Capítulo 25: Ideas, Madres y Cenas.

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Ya han pasado ocho dias desde que tanto Austin como Alex se declararon la guerra. Básicamente es algo loco dado a que ninguno ha podido llegar más allá de una linda y fuerte amistad con Nathaly. Y al parecer las ideas se les estaban agotando.

En aquella semana, no habían parado de arruinar e invitar a Nathaly a ciertos lugares o citas. Claro está que ambos chicos trataban de arruinar la cita del otro de cualquier manera aunque eso implicase actuar como loco en medio de un restaurante o llamar al 911 por que supuestamente la casa del vecino se está encendiendo. Ambos ya eran dos inmaduros en esto.

Actuaban como tal, y Nathaly parecía muy lejana a sus intenciones. No hace falta decir que además de ocasionar desastres e inventos, Robert y Zach también se encontraban contra la espada y la pared, no habían querido intervenir pero sin tenerlo previsto o sin saber cómo sucedió ambos habían accedido a ser cómplices sin siquiera notarlo.

Alex y Austin tenían sus maneras de persuadir, al final Robert y Zach eran siempre los perjudicados sin saber a quién apoyar. Es que para ellos esto era ridículo, actuaban como dos niños peleando por un juguete. Robert y Zach ya se encontraban cansados de sus actitudes. Alex y Austin apenas se hablaban y cuando se veían, era como se la habitación se encendiera, enviándose miradas asesinas o indirectas. Mucho ya era decir que se hacían bromas pesadas.

Austin  había conseguido que Nikki lo ayudase con una llamada, enviando a Alex al súper por un cereal con pasas con un nombre extraño a diez minutos de su cita con Nathaly, por supuesto que  él se vengó por hacerle llegar tarde.  Alex se levantó temprano la mañana siguiente y se había encargado de pinchar los neumáticos del auto de Austin, manteniéndolo ocupado todo el día en la mecánica. Pero las cosas no habían quedado así...ambos aún seguían con sus ya agotados planes.

Incluso John había percibido  lo que tenían esos en mente. Los había estado vigilando de cerca observando como esos dos se peleaban por su hija y de cierta forma le resultaba divertido. Lo que le sorprendía era que su hija no notara lo que esos dos tramaban, ella parecía ajena a todo eso. ¿O tal vez lo fingía?  No estaba muy seguro. Pero lo que si sabía era que esto tenía que acabar muy pronto.

﴿ﷻ﴾

Austin se movía de un lado al otro de su habitación pensando en algo que pudiese ayudarlo. Su hermoso gato de pelaje blanco lo veía caminar de un lado a otro sin encontrar sentido a la preocupación de su dueño. Austin detuvo su paso al observar como el pequeño animal de ojos verdes al igual que los suyos lo veía.

- ¿Qué? – le pregunto a Romo, su gato. Este solo lo observo mientras movía su cola de un lado a otro sin preocupación alguna. - ¿Crees que estoy loco? – pregunto como si este fuese a responderle. – si, creo que lo estoy. – suspiro.

- Si quieres puedo responder por el – sorprendido dirigió su mirada hacia la puerta donde se encontraba aquella mujer que amaba y lo conocía de toda la vida.

- Mamá, ¿no habías salido? – la mujer de cabello castaño chocolate  y de ojos del mismo color, asintio. Se acerco a él alejándose del umbral de la puerta donde habia estado apoyada antes viendo a su hijo moverse de un lado a otro dando vueltas en el mismo lugar.

- De hace un rato ya.-asintio la mujer. – y acabo de llegar, ¿desde hace cuanto tiempo estas asi? – pregunto. Austin fruncio el ceño confundido.

- No lose, creo que desde que te fuiste. – murmuro confuso.

- Entonces,¿estas asi de hace dos horas? – pregunto Michele incrédula.

- Si, supongo que si.- tomo asintio sobre el colchon de su cama y su madre emito su accion, sentandose a su lado.-¿Qué sucede? – pregunto una vez que tomo asiento. Acaricio su cabello suavemente mientras el suspiro. – no sueles estar actuar asi con frecuencia, ¿problemas?

Aprendiendo a ser Padre. «John Cena»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora