FLORES MUERTAS; TUMBAS VIVAS II

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«Necesito hacerlo», pensé en ese instante, los recuerdos eran el funil para accionar mi cerebro, el miedo lo acompañaba, aún así, la sombra no me dejaba atrás.

—No voy a dejar que lo hagas—respondí en ese instante, sentía como el ser que estaba a mi lado rozaba mi piel en el intento fallido de sostenerme, era la primera vez que la sombra me tocaba y sentía como la electricidad pasaba por mi cuerpo, como si tuviéramos algún tipo de conexión anterior, ignorando ese hecho tomé coraje de continuar mi grandioso y arriesgado plan, tal vez era una estupidez hacerlo de esa manera, sin embargo, no me importaba en lo absoluto.

«Sí lo haces...»

—Ya lo sé, o mato o muero—escupí con desdén soltandome de ella.

«Estás arriesgando todo por alguien que está muerta»

—Tú misma me dijiste que yo podría cambiar su destino, él también, entonces ¿por qué no comenzar con lo básico? O matas o mueres, fue eso lo que me dijiste, ¿verdad? Pues eso es lo que haré.

«No des otro paso, Himari»

—¿Me conoces, sombra?—Fue lo único que le pregunté antes de continuar con mis pasos—si lo hicieras sabrías que antes de ti, yo era una desquiciada, bueno, eso fue lo que ellos me dijeron. Pena que no pudieron contarlo, porque como sabes, los maté, sin saber que lo estaba haciendo, claro, entonces ahora que lo hago conscientemente gracias a ti, ¿por qué quieres que no lo efectué si eras quién quería esto? Yo solo estoy siguiendo tus palabras, querida sombra—finalicé para correr hacía el ser que tenía a Melisa entre sus brazos.

Imaginé que en mis manos tenía fuego y ellas se encendieron, mi cuerpo estaba ardiendo y mi corazón se encontraba acelerado, quería incendiarlo de la manera en la que él estaba incendiando mi ira.

—No lo hagas o si no...

—No te tengo miedo—corté, enfrentándolo.

Lo primero que hice fue mirar sus ojos penetrantes, el negro parecía rojo a la par de aquellas llamas, no había notado como era su piel, ni su aspecto, me recordaba a alguien, sin embargo, no podía identificar quién era y eso me molestaba mucho más.

«No lo hagas, Himari», fue lo último que le escuché decir a la sombra antes de encarar al ser.

—Nos vemos en el infierno—le dije, él no soltó a Melisa y mi cuerpo se condensó en el espacio que nos encontrabamos, poco a poco todo aquello no pasaba de amarillo y naranja, el vacio de a poco se iba iluminando con mi explosión, el cuerpo me dolía, aún así, solo quería incendiar todo a mi alrededor.

Himari, mi amor, despierta, hazlo, ¡Doctor!

«Aquella voz de nuevo», pensé mientras oía gritos, ellos me perturban mucho más.

Reanimador, ahora.

«¿Quiénes son?» Me cuestionaba viendo cómo el ser que sostenía a Melisa iba dando pasos cortos hacía la puerta que anteriormente había abierto.

—¡VAS A MATARTE HIMARI, PARA!—Esa voz era de la sombra, aún así, no quería escucharla, un algo más fuerte se apoderaba de mí, no tenía control sobre mis acciones y eso me daba placer de alguna manera.

Uno...Dos..Tres...

¡Himari, mi amor, Himari!

Eran tantas voces gritando al mismo tiempo, que ya no sabía a quién escuchar, por un momento levanté mi cabeza olvidando todo lo que se encontraba allí, ni siquiera me importaba lo que sucediera con la persona que más amaba.

La impotencia me cubrió y la rabia se adueñó en ese instante de todo lo que sobraba en mí, mis ojos pesaban, mientras mi cuerpo se elevaba como si fuera una pluma.

Sentía que algo dentro de mí había muerto. «¿Es este mi fin?» Me cuestioné antes de perder totalmente el control y entonces escuché algo que nadie me diría o por lo menos que yo conociera que lo hiciera.

No importa en dónde estés, Himari, te voy a encontrar, porque te amo. Primero las damas, querida, recuérdalo, por favor, despierta.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora