VOLVIENDO AL PASADO VI.

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A veces no sabemos cómo distinguir lo malo de lo bueno, eso es porqué determinadamente nuestra inocencia yace dentro de nosotros, aún siendo personas adultas.

Ese día llevaba puestos unos tacos, eran tan elegantes que ni siquiera podía imaginarme que los estaba vistiendo, ni mucho menos aquel vestido color plata, el cuál bajaba hasta un poco más de la mitad de mis piernas.

—Te ves hermosa, Himari—me dijo, después de tanto, había conseguido un trabajo en el que me miraban como una persona normal y no como alguien fuera de ello.

—Muchas gracias, Jen— así era su nombre, Jeniffer, la primera compañera con la que había socializado, mientras me daba una copa su sonrisa se asomaba, un gesto honesto de su parte que me dejaba dentro de todo tranquila.

«Como me gustaría ser tú, por un momento», pensaba mientras la veía, no era envidia y sí admiración, porque a pesar de todo, aquella chica continuaba con la sonrisa aplastada en su cara, tranquila, sin arrepentimientos de los rumores o de las miradas que se fijaban sobre ella todos los días.

"No me extraña que esté al lado de él, seguro que vino solo por su dinero, es solo otra extranjera" era lo que decían de ella, su piel también parecía afectarles, pero sobretodo que tuviera la vida que tenía junto al hombre al cuál querían y trataban como si fuera un verdadero príncipe. Aunque en el fondo sabía que era solamente una fachada, nada de aquello era real y a ella parecía no importarle.

—Byeol te está esperando— . No sabía quién era, sin embargo, tenía claro que nuestro jefe lo conocía a la perfección y que yo sería la traductora, «pasar desapercibida», era mi objetivo.

Por un momento olvidé todo lo que cargaba, Jen, me había dado una copa de vino blanco para que la bebiera antes de presentarme, tal vez ella era la única que notaba lo nerviosa que me encontraba, «normal, eres una persona totalmente normal, solo vas a acompañarlos a la reunión y traducir, es lo único que tienes que hacer, Himari», me decía a mí misma mientras continuaba caminando hacía la sala.

Las personas nos miraban, no me sentía despreciada, sin embargo podía sentir ese peso en los hombros de mi compañera. No borró su sonrisa a pesar de ello, continuó como si nada, «eres tan valiente», quería decirle, no me salía, «¿por qué no soy así?» Me cuestionaba mientras revivía una y otra vez aquella imagen que por más que quería no salía de mi cabeza.

—Kenzo—le dije al entrar, sin dudarlo mi jefe depositó un pequeño beso en Jeniffer, no sin antes saludar, entre nosotros no existían formalidades, me sentía culpable por ello de vez en cuando, pero no podía hacer nada, al final, era lo único que me mantenía en aquél trabajo, por otro lado, la ingenuidad de mi compañera no percibía lo que estaba sucediendo, «ella piensa que es solo una amistad», no lo era.

—Bien, ya que estamos todos, podemos comenzar con la reunión—determinó, mientras todos nos sentamos en la mesa circular, no podía evitar mirar a la persona que estaba frente a mí, aunque quién lo hubiera hecho fuera él primero Byeol tenía el pelo atado en una coleta, su sonrisa era una perfecta compañía de su mirada, aquellos ojos negros eran tan profundos que ni siquiera el cielo en la noche podía ser tan hermoso. Mientras traducía todo lo que decía, sentía como algo en mí me alertaba de que aquello no estaba del todo bien, aunque nada podía hacer, porque esa tensión la sentían todos de lejos.

Lo pude percibir por el toque de Kenzo bajo la mesa, él estaba en el medio, Jeniffer de un lado, yo de otro, por un momento me pregunté si ella realmente no lo estaba sintiendo, no obstante me olvidé de ello, dejando de lado lo que me estaba perturbando.

—Fue un placer conocerla, señorita Himari—determinó él al levantarnos de nuestras sillas.

Por primera vez me sentí cortejada como si fuera una reina, sus labios se habían posado en mi mano derecha haciendo una reverencia. Acepté el gesto y también el papel que me había dejado bajo la palma sin que nadie se diera cuenta, «¿cuándo lo ha hecho?» Me cuestioné, ni Kenzo, ni Jeniffer lo habían visto.

Primero las damas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora