Capítulo XX

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—Me atrevo a admitir que la reunión del club estuvo muy buena.

—¡Sí! Muchas constelaciones con sus historias. Nunca esperé tanto.

—A la tercera, cuarta reunión, ya se vuelve más interesante— sonrió _______, acomodando algunos cabellos por detrás de una de sus orejas.

Ya era la tarde, y finalmente estaban regresando a casa.

El fin de semana para la apellidada Ito fue casi eterno desde el momento en que se cruzó con Satoru Gojo. Luego del suceso de la maldición, le costó bastante tranquilizarse y, cuando el chico volteó por completo a verla, ninguno se dirigió la palabra en lo más mínimo. Se miraron mutuamente y cada quien por su camino.

A ella le faltaron piernas para llegar más rápido a casa, diciéndoles a sus padres que estaba así por haber visto una maldición. No mentía después de todo.

Tras mirar a ambos lados de la calle, la cruzaron para continuar el recorrido a sus hogares.

_______ hizo una mueca con los labios, recordando las dudas que olvidó ese fin de semana por obvias razones. Vio a Keina Arai por el rabillo del ojo, para bajar la mirada al suelo.

—¿Hay algún motivo por el que no me quieras decir con quién irás a la feria?

Notó que rápido se puso nerviosa. Entendía que no quería que tocara el tema, pero su silencio le preocupaba. ¿Y si era un chico con que le hizo abrir los ojos para que se diera cuenta de que no era el indicado para ella? Iría por su propia cuenta a golpearlo si era necesario.

—Solo... no... Por favor, ______, no insistas en eso— agarró su bolso con fuerza —. ¿Irás con tu amigo? Por si es así, sabrás con quién iré si nos vemos allí...

—¿Tanto tendré que esperar?

—No exageres... Falta poco para el viernes.

—Recién es lunes.

—Pero falta menos que el viernes pasado.

Ito asintió lentamente, resignada.

—Oye... Necesito hablar de algo importante...

Soltó de la nada, cabizbaja. Sentía que acababa de meter la pata. De lo que necesitaba hablar era respecto al joven de blancos cabellos y azules ojos, lo cual la llevaría a hablar de la hechicería. Y no quería eso para nada.

—¿Qué pasa?

Y el tono de preocupación de su amiga peor la puso.

—Hay... alguien que me está haciendo sentir extraña...

—¿Cómo?

Sintió su rostro enrojecer. Había sido algo que percibió muy lindo en que la protegiera de esa forma, pero estaba claro que iba acorde a sus palabras de que él, como el fuerte, debía de proteger al débil, como ella.

No le importaba eso: Satoru Gojo igual la cuidó.

Y ahora se sentía peor con todos los pensamientos contrarios que tenía. Debía que encontrar la manera de ahogar las dos mariposas que habían aparecido en su estómago desde que empezó a percibir más lindo al de cabellos blancos. No quería que esos insectos se siguieran multiplicando dentro de ella.

—Es... algo... difícil de describir...— habló insegura, comenzando a jugar con su dedo meñique, sintiendo una horrible sensación de que un hilo la apretaba. No extrañó eso en lo más mínimo, y menos lo quería si Satoru Gojo también lo experimentaba.

Abrió por cortos segundos sus ojos bien grandes, creyendo que ese suceso se manifestaba ante algún dilema que ______ no quería categorizar como "amoroso" en su caso. Y asco le daba categorizar la situación del chico de ojos azules de esa manera. No quería que la lectura se volviera realidad.

HILOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora