Bruno estaba molesto con el mundo, y Pablo caminaba a su lado, observándolo celosamente. El gimnasio resonaba con el sonido constante de zapatillas chirriando contra el suelo pulido y el eco de balones de baloncesto rebotando en las paredes. La tensión en el ambiente era palpable, como una tormenta que se avecinaba.Sus compañeros de equipo, sudorosos y agotados, se esforzaban al máximo en la cancha mientras practicaban para el próximo juego. La energía desbordante de Bruno, mezclada con su mal humor evidente, creaba un aura intensa a su alrededor. Muchos creían que su irritabilidad estaba relacionada con el juego que se aproximaba, y que aún lo tenía alterado por lo ocurrido el año pasado.
Bruno sudaba profusamente, apoyando sus manos en las rodillas para descansar entre los ejercicios. La mirada de sus compañeros reflejaba la preocupación por la actitud de su líder, el jugador estrella del equipo.
Pablo trotó hacia él con una botella de agua, tratando de calmar la tormenta que se manifestaba en su amigo.
- Necesitas descansar un poco, sobre exigirte no es lo mejor para ti ni mucho menos para el equipo. Sobre todo, si tenemos un partido pisándonos los talones -dijo Pablo seriamente. Bruno tomó la botella, pero su mirada permanecía fija en la puerta, como si estuviera concentrado en algo más que el juego.
Sus ojos cayeron en el grupo de porristas que también estaban dando lo mejor de sí para el gran día. Antonella, con su gracia y determinación, dirigía y corregía algunos pasos de sus compañeros. La atención de Bruno fue atraída por la pequeña Kyle, quien, al notar que la observaba, alzó su mano saludándolo animadamente. Pablo le devolvió el saludo, pero Bruno dejó de prestarle atención, sumergiéndose nuevamente en sus pensamientos.
- Deberías ser más cortés con las chicas -comentó Pablo, tratando de desviar la atención de Bruno.
- Me molesta que estén en el gimnasio ensayando. ¿No tienen otro lugar para ir a molestar? -respondió Bruno con amargura, sus ojos clavados en las porristas.
- Bruno, no seas cruel. Ellas solo están haciendo su trabajo, animarnos -intervino Pablo, observando a las chicas con un tono más comprensivo. Bruno rodó los ojos, pero algo más parecía rondar en su mente.
- Lo único que hacen es distraerlos a ustedes, hormonales de mierda.
Pablo frunció el ceño ante la respuesta de Bruno.
- ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás celoso porque Kyle me saludó?
Bruno lanzó una mirada fulminante a su amigo.
- ¿Celoso? ¿Por qué? Kyle y Antonella son como mis hermanas. Me molesta que también este grupo de hormonales observe de esa manera a las chicas.
Pablo suspiró, comprendiendo que algo más estaba afectando a Bruno, algo más profundo que la presencia de las porristas en el gimnasio.
- Bueno, como quieras. Pero no dejes que esa rabia te nuble el juicio. El equipo te necesita al cien por ciento.
Bruno asintió, aunque la tormenta en su interior no parecía disiparse. Mientras observaba a las porristas continuar con su ensayo, las chicas se detuvieron después de tanto esfuerzo, y se escuchó la voz de Antonella diciendo que se tomaran cinco minutos.
El gimnasio estaba lleno de murmullos y risas, y Bruno tomó agua mientras miraba a su amiga, quien, al notar que la miraba, caminó hacia él con una sonrisa.
- Te ves horrible -dijo Antonella una vez ya cerca de él, quitándole la botella de agua para beber. Bruno volvió a quitársela antes de que los labios de ella tocaran la botella.
- No me gusta que tomen mis cosas, Anto, y lo sabes.
Antonella soltó un quejido y se cruzó de brazos.
- Solo era un sorbo de agua, pesado.
- Sí, pero tus gérmenes estarían en mi agua. Tú tienes la tuya.
Antonella no dijo nada más al ver que Pablo caminaba hacia ellos, saludó a Antonella con un beso en la mejilla y ella solo le sonrió de manera amable.
- ¿Cómo van con sus ensayos? - preguntó interesado, Pablo.
- Bien, de hecho estamos muy ansiosas por el juego. ¿Y ustedes, Bruno? - Bruno solo asintió con la cabeza bebiendo su agua, Pablo respondió:
- Estamos bastante bien, tenemos la mentalidad de que vamos a ganar.
- ¡Claro que sí! ¡Bruno y el resto son demasiado buenos!
- Gracias, Anto. - respondió Pablo nuevamente. Se quedaron en silencio unos segundos y el joven volvió a hablar - ¿Y cuándo serán las audiciones?
- Después del gran juego, creo que el martes en la tarde, Josefina me lo iba a confirmar.
Bruno con un poco más de interés, se volteó a ver a su amiga mientras hablaba sobre la cantidad de personas dispuestas a unirse al grupo de porristas.
- ¿El martes? ¿Serán aquí en el gimnasio? - Bruno preguntó con un tono de voz molesto mientras pronunciaba las palabras. Antonella asintió.
- Así es.
- Los martes tenemos entrenamiento.
- Lo sabemos, pero serán antes del entrenamiento, así que no te molestaremos con tu preciado entrenamiento, Brunito.
Antonella vio cómo su mejor amigo rodó los ojos por el sarcasmo utilizado en sus palabras. Bruno era fácil de molestar, especialmente cuando se trataba de todo lo relacionado con el baloncesto. Encendía como una chispa en el bosque. Con algo de emoción en su voz, se escuchó a un chico del equipo preguntar a Antonella:
- ¿Podemos estar presentes en la audición?
Antonella les sonrió y les dijo que sí podían estar presentes en esa audición. Los chicos celebraron tal aceptación, ansiosos por saber quiénes serían parte del equipo. Una de las mejores partes para los chicos era ver a las chicas moviendo su cuerpo enérgicamente. Bruno negó con la cabeza.
- ¿Van a venir a la audición de las nuevas chicas? - la voz de Kyle se hizo presente, y algunos ojos se posaron en la menor, que se veía maravillosa con su ropa deportiva ajustada al cuerpo de color rosa pastel. - ¿Tú también vendrás, Bruno?
- Claro que no.
- ¡¿Por qué no?
- Prefiero llegar cuando sea el tiempo del entrenamiento.
Bruno se alejó mientras sus compañeros de equipo se sumían en risas y comentarios sobre su resistencia a la audición de porristas. Kyle, con su risa juguetona, se acercó a él.
- Vamos, Bruno, podrías hacer una excepción y disfrutar del espectáculo. Será divertido.
- No me interesan esas cosas -respondió Bruno, intentando mantener su seriedad.
- ¡Qué lástima! La mayoría de esas chicas vienen a lucirse por ti.
Kyle le guiñó un ojo y se alejó, uniéndose al grupo de porristas. Bruno la observó por un momento, con una expresión neutra en su rostro, los chicos del equipo comenzaron a molestarlo, aprovechando esa oportunidad, pero Bruno no expresaba emoción alguna, mando a callar a todo el equipo y les dijo que el entrenamiento se terminaba por ese día
- Son solo las seis y media ¿Estás seguro? - pregunto su mejor amigo.
- Si, ahora vayan a ducharse y lárguense de mi vista.
Mientras se alejaba, aún frustrado por las burlas de sus compañeros y chicas del equipo, no pudo evitar preguntarse si, tal vez, estaba subestimando la audición de porristas. Aunque su mente racional le decía que no le interesaba, algo en el fondo le generaba curiosidad. Sin embargo, esos pensamientos fueron reemplazados enseguida al recordar el juego del viernes. Debe estar mentalizado para ese momento. La concentración en el baloncesto era su prioridad, y cualquier distracción debía ser dejada de lado. Solo quedaban dos días para ese momento.
Bruno ingresó al vestuario, decidido a dejar atrás las distracciones y enfocarse en lo que mejor sabía hacer: jugar baloncesto. Sus compañeros lo miraron con respeto, sabiendo que, a pesar de sus tensiones, Bruno siempre estaba listo para liderar al equipo hacia la victoria.
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Cheerleader
FanfictionEn la monótona atmósfera de la Academia Privada Aurora, Patricia Castro, una escritora apasionada anónima en busca de la esencia de la vida estudiantil, se sumerge en un camino de intrigas y romances inesperados. Cuando la monotonía se desvanece, el...