Veintidós- Cuando crees que todo va bien

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Cuando crees que todo va bien resulta que no es así.

Taehyung se obligó a salir de por fin de su departamento, se convenció que no podría seguir encerrado en esas cuatro paredes que lo hacían parecer prisionero de sí mismo.

Eso y que lo habían obligado a ir a un desayuno con la señora Bae y Yoonkyung.

—Mis amigas decían que eras el hombre más guapo de corea — le dice la chica cuando están solos un momento en el Jardín—. Pero no tienes buena pinta ahora.

—Tus amigas vieron una foto mía retocada de alguna revista.

—No lo creo, ¿recuerdas a Lee Eunbin? — Taehyung negó—. Casi me envía una carta intimidatoria cuando se enteró de nuestra boda.

«Boda»

Como destostaba esa palabra, y lo asfixiaba.

—¿Has pensado en lo que te dije la última vez?

—¿Sobre qué?

—Alguna idea sobre impedir esto — le recalco en voz baja, como si fuera un secreto.

—Cuando nuestros padres empezaron estabas muy convencida, no querías perder la empresa de tu padre y me pediste que aceptara.

—Si, lo es — acepto—. Pero no quiero pasar el resto de mi vida con alguien que no...

—¿Qué no...?

—No me hagas decirlo — se quejó—. ¿Has pensado en algo?

—Todo termina mal — dice al final—. Tu pierdes el acuerdo y la empresa de tu padre.

—Y terminamos casados — acepto—. En unos días mi madre me dará sus acciones de la empresa, mi regalo de bodas.

Taehyung asintió y no hablaron más.

Luego de leer el quinto informe del mes su cabeza comenzó a dar vueltas y se obligó a dejar la pantalla del computador a un lado, miro a través de la ventana, era uno de los últimos pisos y la vista de la ciudad estaba frente a él

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Luego de leer el quinto informe del mes su cabeza comenzó a dar vueltas y se obligó a dejar la pantalla del computador a un lado, miro a través de la ventana, era uno de los últimos pisos y la vista de la ciudad estaba frente a él.

Y solo pensó en un nombre.

Si cerraba los ojos podía imaginarlo.

No lo había pensado en los últimos días, cuando dejo de contarlos porque agregar un día más parecía una auto tortura.

Tal vez fue el mismo quien lo llamo.

—Señor Kim — la voz de su secretaria le hizo abrir los ojos—. Su padre lo necesita, dice que tienen una comida de negocios, me pidió que le entregará esto y lo espera donde siempre.

El dolor de la cabeza aumento.

—Gracias voy en un momento.

Suspiro profundo, se acomodó la corbata y el traje negro que llevaba puesto, abajo el auto lo esperaba, no era la primera vez que estaba en una de esas reuniones, siempre eran sus hermanos mayores, pero esta vez ellos no estaban.

Un amor para San Valentín | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora