Es solo... Un no

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Morgan:

—¡Dos mil!—gritó Angie, mientras daba vueltas sobre sí misma—. ¡Dos mil pavos! ¡No puedo creerlo, pellízcame!

Estuve a punto de hacerlo, pero me detuvo:

—Ni se te ocurra.

Solté una risa.

—Yo tampoco puedo creerlo, es más, pensé que iba a pedirme que me acostara con él...

—Ah, eso no lo descartes—me cortó Angie mientras entrelazaba su brazo con el mío—. Eso es en lo único que piensan los hombres, a todas horas, aunque lo quieran negar, así que yo que tu, me mantendría en alerta permanente.

Analicé sus palabras, la verdad es que mi experiencia con los hombres no era tan amplia como la suya, pero me había bastado para darme cuenta de que si era como Angie decía.

—Muy bien, ¿así que la boda será en una casa de campo?—preguntó mientras pasábamos por las tiendas.

—Eso fue lo que me dijo y que él irá de traje.

La verdad es que no tenía nada que ponerme y le pedí a Angie que me ayudara a buscar algo, suponía que a Potter no le gustaría que apareciera con mis trapos viejos.

—Me imagino que será una boda con gente muy elegante y todas esas cosas.

—Supongo que sí.

—Entonces tienes que aparecer a la altura—Angie me jaló hacia una de esas tiendas donde nunca me había atrevido a entrar, los precios de los vestidos eran un mes de alquiler.

—¿Tú estás loca?—pregunté mientras la jalaba hacia la salida.

—¿Qué?

—Mira los precios de este lugar, no puedo permitirme algo así. Además...

—Lola—dijo Angie con tono serio—. Mira, tú y yo sabemos que lo que te acaba de ofrecer ese chico es una locura y puede que nunca jamás en tu vida te vuelva a pasar algo así. Nunca sales por cuidar a tu abuela, lo cual admiro mucho, pero por hoy, solo por hoy, permítete sentirte como una princesa.

Volteé los ojos, pero una sonrisa apareció en mi rostro. 

Angie tenía razón, esto no iba a volver a ocurrirme nunca y tal vez... Solo tal vez, era una de esas oportunidades que tanto le había pedido al mundo. Quizás también era una disculpa por lo todo lo que...

—Y por favor, déjame vivir esto a través de ti—me rogó Angie y solté una risa.

—De acuerdo—cedí y Angie soltó un gritito de felicidad.

Nos paseamos por la tienda y todo lo que veía era precioso, muy elegante y fino y... Algo que si no fuera por esta ocasión, nunca podría llevar. Traté de alejar esos pensamientos y seguir el consejo de Angie, hoy sería una princesa.

—¡Lola, mira!—dijo Angie desde otra sección, levantando las manos muy animada.

A medida que caminaba hacia ella vi a las demás compradoras, que no hacían más que mirarnos con desdén, era obvio que no pertenecíamos aquí y que la ropa que llevábamos justo ahora estaba un poco fuera de lugar, pero no hice más que sonreírles para molestarlas y mi sonrisa verdadera apareció cuando se giraban indignadas.

—Míralas, se sienten orgullosas por vestir un pantalón de seda—soltó Angie—. Pues parece que no se han enterado de que hace calor.

Y lo dijo tan alto que tuve que aguantarme soltar una carcajada.

IT'S JUST A MISTAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora