Capítulo 21: Koi No Yokan.

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Draken's POV:

-Nezuko...- Su expresión enfadada me lo decía todo, había malentendido la situación. Este no era exactamente el momento en el que más me apetecía tener que explicárselo todo, pero era eso o jugarme su confianza otra vez.-No sé cómo lo ves tú, pero te aseguro que no es lo que parece.- No acerté con ninguna de mis palabras, su expresión me dejó ver que solo había conseguido enfadarla más. Miré a mi alrededor y las chicas del burdel alzaban las manos en derrota, abriendo sus paraguas y yéndose de la escena, dejándonos completamente solos.

Y a mí un poco vendido a mi suerte.

-¿Sabes? Hoy dejé mi orgullo de lado para defenderte, así que espero una explicación lógica a todo esto.- Para mi sorpresa no alzó la voz ni montó un escándalo ni se puso en modo victimista para poder echarme de todo en cara.

Como se nota que no estoy acostumbrado a esto.

-Emh... Yo...- Suspiré rendido tras mirar hacia todas partes, buscando qué decir para que lo entendiera y me creyera. Me hice a un lado de la puerta antes de continuar, su mirada expectante seguía sobre mí.-Solo pasa adentro y te lo contaré todo.- Me miró confundida y desconfiada, aunque a su mismo tiempo curiosa. Vaciló por unos segundos pero me hizo caso.-Sigue hasta el ascensor, tenemos que subir para poder enseñártelo.- Siguió de frente y llamó al ascensor ella misma. Subimos y pulsé el botón del 5º piso.

El silencio entre los dos era incómodo, estaba molesta pero no se cerraba en banda a cambiar de opinión. Aún así su enfado me imponía un poco y tenía miedo de cagarla aún más con mis palabras. Llegamos al piso y entramos a recepción, Nezuko miraba a su alrededor, analizando todo lo había delante de ella. Su expresión se endureció cuando su mirada se topó con la mía.

-Esto solo empeora las cosas.- Su atención volvió a cambiar de mí a otra chica que salía de la oficina del jefe, llevaba lencería transparente y tenía una expresión amable, para dar la bienvenida a los clientes. Cambió de golpe al vernos a los dos.

-Oye, Kenny, podrías haber cambiado la bombilla del jefe también.- Su voz sonó más bien borde, al analizar quién iba conmigo se puso especialmente seria.-Y no deberías traer aquí a tus amigos, en especial si son chicas. A parte, vais a empapar todo el suelo, era mejor que la llevaras a casa.- Volvió la mirada hacia la ventana del mostrador en la cual se podía ver al jefe leyendo un periódico, él solo levantó la vista e hizo un gesto con la cabeza para saludar.

-Ya, ya... Al menos podríais pedir las cosas por favor.- Notaba la vena de mi frente hincharse.

Pasé mi brazo izquierdo por los hombros de Nezuko y la llevé hasta la habitación del fondo, mi habitación. Por todo el pasillo se escuchaban gemidos al otro lado de las puertas, por lo menos las duchas estarían libres ahora. Cuando ya casi estábamos delante de la puerta se paró en seco, mirando hacia arriba para conectar sus ojos con los míos. Intentaba mantener la compostura pero se notaba que estaba nerviosa.

-¿A dónde narices se supone que me llevas?- Saqué la llave de mi bolsillo y estiré el brazo hasta llegar al pomo, abriendo la puerta de un pequeño empujón y dando a ver mi habitación.

-Vivo aquí.- Dije serio. Bajé mi mano hasta casi su lumbar y ella volvió a andar, entrando poco a poco en el cuarto, mirando cautelosamente a su alrededor. Yo la seguí y cuando ya estábamos dentro cerré la puerta tras de mí, se giró al escucharla y me miró por unos segundos antes de hablar.

-¿Es en serio?- Asentí, sacándome mi chaqueta y tirándola encima de la cama.

-Sí, y tú estás empapada. Deja que te preste una muda, no deberías quedarte así mucho más tiempo o cogerás un resfriado.- Su mirada seguía cada movimiento que hacía. Saqué una camiseta y unos pantalones de cuando era más pequeño, le quedarían grandes pero no tanto como mi ropa de ahora.

Draken • Ken RyugujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora