EPIFANÍA II

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—Amor, ¿Qué haces aquí?—Su voz me había sorprendido, aquellos ojos verdes se cruzaban con los míos como si fuera la primera vez que los viera, habían pasado doce años, ambos teníamos veinte, yo había crecido y mi padre enloquecido por ello, se preguntaba cómo había sucedido, sin embargo no encontraba respuestas, pues la bruja no lo había dejado volver a la torre, mi madre cada día que pasaba se veía más triste y aunque quisiera ayudarla, no podía, porque si lo hacía, si dejaba a Himari sola, corría el riesgo de perderla.

—Bien, estaba recogiendo las verduras de nuestra huerta, hay que aprovecharlas—le dije depositando un beso en sus labios, se sentía tan bien que no podía evitar sonreír, nos habíamos mudado a las afuera de Blessora, escondido de mi padre y sus guardias, intentábamos llevar una vida normal, como la de los otros campesinos, aunque en el fondo sabíamos que no éramos normales, que nos estaban buscando y que corríamos contra el tiempo.

Íbamos equipados, Himari llevaba su cuchilla, yo mi espada, aunque pudieran ser armas de mano, éramos las únicas que habíamos conseguido mantener además de nuestro cuerpo, porque ambos teníamos el mismo poder, pero a diferencia de su fuego, el mío era azul, cuando lo juntabamos se convertía en un violeta hermoso, a ella no le habían salido alas como a mí, sin embargo tenía una velocidad que yo no, éramos el complemento uno del otro de alguna manera.

—Te estamos esperando—respondió de pronto en ese momento, la miré atentamente y después su vientre, ahí se encontraba nuestro segundo hijo o hija, Melisa en ese entonces ya tenía dos años y era la niña más linda que mis ojos habían visto, su pelo corto y marrón conseguían resaltar la pequeñas ondas así como sus ojos verdes igual a los de su madre, tal vez un poco más oscuros, era nuestra perfecta junción, tenía mi nariz y boca, todo lo que restaba era de Himari.

Se le está acabando el tiempo majestad.

La había escuchado antes, pero no le había prestado atención, la bruja se encontraba allí, en mi cabeza de nuevo.

—Ya mismo voy—me despedí de ella y de mi hija que segundos después había aparecido corriendo para darme uno de sus abrazos.

Al verlas de espaldas me preocupé, algo en mí decía que ese sería nuestro final y no me equivoqué, cuando de pronto escuché los gritos.

«Debería haber ido con ellas», me decía al ver como el lugar había sido invadido, mi padre nos había encontrado, pero para mi infelicidad no estaba solo, la bruja se encontraba de su lado, ella era la única persona que me podía paralizar, lo hizo, mientras veía cómo de a poco mataba a mi familia.

—¡No!—Le había gritado, porque todo estaba ocurriendo tan rápido que ni siquiera mi poder podía sacar a Himari de allí, ni a Melisa, las llamas las estaban quemando juntas, en ese momento caí en la realidad, había perdido mi oportunidad, yo mismo había matado a mi familia por no escuchar lo que la bruja me había dicho.

Es hora que comience de nuevo, majestad, si quiere recuperar a su amada y a sus hijas, va a tener que volver de nuevo, pero no va a ser lo mismo, Himari va a renacer en el mundo de los humanos, usted sólo la conocerá por las leyendas, ella va a ser la salvadora de su pueblo, sin embargo, no la va a recordar, es la única manera de salvarla, su pasado y su futuro se juntaran en algún momento, no deje que su otra versión sin memoria arruine su futuro, si lo hace, no podrá volver nunca más.

Y mientras Himari ardía, mi padre se reía, yo en cambio no decía nada, lo único que me restaba en ese momento era aceptar mi destino, por un momento quise recordar todo lo que habíamos vivido juntos para poder llevarlo a donde fuera. En ese momento cerré los ojos con fuerza, deseando que todo aquello se acabara, que el dolor se esfumara.

De un momento a otro ese deseo se realizó, porque no estaba más en ese lugar y sí en uno que ya conocía, era la habitación de la bruja y yo no estaba en mi cuerpo de hombre.

Solo así podremos ayudar a la salvadora.

—¿La salvadora?

Himari es la única que puede salvar nuestro mundo, Byeol, para eso vas a tener que quedarte aquí, en mi cuerpo, si no lo haces, morirás y no podré introducirte en su cabeza.

—¿Cómo...

Tu pasado me va a buscar, porque quiere ser como los otros, va a venir junto a tu madre y todo va a cambiar, tendrás que tener paciencia si quieres que todo se encaje, si no lo haces, no solo ella morirá, así cómo tú. Himari está destinada a ser la salvadora de nuestro mundo y la reina en su mundo.

—¿Y qué pasará después? ¿Si no la salvo? ¿Si no soy capaz de hacerlo?

Sabes que eres capaz, pero vas a tener que ser fuerte, porque si no, vas a quedarte encerrado en este cuerpo para siempre, vas a ver como tu otra versión mata a la persona que más amas en tu vida y Himari nunca despertará, la habrán matado también en su mundo.

—¿Y Melisa?

Melisa va a existir, en el mundo de los humanos no va a ser tu hija, tu otra hija ni siquiera va a existir, lo siento, no puedo cambiar eso, la sangre de un humano recorrerá las venas de la que era tu hija en nuestro mundo, él estará cerca de tu otra versión.

—¿No puedo solucionar eso?

Si intentas volver al pasado de nuevo, recomenzar todo de cero, vas a vivir lo que ya viviste siendo esta peor. Vas a tener que tomar una decisión, o salvas a tu hija o salvas a nuestra salvadora, si escoges salvar a Himari, Melisa va a existir, solo va a llevar la sangre de otra persona, si decides salvar a tu hija, entonces nunca habrá existido y Himari morirá.

—No es justo, no puedes hacerme esto bruja.

Nada en esta vida es justo, Byeol, este es tu destino. Tal vez, tengas que morir, tal vez puedas salvarte y vivir tu final feliz, pero no me puedes pedir que cambie algo que ya está trazado, lo siento, ahora solo depende de ti.

En ese momento no dudé en hacerlo, aunque me doliera, quería verla feliz, con nuestra hija aunque no llevara mi sangre, así que tomé la decisión que tenía que tomar, me convertí en la bruja para guiar a mi yo del pasado y evitar que matara a Himari.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora