Capítulo XXVII

5.2K 643 85
                                    

Llamó a la puerta, sintiendo desde el primer segundo un ambiente extraño emanando del interior de la vivienda. Retrocedió unos pasos para ver a todos lados, verificando que su amiga no saliera de otra casa tras enviar el mensaje de que ya había llegado.

­—Pensé que vendrías más tarde— mencionó la misma al abrir la puerta y descubrir a ______.

—Jouji me acercó. Te manda saludos— sonrió para no mostrarse tan tensa.

—Justo me acaba de mandar un mensaje diciendo que me acababa de dejar un paquete— se hizo a un lado, dibujando una divertida sonrisa.

—¿Tengo cara de ofrenda de paz o qué?— arqueó una ceja, sin dejar de verla mientras pasaba a su lado, tratando de no mostrarse tan vulnerable ante la presión.

Allí dentro estaba siendo peor.

Soltó aire por su boca, bajando los hombros. Pero no fue de mucha ayuda.

—Mis tíos llegan en menos de una hora.

—Bien. Igual, papá pasará por mí en media hora— dijo sobresaltada, regresando a verla para buscar su teléfono en un bolsillo y sacarlo para comprobar la hora y asentir a lo que sí misma había dicho —. ¿Y tus primos? — preguntó, tratando de parecer relajada.

—Están viendo una película. ¿Quieres que vayamos a ver arriba? Es de ahí que viene por lo general el ruido.

Congeló una sonrisa ante lo que parecía ser su prisa. Se la notaba hasta más tranquila, y no sabía si era por su presencia o sus palabras en el instituto diciendo que no debía ser nada, o la suma de ambas.

—Primero quiero realizar una llamada... ¿Puedo?

Mostró su celular para hacer que su amiga asintiera y le señalara una habitación en donde podía realizarla tranquila y, que cuando terminara, la fuera a buscar a la sala en donde estaban los menores viendo la película.

Buscó entre sus contactos el más reciente agregado: Satoru Gojo. Desde el miércoles, tras la cena, lo tenía ya que él se lo pasó para que lo llamara cuando quisiera una segunda cita. Todo diciéndolo en un tono coqueto que captaba de inmediato el chiste. Pero lo necesitaba para otra cosa en esos momentos, para una que era de mayor tamaño que ella.

Respiró profundo, nerviosa por lo que haría. Y marcó llamarlo. Pegó el teléfono a su oreja con inseguridad, oyendo el ruido que le indicaba que estaba en espera.

Llevó una mano a sus labios, contorneándolos con un dedo.

Fue dirigida directo a la casilla.

Lo intentó una vez más, pero tuvo el mismo destino.

Tenía menos de media hora para ver la situación.

Seguramente era una pequeña maldición y ella se sentía así por su falta de costumbre a ese tipo de ambiente. O al menos quería hacerse a esa idea.

Se dirigió a donde estaba Keina, indicando que ya estaba. Otra cosa que tenía claro, era que su amiga ahora debía de creer que veía fantasmas o cosas así. ¿Qué tan rara pensaba que era?

Saludó con la mano a los niños cuando voltearon a verla y salió tras de la otra chica.

—¿Escuchaste?

Keina detuvo su andar en mitad de las escaleras, sin problema alguno, pero ocasionando que ______ comenzara a tener miedo al mismo tiempo en que sonría ampliamente sin emoción alguna. Sabía que un dato que su tío o Shukumei le dijeron, se lo estaba pasando de largo.

—¿Acaso es Jouji pensando en ti? ¿Tan fuerte tiene los pensamientos?— fue lo único que se le ocurrió decir, sintiendo como una gota de sudor frío caía por su sien.

HILOS |Satoru Gojo y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora