AMARSIGARE IV

7 1 4
                                    

—¡Papá, despierta!—Desconocía esa voz, sin embargo allí se encontraba, una pequeña me tiraba de la ropa, mientras intentaba despertarme.

«¿Quién eres tú?» Quise preguntarle, aún así, las palabras cortaban mi garganta cuando sus ojos se cruzaban con los míos.

«¿Qué hace ella aquí, en dónde estoy?» Me cuestionaba en ese momento, me encontraba en el césped bajo los rayos de luz, el cielo estaba tan hermoso, las flores blancas nos rodeaban, por otro lado la niña de cabellos largos rubios me abrazaba y aquella mujer me miraba. Lo hacía con amor, no estaba entendiendo absolutamente nada, perdido, así me sentía.

—Te has quedado dormido, amor—«¿Amor?»—Pero no te preocupes que hemos traído todo con Melisa, mira—ella me mostraba la canasta llena de comida con una sonrisa de punta a punta, una que se escondía en aquel día que por primera vez la había visto.

Me tragaba las palabras, porque no sabía lo que decir en ese momento, sus ojos verdes con algunos tonos marrones hacían conjunto con el vestido que llevaba puesto, uno todo floreado, parecía que estaba viviendo en una película de romance, con una familia normal, feliz, tranquila, sentía que hacía parte de ese momento mientras la niña me tocaba las mejillas y movía mi boca para que yo sonriera junto a ellas, de pronto me vi haciendo eso involuntariamente, aunque me seguía cuestionando, el por qué.

«Harry me dijo que mi hija tiene ocho años y se llama Melisa, está niña parece tener esa edad y se llama igual, aún así: ¿Qué hace Himari en este "sueño" tan raro?»

Ni siquiera sabía si era un sueño o una pesadilla, pues aquella felicidad no duró mucho más de lo que estaba en aquél momento viviendo.

—¡No!—Gritaba la mujer viendo cómo Melisa comenzaba a quemarse frente a nuestros ojos, Himari estaba ardiendo y yo desaparecía ante sus ojos, mientras ella me buscaba, yo intentaba ayudar, aunque supiera que fuera imposible. Ellas no me estaban viendo más y parecía que yo iba a morirme en ese instante.

Te despertaste.

—¿Qué ha sido eso?—Le pregunté a la voz que me había dejado nuevamente en lo oscuro.

Parte de tu pasado y tú futuro, Byeol.

—Eso es imposible, ni siquiera la conozco realmente.

Claro que la conoces, así como yo, ya la amaste y lo siento, pero la vas a amar.

—Basta de decir tantas estupideces, yo voy a matar a Himari.

Por más que lo intentes, nunca vas a conseguir matarla.

—¿Y tú qué sabes?

Yo sé todo lo que tú no sabes todavía, cuando pases...

—La bruja me dijo que era la salvación de nuestro pueblo, yo solo quiero que nuestro pueblo desaparezca, ¿por qué entonces la salvaría?

Porque siempre te haces la misma pregunta y siempre cambias de opinión, eres demasiado orgulloso Byeol.

—No, solo tengo un objetivo, veo que tú no, si fueras realmente yo, la hubieras matado.

Yo soy tú, pero nuestra diferencia es que yo sé lo que somos, tú no. De cualquier manera, Himari no te va a ver en tu forma original.

—No puedes decir quién soy o decidir quién seré.

Es verdad, pero tengo claro que tú lo sabes a la perfección y tú escogiste esto para ti.

—Deja de hablarme, ¿En dónde está? Ya estoy cansado de tantas volteretas, necesito encontrarla para poder terminar con ella.

Si matas a Himari, vas a matar a su hija.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora