VOLVIENDO AL PASADO

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Si me preguntaran cuál sería mi mayor miedo, les mentiría al decirles que no tengo, sin embargo, ella los conocía a todos y había sido en aquél día que yo misma tendría que volver al pasado, recordando una de mis peores pesadillas.

—¿En dónde está mi hija favorita?—Su voz, era retorcida, de nuevo, estaba borracho. — Himari, nena, ven aquí, papá te está esperando, ¿En dónde te encuentras mi copito de nieve?

Él me había puesto ese sobrenombre, porque según el hombre de grandes ojos verdes como el pasto, era lo que mi nombre significaba: Nieve, ya que había nacido en la época que todos amaban por la caída de los copos, al inviernos todos lo disfrutaban, menos yo, era una de las peores épocas, sentía como si cristales cortaran mi piel cada vez que recordaba los porqués de todos los traumas que habitaban cada parte de mí.

«No de nuevo», pensaba con lágrimas en los ojos, «quiero que se acabe ya», me repetía con tan solo doce años, yo no era la única que había pasado por aquello, mi hermano mayor también, sin embargo él no había resistido, porque mi padre lo había callado para siempre a sus veinte años.

—Vamos pequeña, papá no te va a hacer nada, es solo cariño— «caricias muertas», quería gritar en ese momento, aunque mi única voz era la de mi cabeza.

Su primer acto fue cuando, yo estaba tranquila con mis muñecas, esa noche no había podido dormir, mi hermano lloraba y yo no sabía cómo consolarlo, lo había visto todo, aún así, hice lo que en ese momento me mandó:

—Vete—fueron sus palabras después de todo lo ocurrido—tienes que huir—sus lágrimas caían, a mí, me partían, sin embargo, ni aún queriendo hacerlo, entendía que no había salida, era pequeña, una pequeña resignada a lo que sucediera. Es solo cariño, había sido la excusa perfecta para atraparme entre sus brazos, lo falso paternal se encontraba allí, porque en realidad estaba en el infierno que él había creado, sus manos recorrían mi cuerpo, «no, no..»

Pensaba queriendo olvidar que la punta de sus dedos me rozaban sin importarle quién yo fuera, luego, lo que sentí fue su aliento a cigarro, a su lado había dejado el objeto para efectuar aquel acto tan repugnante, sin embargo de un momento a otro mi piel ardía , tenía la punta del objeto encendida, puesta en mis piernas. Mi padre disfrutaba de mi propio dolor.

—¡Ya basta!—Le grité en ese momento al vacío, al recordar aquellas imágenes mi cabeza dolía, pero lo que más me asustaba era volver a ese día, la sombra me estaba torturando con mi pasado.

—¿Todavía no sabes por qué estás aquí?—Repentinamente estaba allí, su voz había cambiado y su forma también, no quería verla, no quería tenerla cerca, la sombra se había convertido en aquel hombre que tanto odiaba, al que tanto temía. —Mi pequeña, copito de nieve, ¿Por qué sigues aquí?

Tienes que despertarte, Himari...

«¿Quién eres?» Quise hablarle a la nueva voz, pero no podía.

Himari, te necesito viva, por favor despierta.

—¿No vas a venir con papá, copito?

Entre la sombra y la voz mi cabeza no sabía hacia dónde ir, ni a quién escuchar, el miedo recorría cada parte de mi cuerpo mientras aquél otro hombre me hablaba al mismo tiempo que mi padre.

Himari, eres nuestra única oportunidad, te necesitamos aquí , ¿me escuchas? Por favor, despierta, yo sé que eres fuerte, despierta.

—Copito, ¿No vas a venir con papá?

—No aguanto más—dije de un momento a otro.

—Tú decides enfrentar tus miedos o que ellos te consuman, querida Himari, ¿Vas a poder matar o vas a morir?—Nuevamente la sombra había cambiado de forma, tapando la voz del extraño que ya no escuchaba, no quise cuestionar quién era, más bien, solo quería correr.

De pronto el oscuro se encendió, llenándose de luces preciosas, mientras mis piernas se desaceleraron yo admiraba aquél repentino paisaje, había un jardín lleno de rosas moradas, «hermosas», pensé al verlas olvidando lo que había pasado segundos atrás.

Las damas primero—me había dicho la sombra de manera burlesca. Nuevamente la niña se encontraba allí.

—Mamá, ¿Te gustan las rosas, son bonitas? Mira, hay hasta mariposas, ¿a que son hermosas?

—Claro que me gustan, Mel, que lindas mariposas y rosas, hija.

Le había dicho con el corazón roto en mil pedazos al ver la ilusión en su mirada, «estás muerta», pensaba mientras seguía de su lado.

—Gracias por darme este regalo, mamá—«¿Qué regalo?», me cuestionaba mirándola.

—¿No los recuerdas, Himari? Miralas bien, mira las mariposas, ellas brillan en el jardín de rosas moradas, esas mariposas azules y blancas que se mezclan, esas son las personas que mataste.

—Mamá, ¿Te gusta nuestro jardín de mariposas?—Su mirada inocente se había deconstruido, Melisa había dejado atrás su sonrisa, mi piel se erizaba, porque el frío en sus ojos habitaba—¿Son lindas, verdad?—Volvía a preguntarme, no quería decirle que sí, pues eso me destruía, de pronto, aquel momento que parecía al comienzo un cuento de hadas se convertiría en oscuro de nuevo, las rosas se manchaban de negro, las mariposas de rojo y mi hija también lo hacía, era sangre, la muerte estaba de su lado, era la sombra y mientras todo eso sucedia en pocos segundos su risa ecoaba en el lugar, dejando lo dulce, intentaba no escucharla, era tan asustador que ni siquiera quería verla, mi hija era otro de mis miedos , la sombra lo entendía y sin dudarlo lo insentificaba más.

Himari, yo sé que me estás escuchando, despierta, amor.

Esa frase se había plantado en mi cabeza como si fuera una corona llena de espinas, no entendía lo que estaba pasando, aún así, esa voz estaba llamando mi atención, «¿salvación?»

Pensé en ese instante, el dueño de aquella voz me hacía dudar, aún así, aquel ser en mi cabeza era mucho más fuerte que lo de afuera, de pronto la persona que quería sacarme de la oscuridad había desaparecido de mi radar, no tenía idea de lo que estaba sucediendo conmigo, sin embargo, la pregunta de ella nuevamente volvía como si nada:

—¿Vas a matar o morir, Himari? Tu decides.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora