazos, provocando que de a poco se fuese despertando. ¿Acaso se le estaba haciendo tarde para ir a la escuela?

Entreabrió sus ojos con una pequeña queja para percibir que seguía oscuro el ambiente.

—Vamos. Despierta, dormilona.

Al oír ese susurro a sus espaldas, volvió a quejarse para plantar su cara contra la almohada.

—No seas así, _______— siguió hablando bajo, para acomodarse tranquilamente a un lado del cuerpo de ______ Ito.

—Ni siquiera amanece...— logró formular como pudo.

—Tengo que aprovechar a verte cuando tu papá está dormido o sentirá mi presencia si vengo en otro momento— dijo lo obvio.

La fémina le había contado todo lo sucedido la madrugada anterior que se vieron, hasta ese detalle que confirmó las sospechas de Satoru Gojo respecto a ese hombre.

—Ya me viste. Buenas noches.

Se acurrucó en la orilla de la cama debido al espacio que utilizaba el muchacho que seguía allí. No pasaron muchos segundos para que volteara con el rostro sonrojado y fruncido para verlo.

—Tengo clases en pocas horas.

—Yo también— informó para reacomodarse —. Así que durmamos juntos.

Se giró y se llevó consigo las mantas, provocando que siguiera quejándose la chica.

—Bien... Unos minutos y me dejas dormir...— suspiró rendida.

A sus palabras, hizo que él girara a ella y la rodeara con los brazos, pegándola a su pecho. _______ apoyó sus manos ahí, para intentar poner un poco de distancia por sus nervios, pero lentamente fue aflojando.

—¿Cómo estuvo tu día?

—Bien, ansiando este momento— mencionó tranquilamente, acariciando un brazo de Ito.

—Hace poco más de dos meses no hubieras dicho lo mismo— dibujó una pequeña sonrisa, estirando una mano para tomar las gafas oscuras de Satoru y verlo unos instantes a los ojos. Luego de eso, se las puso siendo incapaz de ver más allá del cristal.

—Es que no te dejabas querer.

—No hables de orejas, burro. También eras bastante insoportable.

Oyó una pequeña risa de su parte, ocasionando una también en ella.

—Nah, yo soy perfecto. Cada día más me confirmas el porqué Megumi te prefiere a ti que a mí.

—Déjalo al pobre niño en paz.

—Imposible. A veces te encariñas y resulta inevitable— quedó viéndola con una sonrisa tierna de lado, acomodándole unos cabellos por detrás de una oreja para acercarse a depositar un beso en su frente y bajar más a dejar uno en la punta de su nariz.

Con cierta seriedad, los ojos de Satoru regresaron a la puerta de la habitación. Parecía que el padre de la muchacha se había despertado.

—Ya nos veremos muy pronto. No te preocupes— dijo suavemente para besarla rápidamente en los labios, para quitarle sus lentes oscuros y notar que tenía los ojos cerrados.

Los abrió sobresaltada al notar que ya no los tenía, para regresar a verlo colocárselas.

—¿Qué pasó? — se sentó en la cama, hablando bajo.

—Te doy dos opciones: me voy o tu padre se enoja si me ve. Aunque me gustaría aclarar un par de cosas— sonrió y sugirió mientras se ponía de pie, con cuidado de no molestarla demasiado.

HILOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora