Capítulo 22

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Cada vez que ella podía, lo evitaba.

Su cuerpo reaccionaba por sí solo y simplemente lo evitaba. No podía siquiera sentirlo en el mismo lugar que ella porque su cuerpo actuaba de manera torpe y sentía cosas muy raras en su interior. Era extraño, se paralizaba, pero a la vez le entraban unas tremendas ganas de huir.

Bruno se había percatado de eso, de hecho, cada vez que cruzaban miradas, Patricia salía corriendo, chocando con quien se le pusiera en frente. Al principio se le hizo divertido, pero ya habían pasado varios días en los que aquella chica lo estaba evitando descaradamente, y eso comenzó a llamarle la atención. Parecía un juego del gato y el ratón.

— ¿Todavía sigues peleado con Antonella? —preguntó Pablo, mirando a su amigo, quien no dejaba de observar la puerta de la cafetería.

— Sí.

— Bruno, hombre... deberías pedirle disculpas.

Bruno dejó de prestar atención a la puerta y giró la cabeza hacia Pablo.

— ¿Por qué debo ser yo quien se disculpe?

— O sea, sabemos que lo que hizo Antonella está mal, pero es una chica sensible...

— Oh, no. Ambos sabemos que Antonella no es exactamente sensible, es una chica con un carácter duro y sabe perfectamente que lo que hizo está mal. Yo no me voy a disculpar por lo que hizo, eso está mal.

— Entiendo, hombre, pero insisto, ustedes dos son como uña y mugre, está muy claro que le afecta estar enojada contigo. Además, Antonella tiene razón. ¿Por qué tanto interés en la nueva? La chica es un desastre en lo que hace. Entiendo a Antonella, es su equipo, quieren ser las mejores.

Bruno lo observó con una intensidad que llegó a incomodar a su mejor amigo.

— Pablo, no es solo el equipo. Patricia no es un desastre. Es nueva y está tratando de adaptarse. Todos pasamos por eso.

Pablo suspiró, sin entender del todo la postura de Bruno.

— Mira, sé que quieres ayudar, pero Antonella se siente desplazada. Siempre ha sido la mejor, y ahora siente que Patricia está interfiriendo.

Bruno se cruzó de brazos, adoptando una postura firme.

— No es justo culpar a Patricia por eso. Antonella debe aprender a trabajar en equipo, no solo a ser la mejor. Además, mi interés en Patricia no tiene nada que ver con Antonella.

— ¿Tu interés? —preguntó Pablo, alzando una ceja.

Bruno lo miró, sabiendo que había revelado más de lo que quería. Paso su mano por el cabello y se levantó de la silla.

— Está conversación ya me harto, voy a dar una vuelta.

— Te acompaño.— afirmó Pablo levantándose pero Bruno lo detuvo.

— Quiero estar solo, me siento estresado.

— Hombre, solo quiero ayudar.

— Si quieres ayudar, mantente al margen de lo que pasa en mi vida personal. — respondió y se giró para caminar dejando a Pablo en la mesa.

Sin esperarlo más, Bruno se dispuso a encontrar a aquella pelirroja. Necesitaba hablar con ella, aunque sea cruzar un saludo.

Mientras caminaba, Bruno notó a un chico conocido a lo lejos. Sin dudarlo, se acercó a él levantando la mano en señal de saludo.

— ¡Hey! — exclamó Bruno con una sonrisa. — ¡Hola! ¿Cómo estás?

El chico rubio miró a su alrededor confundido y se señaló a sí mismo.

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