Epilogo

1.4K 112 5
                                    

Casi dos años después.

Taehyung se relamió los labios cuando su mano apretaba con más fuerza el delgado pincel que usaba para delinear la flor de camelia que llevaba pintando desde hace varias horas.

—¿Qué haces? — la voz que sonó a su espalda le hizo soltar un brindo desde su lugar.

Soltó un quejido y dejo un porco frustrado el pincel, estaba siendo más difícil de lo que pensó.

Jungkook se acercó hasta sentarse a un lado de el, la chimenea estaba con los troncos encendidos, era el inicio de su segundo invierno y para Taehyung vivir con ese frio constante le seguía pareciendo un tormento.

—Pudiste avisarme que habías llegado — le reclama con un puchero—, ahora ha quedo horrible esta línea, ¿lo ves?

Acerca la taza que tenía en la mano, con el dibujo enfrente de la flor que intentaba hacer, el otro no hizo más que reírse.

—Llevo ahí parado unos cinco minutos — le informa—. Además, pienso que se ve bien, mucho mejor que las otras que has hecho.

—¿Enserio te gusta? — el otro asiente—. Son camelias tus favoritas y unas flores de cerezo mis favoritas, como las de corea en primavera.

Jungkook sonrió un poco melancólico.

—¿Es parte de alguna de tus tareas?

—No, solo quiero hacerlo de nuevo, es la tuya y la mía.

—¿Tendré de nuevo otra taza de regalo?

Taehyung lo miro con recelo, era la quinta vez que hacia una taza pintada a mano y por supuesto la quinta que tendrían en la casa.

—Mmh, si te portas bien tal vez en navidad, pensé en hacerle una a Jin y medársela — dice mientras deja por fin la taza en el suelo y se gira a ver a Jungkook, tiene ese traje negro que suele usar cuando va al trabajo, un poco más desalineado ya que se ha quitado la corbata y desabotonado los primeros botones—. ¿Crees que le guste la taza o deba enviarle algo más de regalo de cumpleaños?

—Son lindas las tazas — afirma Jungkook, que es detenido cuando intenta tomar la misma que ha dejado.

—No lo hagas, la última vez tomaste alguno de mis trabajos lo estropeaste.

—Bien, no lo hare — soltó una risa al ver la expresión de Taehyung—. Entonces, ¿has hablado con Jin?

El cuerpo de Taehyung se tensó un poco, desde que se mudaron a Canadá había perdido todo contacto y con ello todo lo que lo ligaba con su familia, era una de las cosas por las que se alegraba, aunque el contacto con Jin seguía existiendo, no era tan recurrente como tal vez le gustaría.

—Te lo conté, fue hace dos semanas.

—¿Y que has pensando? — Taehyung alzo los hombros—. No lo has hecho verdad.

—Me gusta mi vida aquí, y me gusta Canadá — se le formo una enorme sonrisa—. Solo odio el incontrolable frio y la comida, pero estas tu y es todo lo que necesito.

Jungkook aparto la pequeña manta que contenía todas las pinturas y pinceles con los que trabajaba Taehyung, solo para acercarse más, el otro no pudo evitar soltar una sonrisa cuando se dio cuenta de sus planes, lo vio inclinarse hacia el dejando un beso en sus labios para luego apartarse y rodearlo desde la espalda con sus brazos en su cintura.

Le gustaba estar en silencio en esa sala donde era su lugar favorito junto a Taehyung, dejando que el tiempo pasara afuera sin importarles a ellos, Jungkook se aferró más fuerte con sus brazos, también agradecía que el pequeño Yeontan no estuviera ahora rondando por ahí, detestaba cuando era ignorado por el.

Un amor para San Valentín | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora