IT'S JUST A MISTAKE

Es solo un... Tiempo

Pedri:

—¿Qué pasa?—preguntó Pablo cuando llegó a mi—. ¿Qué fue lo que pasó?

Me tendió la mano y me ayudó a ponerme de pie.

En ese instante escuchamos el silbato del árbitro y comenzamos a caminar hacia los vestidores. Era medio tiempo.

—No es nada—respondí y me llevé ambas manos a la cintura para tratar de recuperar el aliento.

íbamos perdiendo 2 a 3.

—¿Qué pasó?—preguntó Ansu llegando a nosotros.

—Pareciera que tienes la cabeza en otro lado—agregó Ferrán, luciendo realmente preocupado.

No respondí, aunque tuviera razón. No estaba dando mi cien por ciento, lo había intentado, pero la conversación de Angie y Morgan volvía una y otra y otra vez a mi cabeza como en bucle. Iba a volverme loco.

¿Y cómo podría no hacerlo?

Hasta hace unas horas Morgan era la mujer de mi vida. Se había metido tan dentro de mí sin que yo me diera cuenta, que sentía que me faltaba el aire ahora que la había escuchado.

¿Es que no se había enamorado de mí?

¿Lo único que quería era mi dinero?

¿Nada más?

Yo se lo había dado todo.

Y no hablaba de lo material, hablaba de mi corazón. Uno que me había esforzado tanto por reconstruir y sanar. A pesar del miedo, del pasado, a pesar de todo, yo se lo había dado...

Ella me tenía en sus manos.

Y no se había enamorado de mí.

No pude escuchar nada de lo que dijo Xavi al equipo, o por lo menos no, hasta que Pablo me dio un pequeño codazo y me señaló con un ligero asentimiento que Xavi me estaba esperando. Al parecer quería hablar conmigo. Me puse de pie y me esforcé por contener una mueca de dolor.

—¿Estás bien?—preguntó Xavi en cuanto nos alejamos un poco de los demás.

—Sí, lo estoy—le aseguré.

—Pues no lo parece, creo que estás un poco desconectado del partido—siguió Xavi, no en un tono duro, sino en uno preocupado—. ¿Has tenido algunas molestias en las piernas?

—No, lo prometo, es solo... Supongo que son los nervios—me sentía un completo idiota, estaba perjudicando al equipo.

Xavi asintió, no muy convencido. Él sabía que yo no me dejaba llevar fácilmente por lo nervios, por lo general era muchísimo más centrado.

—Mira, si necesitas descansar está bien, puedo sacarte y en la final entras al completo—agregó—, pero si queremos llegar a la final, te necesitamos al completo ahora, totalmente concentrado.

No quería perderme uno de los partidos más importantes de mi vida, pero les estaba fallando a todos, a Pablo, a Frenkie, a Ferrán, a Ansu, al equipo al completo y a todos los que nos apoyaban.

Necesitaba salir por el bien de todos.

Necesitábamos llegar a la final y podrían hacerlo perfectamente sin mí.

Estuve a punto de hablar, pero Xavi se me adelantó:

—Oye, descansa lo que queda del entretiempo y avísame cinco minutos antes de que termine si vas a entrar, medítalo, no me gustaría sacarte, pero te quiero al cien, Pedri.

Fui a sentarme a la banca y los chicos estuvieron a punto de acercarse a hablarme, pero mi teléfono sonó, era una videollamada de Aurora.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente por la preocupación al pensar que algo podría haberle ocurrido a Oli.