Capítulo XII

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—Averigüé que tu apellido pertenece a un clan muy antiguo.

—Vaya, que gran noticia— desvió la mirada, haciendo su mejor intento de no parecer nerviosa.

Que de una buena vez soltara que ya sabía la verdad, del destino que juntos tendrían y que él tampoco lo deseaba, así hacían más fácil la distancia entre ellos. Cada cual con su vida y fin de la historia.

—Un clan que puede ser considerado de categoría especial con mucho trabajo.

Sus cejas se fruncieran ligeramente ante sus palabras, sin comprender a qué se refería. ¿Categoría especial? ¿Eso era bueno o qué?

Se tragó sus preguntas. Eso no debía de importarle. Sería una no-hechicera muy feliz.

—Pero si apenas te soplara, te irías volando.

Llegó a sorprenderse al notarlo cuando acortó la distancia entre ellos, habiendo bajado sus gafas hasta la punta de su nariz y clavando sus azules ojos en los de ella.

—¿Eres boba o qué? ¿De esta manera desperdicias el honor de una legendaria familia?

—¿Y eso qué te importa?

Sus mejillas estaban teñidas de rojo. No podía creer lo hermoso que era ese muchacho.

El interés en la mirada de Satoru fue disminuyendo al igual que la dureza de la misma, para volver a pararse bien, acomodando sus lentes con una mano.

¿A qué se debía ese repentino cambio?

—Eres muy débil. No tiene caso.

Giró sobre sus talones para comenzar a caminar.

______ quedó viéndolo, mostrando molestia en su rostro.

—Débil o no, eso no te importa. Métete en tus asuntos— no quiso alzar mucho la voz para no llamar la atención de las demás personas que pasaban por allí, que seguro no entendían nada de la charla o ni la escuchaban.

Lo vio detenerse, bajando la cabeza mientras arruinaba su postura acompañada de un pesado suspiro.

Y volteó para dirigirse a ella.

—El fuerte protege al débil— empezó diciendo con irritación, acercándose a ella y ocasionando que la fémina fuese retrocediendo sin intención, desconcertándola —. Por ende, yo soy fuerte y tú débil. Indirectamente te estaré protegiendo por más que ninguno de los dos lo quiera.

______ trataba de hacer algo al respecto, intentando encontrar una explicación lógica a lo que sucedía. Sentía una presión que la empujaba. Trataba de frenarse con los pies, pero resultaba inútil. No era mucho lo que llevaba alejándose de su sitio anterior, pero había una diferencia.

—Se llama "Infinito". Ni siquiera reconoces que se trata de una técnica maldita ni que la estés experimentando.

La presión cesó, consiguiendo que el aliento regresara a ella. Se había dado un buen susto.

Con molestia dirigió su mirada a Satoru Gojo que estaba vez si se marchaba, sin voltear atrás.

—Engreído...

Estiró una mano en su dirección, pero detuvo cada acto. Su intención era jalarle algún mechón de cabello con un hilo maldito, pero no estaba interesada en que él se diera la vuelta a reclamarle o hablar respecto a que si sabía utilizar algo que apenas ella entendía.

Tampoco debía de ser impulsiva.

Dejó caer su brazo seguido de un pesado suspiro. Reacomodó su bolso para regresar a casa por otro camino, sino acabaría siguiéndolo por un trecho y eso implicaría que también le volviera a conversar.

HILOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora