CAPÍTULO 14

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Tarantina

Estoy tranquila en el patio trasero después de hacerle funcionar la otra mano a la reina y recibir una tanda inmensa de insultos acompañados con advertencias y amenazas cuando escucho un grito, me levanto de mi asiento con rapidez y corro hacia la entrada del castillo, los gritos son de auxilio y cuando escucho mi nombre de fondo me tenso.

Al llegar a la escena algo feo se movió dentro de mí, es como si me hubiera visto a mi misma siendo arrastrada otra vez.

—¡Yo no hice nada rey, se lo juro! —gritó Martín que era tirado por los guardias hacia una hoguera.

Cuando mis ojos captaron a la otra persona de fondo saco mi magia de fuego y se la lanzo, la detiene con su mano y juega con la llama para después mirarme sin expresión.

—¿Qué carajos crees que haces ahí? —le grito mientras me acerco hasta quedar cara a cara.

—Yo hago lo que se me dé la gana, son mis asuntos y no deberías meterte en ellos —abro mis ojos asombrada por su maldita astucia.

—¿Lo haces por lo de ayer verdad?, ¿ Acaso herí tu ego de machito caprichoso, pues que mal, pero él es inocente y no debería morir por tus idioteces.

—A diferencia de ti, soy el rey y castigo como se me venga en gana y creo que —señala a Martín que lo tenían sujetado en cadenas mientras me miraba con ojos esperanzados —, maltratar a mi caballo Imperio es más que suficiente.

Cuando me fijé en Imperio por primera vez tenía la pata delantera vendada y recogida.

Miro a Martín

—¿Lo hiciste? —le pregunto y él negó frenéticamente.

—Te lo juro, no sería capaz, yo solo le doy el alimento y me voy.

—Vi como cortabas su pata, no tienes excusa —dice sin interés Axel.

—Rey, por favor —juntaba sus manos pidiendo clemencia, pero Axel solo hizo un además con la mano y los guardias comenzaron a arrastrarlo hasta la hoguera.

—Axel, no seas un puto de mierda y haz algo, perdonarlo, quizás viste mal —le sugiero sin querer perder la paciencia.

—Yo no hago nada sin recibir algo cambio, mi querida Tarantina, sino me das salgo a cambio se quemara.

Cuando estaba apunto de ser echado en la hoguera digo las palabras más estúpidas que me recuerdan que no he cambiado del todo y sigo siendo una blanda de mierda.

—Hago lo que quieras, pero suéltalo —Axel chasqueó y todo el plan de un Martin chamuscado freno.

—Que tentador sería ordenar te que te cortes las venas o tal vez ponerte en cuatro para recargar mis pies sobre tí, pero esas cosas no son tan interesantes como lo que estoy ideando ahora mismo  —me sonríe de una manera macabra —, Son palabras muy grandes y espero que sepas lo que vale una promesa de bruja.

—Lo sé, ahora dime qué carajos quieres para marcharme lo más rápido posible.

—Lo que deseo de ti es que pases los días que te quedan aquí conmigo —me paralizo y su sonrisa se ensancha

—¿Esto lo haces para amargarme la vida cierto?, quieres estudiarme para saber por dónde atacar y matar de forma dolorosa y lenta —ahora le sonrió yo —, o eres un puto masoquista de mierda que desea que le parece las bolas.

—Un mensaje muy descriptivo, pero prefiero reservarme las razones —aprieto mis puños llena de enojo —, es mejor que me comiences a seguir.

Iba detrás de él, todo el puto día, a cada lugar al que iba no faltaban mujeres que lo admiraban.

MALDITO REY BRUJO [#5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora