IT'S JUST A MISTAKE

Es solo una... Competencia

Pedri:

—Vamos a hacer como que no le pediste su teléfono a mi novia—dije mientras me acercaba para estrecharle una mano a Julián.

—No sabía que era tu novia—respondió con una sonrisa.

Fer y Pablo nos miraban con el ceño fruncido.

—Y voy a hacer como que tampoco le llevaste flores—añadí, solo para que quedara claro.

Fer y Pablo me miraron.

—Técnicamente se las llevé a la niña con la que trabaja—respondió, encogiéndose de hombros. Parecía un poco avergonzado.

Fer y Pablo miraron a Julián. 

—La intención estaba ahí—agregué.

Fer y Pablo parecían tan confundidos.

—¿Qué?—dijeron al mismo tiempo.

Ahora sí que sonreí.

Como Julián y Pablo se habían hecho buenos amigos, él se había ofrecido a venir por Julián al aeropuerto de Barcelona. Fer y yo nos habíamos colado, o bueno, Fer se había colado, yo había venido con la intención de que todo lo que había pasado entre él y Morgan quedara atrás.

—¿Pasado?—preguntó Julián levantando una ceja. 

La invitación a dejar atrás todo este asunto en el que un futbolista del equipo rival había coqueteado con mi novia, estaba implícita en su pregunta.

No me apetecía estar molesto con alguien, además estar celoso me sentaba de lo peor y Julián me caía bien.

Mientras no ligara con Morgan.

—Pasado—respondí.

—¿Qué?—volvieron a preguntar Fer y Pablo.

Julián y yo soltamos una risa.

Morgan:

Todos los chicos parecían sumamente nerviosos.

Habíamos venido una hora antes para que pudieran calentar como es debido y justo ahora, la tensión y preocupación viajaban por el aire. Ganar esta competencia era nuestra única oportunidad para llegar a las Internacionales y conseguir, como lo decía Mónica, que su Estudio sea el mejor del mundo, junto con un título que lo testifique.

—¿Estás nerviosa?—le pregunté a Julieta mientras le arreglaba su peinado en lo que ella abría sus piernas en un ángulo de ciento ochenta grados.

Ella negó con la cabeza, pero no me miró a los ojos.

—Admitirlo no te hace más débil—susurré y me puse en la misma posición que ella para llamar su atención.

Sonreí cuando funcionó.

—¿Tú también te ponías nerviosa cuando bailabas?—preguntó, bajito.

—Sí y la verdad es que las condiciones de mi antiguo trabajo no me gustaban, pero amaba bailar, tanto, que cerraba los ojos para sentir mejor—expliqué. 

Quería borrar todos los recuerdos de lo que había vivido, pero no podía. Me había tomado mucho tiempo, pero ya lo había entendido. De cierta manera, era quién era gracias a ellos, fueran buenos o malos.

—No puedo cerrar los ojos ahora o voy a darle un cabezazo a Marcos y Michael—dijo medio en broma y me hizo reír.

—Tienes un gran talento—dije y tomé su mano—. Solo tienes que disfrutarlo, eso te hace una bailarina de ciento diez porciento.