UNA MARIPOSA DORADA (PRÓLOGO)

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HIMARI.

ACTUALMENTE.

ACTUALMENTE.

«Cuando menos te lo esperes, la oscuridad va a tomarte, tus alas se van a cortar y la sangre pasará por cada hueco de tu piel». Sentía como el peso de mi cuerpo recordaba cada palabra de ella. «Parece que alguien te ha dejado un regalo», me dijo de pronto, mientras entraba a la pequeña habitación que había alquilado por algunos meses.

«—¿Pero quién ha puesto esto aquí?» Me pregunté en ese momento mientras obvserbaba el objeto negro con una mariposa dorada dibujada en el centro.

{¿Estás preparada para ver la muerte?}

Las letras en cursiva eran las que se destacaban bajo el insecto como si me estuvieran hablando directamente, recordando lo que era por dentro.

Sabía que en el fondo no me encontraba sola, entonces no me preocupaba, aún sabiendo que al comienzo se había convertido en un iceberg, ya que de alguna manera ella estaba dentro de mí.

«¿Y si me están siguiendo», había pensado segundos antes, sin embargo después de unos minutos , porque había llamado mi atención y si tenía certeza de algo era que no me permitía quedarme con la curiosidad, lo primero que hice fue encontrarme con la primera página, la hoja se asemejaba a una cuchilla, «es filosa, delicada, pero...»

— No hay nada— le comenté al ser que me estaba acompañando, mientras dejaba de lado el objeto liviano, lo más extraño era su olor, olía a jazmines, «tal vez venga del cementerio», pensé en ese instante— vaya perdida de tiempo.

«Pensaste que te daría la solución para el próximo viaje ¿verdad, Himari? Qué idiota eres».

—Déjame en paz—le respondí a la voz dentro de mí.

«Sabemos que te encanta cuando aparece una de tus mariposas, por eso ni siquiera te has preocupado por quién ha puesto el diario ahí».

Y no podía mentirle, ni me podía mentir, porque tenía razón, me había acostumbrado a mi jardín de mariposas, aunque me faltaran dos de ellas para completar mi colección.

—Las mariposas, tan delicadas, perfectas y coloridas, me encanta cuando se transforman en esos insectos que parecen tan hermosos, pero que al final son espeluznantes, ellos no saben de lo que son capaces aquellos seres. No saben de lo que yo soy capaz, ingenuos.

«Ves Hamiri, no puedes evitar el amor que le tienes a la maldad, ¿por qué me escondes, sí sabes que te encanta cuando estoy dentro de ti?»

Dentro de mí.

No escuchaba esa frase desde aquella última noche, mientras veía sus ojos penetrantes, excitados, pero asustado al descubrir quién yo era realmente.

Recuerdo la primera vez que lo hice, fue un sentimiento de gloría, había encontrado a la persona me había encerrado en aquel espacio para matarme sin pudor.

Adriano y sus ojos color azules como el mar, «tan hermosos», fue lo que pensé la primera vez que lo vi a través de aquella foto.

—Te estoy esperando, ¿en dónde te encuentras, amor?—Me había preguntado en el frío diciembre por teléfono.

La nieve caía sobre mis pies, mientras cubría mi cuello y parte de mi cara con la bufanda roja que llevaba puesta , lo estaba esperando en el restaurante que habíamos quedado, «nuestro primer encuentro», pensé, animada por el sentimiento que habitaba en mí en ese instante.

Mis botas, a pesar de no ser tan elegantes como mi vestido negro hacían que me luciera, mientras más me miraba al espejo, más me gustaba lo que veía, de hecho, me encantaba, «si no le gusto, no me importa, hay tantos hombres en el mundo, no voy a morirme por el amor de uno», me repetia confiante.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora