CAPÍTULO 13

532 59 0
                                    



Tarantina

—Soporte tu dolor para que hablaras solo para caerle bien a tu hijo y no matarlo ahí mismo si me sacaba de mis cabales, pero este ardor es tuyo, ¿Creías que la sanación sería algo gratis con la magia negra presente?, creí que tenías más de dos neuronas.

—Bajen sus espadas y váyanse —le sonrió, su cara se arruga y como me ha pasado desde que llegué siento ese fuego de satisfacción al verlos sufrir.

—Me agrada que razones y sea más agradable —me mía los labios y sonrie.

—¿Ahora te crees emo? —le sonrió sarcástica.

—Sé que intenta distraerse para no pensar en el ardor, pero como ando de buenas, déjeme decirle que los labios negros es porque se ven fantasticos mientras chupo pollas.

—¿Intentas hacerme reir? —se burla y niegocon la cabeza.

—Más bien estoy probando su capacidad de reconocer el sarcasmo —dejo de disparar mi magia a su cabeza y la vieja insoportable mueve una mano.

—¿Solo una mano, es en serio?

—Sí, sino quiere morir en el intento de más por fundimiento de cerebro, pero si quiere lo intentamos.

—Bueno, ya te puedes largar —no espero a que diga más y desaparezco a la cocina donde tomo un pan y café.

Voy directo al jardín trasero, tengo muy buenos recuerdos de mi viendo el paisaje.

Termino de comer a mitad de camino y solo me centro en beber mi café mientras camino por el patio hacia el jardín.

—Nunca creí volver a verte —me giro para encontrarme con Martin de frente —, es raro conocerte con vestidos de flores y que ahora vistas de esta manera tan peculiar.

—Tiempo sin verte de igual forma... —le respondí —, ¿has seguido en lo mismo o ya estás casado con tu prometida?

—Ni uno ni lo otro, nos dejamos —finjo sorpresa y sonrió.

—Qué pena. ¿Te gustaría salir hoy por la noche? —lo sorprendo.

—¿Y el rey?, usted es suya —algo en mí me gritaba que lo ahorcaran por decir esas imprudencias.

—No, vine aquí a sanar a la reina, pero él y yo no somos ni un carajo más que enemigos, me quiere muerta y yo lo quiero muerto a él.

—Entonces aceptó la cita de esta noche.

—Nos vemos luego —desaparezco.



****

Nunca me había tomado la tarea de vagar por el reino de las brujas, es realmente hermoso de noche, la brisa es igual de fresca que en la manada capital, pero la diferencia es que aquí hay personas fuera de sus casas en la noche, cosa que Danton no permite, asi que a esa hora todo es un cementerio.

Entró en el bar que horas después acordé con Martin y desde mi caminata hasta ahora que estoy sentada en una mesa, nadie se me ha querido acercar, pero no importa, de igual forma yo no estoy aquí por la gente, yo estoy aquí para simplemente meter conversación y después de encantado; follar.

Las bebidas llegan gratis a mi mesa mientras espero y al parecer me quieren emborrachar lo suficientemente como para matarme o que me vaya por mi propia voluntad.

—Entonces dime que no te hice esperar mucho. Tenía que hacerle un favor con plantas de mi mamá, sino se iba a enojar porque trabajo para ello,  pero no soy capaz de hacerle un simple favor con sus plantas.

Le dedico una sonrisa cuando se sienta a mi lado.

—Me alegra que estés aquí, la verdad que la mayoría me ha visto horrible y tú eres la única persona que me ha tratado bien —él me toma la mano y la aprieta entre las suyas.

—Sé lo mal que la pasaste y comprendo si estás enojada, sé qué hay bondad en tu corazón. ¿Es verdad lo que dijeron las chicas esta mañana?, que las habías mojado y le habías dado latigazos en la noche a la ama de llaves  —no puedo más.

—¿Quieres follar? —Soy directa y él sonríe.

—Siempre, desde el primer día.

Lo jalo de la camisa y lo coloco de pie, aparecemos en el castillo y subimos los pisos hasta llegar al frente de mi habitación.

Que carajos, tanta mierda de recuerdo qué hay por aquí solo necesito distraerme...

Atraigo a mi cuerpo a Martín y con magia desaparezco nuestras ropas, con facilidad paseo mi mano por su miembro, él me pega contra la pared y sonrió —al parecer no le importa que otra persona nos pueda ver, eso es interesante —subo una pierna a sus caderas.

Intentó besarme en la boca, pero le aparté la cara, sus labios aterrizaron en mi cuello y dejé que me acariciara los pechos mientras le daba placer con mi mano.

Coloco mis manos en sus hombros para bajarlo y me que me de un trato especial, cuando lo tengo de rodillas hago aparecer una barrera vocal y me la coloco, me mira sin entender, pero me deja hacer lo mío sin darme trabas.

Cuando siento el primer lametón pega mi cabeza a la pared, la barrera es para evitar contacto, el contacto haría mi tatuaje arder y eso es lo que menos quiero.

Que el ardor sea capaz de distraerme y recordarme al imbécil, pica un poco, pero es algo que manejo como una campeona.

Cuando abro mis ojos para ver a Martín me topo de frente con el otro miserable horror.

Axel está ahí de pie sin decir un carajo y viendo como otro hombre me restriega su lengua, la cosa que me impresionó que no pude ver bien por culpa de las sensaciones y que después lo noté, es que estaba furioso.

O tal vez me lo estoy imaginando.

No fue hasta que llegó a mi liberación y me arrancan a la persona de entre mis piernas que despierto.

—¿Qué carajos haces? —le grito aburrida.

—Respeta mi castillo —ruedo los ojos y hago un movimiento desinteresado con mi mano.

—Sí, sí, como sea, me voy.

Iba a entrar a mi habitación cuando su muñeca encierra mi brazo, el tatuaje no arde más bien me da cosquillas que se dirigen a mi coño.

—¿Qué carajos quieres?, tengo que ir a dormir.

—No puedes tirarte al personal.

—Yo hago lo que se me venga en gana, metetelo en la cabeza, es una persona y yo otra, nos quisimos follar y ya, se acabo, él tiene vida privada y yo la mía —aplasto mi dedo en su pecho —, y tu no puedes hacer nada al respecto.

En un tirón rápido me besa, explayar los ojos es poco para lo que hago Justo ahora, me sacudo y entierro mis uñas en su pecho buscando que me suelte.

Algo en mi golpe como recuerdos y simplemente me debilito en sus brazos, tengo unas fuertes ganas de llorar, pero no puedo.

Lo empujó.

—No hagas nunca más esa mierda —lo apunto con mi índice —, te jodere las bolas si me vuelves a besar.

Y con la mirada en alto entro a la habitación dando un gran portazo para que quede en claro mi rabia.

Si quería hacerme encorajar pues ya lo ha logrado, ese maldito imbécil me las va a pagar.









_________________
Att: Eliana Batista💋

MALDITO REY BRUJO [#5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora